Enlace Judío – El presidente de la Knéset, Yariv Levin, notificó formalmente a la cámara legislativa israelí este lunes que el líder del partido Yesh Atid, Yair Lapid, logró formar una nueva coalición de gobierno, pero no fijó una fecha para la investidura del mismo, que por ley debe tener lugar a más tardar el 14 de junio, de acuerdo con The Times of Israel.

La medida es vista como una indicación de que Levin, un cercano al primer ministro Benjamín Netanyahu en el Likud, está tratando de demorar la toma de posesión tanto como sea posible para dar más tiempo a los esfuerzos del partido gobernante para tratar de frustrar la nueva y frágil coalición.

La ley sostiene que el voto de confianza debe realizarse dentro de los 7 días posteriores al anuncio del presidente de la Knéset, pero los miembros de la nueva coalición han estado presionando a Levin para que convoque la votación para el miércoles.

Originalmente se había dicho que Levin estaba sopesando programar la votación para el miércoles si parecía haber una posibilidad razonable de evitar la formación del gobierno potencial.

La nueva coalición de 8 partidos está destinada a contener una mayoría ajustada de 61 de los 120 legisladores de la Knéset, lo que significa que la deserción de uno solo de ellos podría echar abajo al nuevo gobierno.

Este lunes varios líderes de la coalición se dirigieron a sus colegas de partido, y Lapid dijo que la coalición se esforzará por unir a una nación fracturada y también por servir a aquellos que no votaron por ellos.

“Este gobierno será bueno y durará porque se basa en las cosas correctas: la confianza, la decencia, la buena voluntad”, dijo Lapid en una reunión del partido Yesh Atid, al comentar el escepticismo generalizado sobre la supervivencia de su coalición.

Lapid, quien se convertirá en primer ministro en septiembre de 2023, después de que el jefe del partido Yamina, Naftali Bennett, complete su mandato, admitió que no había cumplido su promesa electoral de formar un gobierno con no más de 18 ministros. En la práctica, se prevé que el gobierno incluya al menos a 25 ministros.

“Fallé en eso, no tengo forma de defender eso”, reconoció Lapid. “Quería un gobierno pequeño con un número bajo de ministros, esto no es bueno… [pero] esto es parte de lo que nos permitió formar un gobierno”.

Lapid hizo un llamado a la unidad en medio de una presión creciente y comentarios incendiarios de los simpatizantes de Netanyahu, quienes, al igual que el primer ministro, han criticado al gobierno como “de izquierda” y “peligroso”, y han organizado protestas denunciando a Bennett y su partido Yamina como “traidores” y “mentirosos.”

“Quiero hablar con los partidarios de Netanyahu: sé que la formación del gobierno de unidad es una crisis para algunos de ustedes, pero descubrirán que este gobierno no se está creando en su contra”, dijo Lapid. “Funcionará para ustedes, los respetará, será su gobierno también. También será un gobierno de quienes votaron por el Likud, el Shas, Yahadut Hatorá y Hatzionut Hadatit.

“Descubrirán que seremos justos con ellos, que respetaremos sus creencias y opiniones, que escucharemos sus necesidades”.

Lapid también hizo un llamado a los israelíes que apoyan al gobierno emergente para que no se regodeen: “Sé que esperaron mucho tiempo y este es su éxito, pero hay mucha gente en Israel que está preocupada por este gobierno. Necesitamos acercarnos a ellos y reducir las tensiones. No necesitamos celebrar en la plaza del pueblo y gritar que ganamos. Este es el momento de unir a la sociedad israelí. No son nuestros enemigos”.

Concluyó respondiendo a los comentarios de los partidarios de Netanyahu argumentando que los votos fueron “robados” para formar el gobierno.

“Este gobierno se está formando porque es la mayoría. Hubo elecciones, tenemos mayoría, estamos formando gobierno. Esa es la democracia, esa es su fuerza, esa es la elección que tomó Israel”, dijo.

Gideon Sa’ar, de Tikvá Jadashá, acusó a Netanyahu de “poner sus intereses personales por encima del beneficio del país” y dijo que las presiones desde la propia derecha contra sus colegas de partido y los de Yamina, “no reflejen nada más que la voluntad de aferrarse al poder a toda costa”.

Sa’ar dijo: “Dije repetidamente durante la campaña electoral… que cualquiera que quiera que Netanyahu se quede, por favor no vote por mí… Estamos haciendo exactamente lo que le prometimos al electorado: promover el cambio”.

El político se hizo eco de una advertencia pronunciada el fin de semana por el director del Shin Bet, Nadav Argaman, y advirtió que “el discurso violento e incitador que se intensifica severamente podría resultar en víctimas”.

El exsocio del mandatario también le hizo un llamado para que apacigüe los ánimos en contra de los legisladores de derecha que se han unido a la coalición de Lapid y Bennett.

El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, expresó un sentimiento similar y dijo durante una reunión con su partido Kajol Laván que “si Netanyahu decide ‘dejar tierra quemada a su paso’, dañará su legado y el país. Le pido desde aquí que acepte los resultados democráticos y respete el proceso”.

Gantz también dijo: “Podría haber sido primer ministro durante los próximos 2 años y medio en un abrir y cerrar de ojos [si se hubiera asociado nuevamente con Netanyahu]. Decidí no hacer esto para permitir el establecimiento del cambio de gobierno, y continuaré trabajando en eso”.

El domingo los líderes de los 8 partidos que componen el nuevo gobierno se reunieron en Tel Aviv por primera vez desde el anuncio de la semana pasada de que habían logrado formar una coalición.

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