Enlace Judío México e Israel – El día miércoles 12/5, una mujer israelí, Almog, su esposo y sus tres hijas pequeñas (de cinco, tres y año y medio de edad) escapaban del incesante ataque de misiles sobre su hogar, Ashdod hacia una zona más segura, Arad, a través de la carretera 31 cuando en la mitad del trayecto empezaron a ver varias piedras en el asfalto y a lo lejos hogueras en la mitad de la carretera… en ese instante se dieron cuenta que estaban atrapados:

Almog, su esposo y sus tres hijas pequeñas
La familia Baltuj

Se encontraron en la mitad de un “puesto de control” o checkpoint improvisado donde un grupo de árabes armados con piedras y palos estaban identificando una larga columna de coches, vehículo por vehículo para ver quien era judío y lincharle.

Cuando llegó su turno y les identificaron, los árabes empezaron a gritarles, a lanzarles piedras, intentar incendiar el coche y romper las ruedas… Almog estaba entonces al teléfono con su padre quien entendió lo que estaba ocurriendo y le gritó a su hija que salieran de allí de inmediato, de lo contrario morirían. Su marido aceleró rápidamente y consiguieron escapar 300 metros antes de que el coche se detuviera por completo debido a los imperfectos que había sufrido.

En ese momento, mientras las niñas lloraban, Almog, comenzó a rezar para que ocurriera un milagro y pudiesen escapar dado que sabían que en cualquier momento podían llegar los árabes que habían dejado atrás para atacarles y lo más probable es que ninguno de ellos lograría salir vivo de ahí .

Fue entonces cuando llegaron hasta el coche dos árabes, los miembros de la familia estaban muertos de miedo, esperando ver como en cualquier momento los dos hombres sacarían una pistola para disparar o algo semejante.

Para su sorpresa los dos desconocidos empezaron a picar a la ventana del vehículo diciéndoles que ahí no estaban seguros y que su única oportunidad de salir de ahí con vida era subirse todos al coche de ellos.

En un primer momento Almog y su marido no les creyeron ya que sospechaban de ellos creyendo que sus verdaderas intenciones eran hacerles daño y que por lo tanto se trataría de un engaño.

Llegaron a pensar que probablemente en el coche tendrían una bomba o que los conducirían hasta un poblado árabe donde los mantendrían secuestrados.

Por ellos es que decidieron esperar y llamar a la policía israelí para pedir auxilio y que vinieran a rescatarlos. Sin embargo los minutos pasaron (20 minutos) y entendieron que nadie más vendría a por ellos.

Es así como decidieron confiar en los dos hombres que decían querer ayudarles.

Finalmente los dos árabes, que pidieron no ser identificados, acabaron escoltando a toda la familia en su propio coche hasta su destino, la ciudad de Arad, donde estarían a salvo.

Antes de iniciar el trayecto uno de ellos les dijo a la familia que estaban en un lugar muy peligroso y que por lo tanto si alguien los veía los degollarían, por eso les insistió para que se escondieran en el coche agachando las cabezas. El conductor árabe condujo lo más rápido que pudo para salvarles.

Lo más interesante es que el árabe beduino que los salvó les contó que él había salido de casualidad de su casa dado que desde varios hace días que empezaran los disturbios él no había salido al exterior, pero cuando los vio en problemas decidió actuar…

Un episodio idéntico tuvo lugar el mismo día cuando la familia judía Baltuj tomó un desvío equivocado a causa de la aplicación de móvil “Waze” hacia la cercanía de un poblado árabe, Genin.

Inmediatamente un grupo de unos 30 árabes incluyendo un niño de unos 10 años con una pistola en la mano se avalanzaron sobre el coche, arrojándoles piedras.

Tratando desesperadamente de controlar la situación, el padre de familia, Ben Or, les gritó que se detuvieran puesto que había niños pequeños en los asientos de atrás (de cinco, cuatro y tres años de edad).

En ese instante el atacar a los niños se convirtió en la prioridad de ese grupo de árabes y para defenderlos sin importar el precio la madre se lanzó sobre ellos recibiendo varios golpes en el rostro.

En medio de todo el caos afortunadamente lograron escapar con el coche hasta otro poblado árabe, Um el Fajem. Ahí llegaron rápidamente varios árabes, hombres y mujeres que entendiendo la gravedad de la situación decidieron proteger a la familia judía y formar un círculo de seguridad alrededor del vehículo de la familia, aparcando sus propios coches al rededor de ellos para que nadie que quisiera hacerles daño pudiera acercarse, hasta que eventualmente los pudieron llevar al hospital donde fueron atendidos de sus heridas.

Cuento todo esto y me cuesta creer que esté ocurriendo. Desde luego cuando me mudé a Israel hace nueve años a la edad de dieciocho, jamás pensaría que podría llegar a ver esto en las noticias.

Es trágico y profundamente triste que en el estado de Israel una familia judía tenga que escapar por un lado de las incesantes ráfagas de cientos de misiles que son lanzados desde gaza con el único objetivo de matarles y por otro lado de árabes que viven en Israel y que intentan lincharles, incluyendo a sus hijos pequeños de pocos años de edad.

Es impensable e inadmisible y está situación que lleva propagándose varios días nos arroja a los episodios más oscuros del antisemitismo en Europa.

Pero afortunadamente hay muchos árabes que no son así, árabes que no han perdido el juicio y están dispuestos a ponerse en peligro a sí mismos y salvar vidas sin importar a que bando pertenecen simplemente porque es lo correcto.

Así como muchos judíos en una situación semejante decidirán salvar a una familia árabe de un linchamiento contra ellos.

Quiero creer que no son pocos y que es una minoría radical y peligrosa quienes están tomando el control estos días en las calles mediante la violencia y el miedo que infunden incluso entre el resto de la población árabe.

Llevamos meses escuchando en las noticias los altos índices de criminalidad y violencia que está teniendo lugar en las principales ciudades y barrios árabes, quienes están sufriendo a manos de grupos armados y mafias. Pero no es sino hasta ahora en plena guerra, que nos explota a todos en la cara.

Sea como sea decido centrarme en el lado positivo, en la valentía de esos dos árabes beduinos y los árabes de Um el Fajem que socorrieron a las familia judías y rezo para que aquella parte de la población árabe que están cometiendo estos actos de odio pueda avanzar hacia una conducta y ideología pacífica y abandonen el odio, el antisemitismo y la violencia aunque no soy ingenuo y se que no será tarea fácil…

Por otro lado rezo para que nosotros los judíos, sepamos actuar correctamente y no caigamos en el mismo error, en la retórica del odio tomándonos la ley por nuestra cuenta como ocurrió en el lamentable y deleznable linchamiento de un árabe inocente en Bat Yam (el mismo día que un judío había sido linchado en Aco).

Simplemente el mal que nos hacen a nosotros es inadmisible que lo reproduzcamos y se lo hagamos a otros.

No estoy diciendo que no debamos defendernos si nuestra integridad física o la de un cercano está siendo amenazada, pero no confundamos las cosas no hay ninguna valentía ni valor en que un grupo de treinta hombres golpee sin cesar a un hombre que lleva varios minutos tendido en el suelo sin responder a los puñetazos y patadas que le dan en la cara ensangrentada.

Es pura cobardía y un comportamiento deleznable. La más puras expresión de la pulsión tanática más primitiva y animal que se halla en nosotros. Y este es un mensaje que árabes y judíos deben entender por igual.

Así mismo debo enfatizar que me siento altamente orgulloso de la respuesta de la sociedad israelí ante el linchamiento de ese árabe a manos de judíos en Bat Yam: políticos de derechas e izquierdas por igual periodistas y ciudadanos, todos condenamos ese acto de violencia gratuita y sin sentido.

Esperamos de la población árabe que así mismo condenen las decenas de linchamientos que se llevan cometiendo contra judíos en la calles de las principales ciudades mixtas del país, las quemas de sinagogas y de coches.

Ante todo si queremos evitar una verdadera guerra civil hemos de centrarnos en episodios como estos, actos de bondad y altruismo entre las poblaciones.

Tenemos que darles más importancia a los episodios que nos unen que aquellos que nos dividen. Por que si no, si solo le damos lugar a las escenas de linchamientos de judíos a manos de grupos violentos de árabes por ejemplo, movidos por el miedo la rabia y la frustración veremos un enemigo en cada árabe que veamos en la calle…

Pero eso no es así, a pesar de la inseguridad la cual no estoy negando no podemos olvidar ni negar que realmente hay muchos árabes que han logrado formar parte del conglomerado de la sociedad israelí y trabajan a nuestro lado ya sea en hospitales como médicos y enfermeros, en instituciones jurídicas, policiales y en restaurantes o mercados.

Esta escalada con Hamás llegará a su fin (hasta la siguiente) pero es con la población árabe que vive aquí con nosotros con quien debemos convivir y debemos hacer todo lo que este en nuestra mano para no llegar a una verdadera guerra civil.

Por todo ello, a pesar del miedo que siento (mi mujer y yo no salimos de nuestro hogar sin nuestro gas pimienta), a pesar del odio y la frustración… Antes de permitir que me domine el odio, esta vez decido fijarme en la luz que hay en la mitad de toda esta densa oscuridad, porque aquello en lo que nos fijamos es lo que alimentamos en nuestro interior y en el mundo.

Escribí todo esto rápidamente antes de la entrada de Shabat rezando para que pronto llegue la paz, y que podamos abandonar la retórica de la violencia el miedo y el odio y que el mundo llegue por fin al Tikun Olam, la rectificación del mundo como dijera nuestro profeta Isaías, cuando toda la humanidad pueda vivir en paz:

“Muchos pueblos los cuales convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará espada contra otra nación, ni aprenderán más la guerra”
(Isaías 2-3)

Shabat shalom


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