Enlace Judío México e Israel- Su padre fue árabe musulmán y su madre judía, descendiente de sobrevivientes del Holocausto: Yusef Baballah, dueño de uno de los restaurantes de hummus más cotizados de Israel, cree que la convivencia entre judíos y árabes no se ha roto; simplemente se ha lastimado un poco. Hay un 5% de extremistas de cada lado que quieren destruir el país; su voz es más potente que el 95% restante, que están en casa y no aparecen en televisión.

Un problema económico, no social ni religioso

Según Yussef Baballah, a quién May Samra, directora de enlacejudio.com entrevistó en árabe, la llamada ” guerra civil” que se pudo ver , en esta ronda de hostilidades entre israel y Hamás, en las ciudades mixtas como Lod, Ramle y Akko, no se debe a un problema social ni religioso.

Los jóvenes árabes que apedrearon a judíos, quemaron sinagogas y escuelas, son jóvenes de 15-16 años, pequeños delincuentes de poca monta que son incitados para provocar disturbios. A la vez, existen bandas de judíos que hacen lo mismo por su lado, intentando linchar árabes y provocando el terror.

Del lado árabe, son utilizados por movimientos islámicos, y del lado judío, por movimientos nacionalistas, como el liderado por Ben Gvir y Smotrich; y están representados en todos lados: en los deportes, las universidades etc.

” A veces” dice Baballah, “el mismo árabe no sabe cuál es su dolor”. El restaurantero ha detectado que el problema es económico, porque los jóvenes árabes quieren integrarse pero sufren la discriminación y la desigualdad que los hace sentir como ciudadanos de segunda. El salario de un árabe es menor y no lo quieren emplear, a pesar que, en principio, tiene los mismos derecho que un judío. “Es como el caso de los afroamericanos en los Estados Unidos”, dice Yusef.

La coexistencia no se ha destruido, concluye, simplemente se ha lastimado.

La historia de un hombre de dos mundo: padre musulmán de Akko y madre judía, descendiente de sobrevivientes del Holocausto

Baballah ve a Israel como un bello pastel, siendo Akko la crema que lo decora. ” Y yo soy la cereza del pastel” dice, riendo, “pues soy el producto de la vida compartida entre judíos y árabes en Akko”.  Su padre se llamó Mohammed Ahmad Baballah, árabe musulmán cuya familia vivió la “Nakba” de 1948. Su madre fue Naomi Metal, judía polaca, y gran parte de la familia de esta mujer fue asesinada por los nazis en el Holocausto. Su abuelo paterno fue imán de una mezquita y su abuelo materno jazán de una sinagoga, así que ambos venían de familias religiosas.

Y… ganó el amor.

Se conocieron gracias al Líbano que, según Baballah, es la “madre del amor”. Después de la Independencia de Israel, Naomi era soldado en una pequeña base militar en Rosh Hanikrá, en la frontera de Líbano, junto con otras tres compañeras. Salieron a ver el paísaje y fueron presas de una emboscada del ejército árabe (que aún no era el ejército libanés). Las jovencitas fueron llevadas a un pueblo cercano a Jounie, en el norte de Líbano. Ahí estuvo 2 años cuatro meses, aprendió el árabe y también a bordar, haciéndose famosa por sus pañuelos, manteles y ajuares de novia. Familias ricas de Líbano acudían a pedir bordados a esta presa y se hizo famosa.

En 1951, la joven fue restituida a israel, probablemente en el marco de un intercambio de prisioneros, y una de las familias que solicitaban sus servicios de bordado vino a despedirse y pedirle un favor: que llevara un recado a sus parientes en Akko, con los cuales había perdido comunicación.

Después de 3 meses  en Israel, Naomi recordó el encargo y fue a buscar a la familia Baballah en Akko. La familia la recibió efusivamente, y uno de los muchachos fue aún más efusivo… y el resto es historia.

El hummus, ¿clave de la paz?

Aquí descubre la receta del hummus del restaurante el Akaui, propiedad de Yusef Baballah.

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