Enlace Judío México e Israel – El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, recibió su primera dosis de una vacuna COVID-19 de cosecha propia el viernes, informó la televisión estatal, en medio de un esfuerzo del país para acelerar el despliegue de la vacunación.

La televisión mostró a Jamenei, de 82 años, recibiendo lo que dijo que era la vacuna COVIran Barakat, desarrollada por un conglomerado afiliado al estado y aprobada para uso público a principios de este mes.

Irán, con una población de 83 millones, ha registrado 83 mil 588 muertes por coronavirus, la cifra más alta en el Medio Oriente de acuerdo a información de The Jerusalem Post.

El gobierno del presidente saliente, Hassan Rouhani, ha culpado de una campaña de vacunación lenta hasta ahora a las sanciones estadounidenses que obstaculizan los esfuerzos para comprar vacunas extranjeras y a los retrasos en las entregas.

El país lanzó ensayos en humanos de COVIran en diciembre y desde entonces ha comenzado los ensayos clínicos de al menos otras tres vacunas.

En enero, Jamenei prohibió a los funcionarios de salud importar vacunas fabricadas en EE. UU. y Gran Bretaña, que dijo que no eran confiables y podrían usarse para propagar la infección a otras naciones.

Las autoridades dicen que Irán está acelerando su campaña de vacunación utilizando vacunas importadas, así como COVIran Barakat, el Sputnik V de Rusia que se fabrica localmente y una vacuna producida conjuntamente con Cuba.

Irán también participa en el esquema COVAX, administrado por la alianza de vacunas GAVI y la Organización Mundial de la Salud, que tiene como objetivo asegurar el acceso justo a las vacunas para los países más pobres.

Los alimentos, medicamentos y otros suministros humanitarios están exentos de las sanciones que Washington volvió a imponer a Teherán en 2018 después de que el presidente Donald Trump se retirara de un acuerdo internacional de 2015 sobre el programa nuclear de Irán.

Pero las medidas de EE. UU., que apuntan a sectores como el petróleo y las actividades financieras, han disuadido a algunos bancos extranjeros de procesar transacciones financieras con Irán.

Teherán dice que esto ha interrumpido con frecuencia los esfuerzos para importar medicamentos esenciales y otros artículos humanitarios.

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