Enlace Judío México e Israel – TODO POR MIS HIJOS

Moshé Rabenu sabe que su vida pronto va a terminar. También sabe que su pueblo, Am Israel, necesitará un líder que lo reemplace. ¿Quiénes eran los candidatos para tomar el puesto de Moshé? Lo más natural en esa época y en esas circunstancias hubiera sido que los hijos de Moshé lo reemplazaran. Al fin y al cabo todo nuestro sacrifico es “para nuestros hijos”.

Y Moshé podría haber pensado que él se sacrificó lo suficiente como para merecer ver a sus hijos tomar el liderazgo del pueblo. Aparte del punto de vista formal, y tal como lo vieron y vivieron por siglos en Egipto, Moshé merecería establecer su propia dinastía.

MERITO vs. FAMILIA

Pero sorprendentemente, los hijos de Moshé no son mencionados en la Torá como candidatos a la sucesión de su liderazgo. Los Sabios del Midrash afirmaron que Moshé en un principio sí pensó en sus hijos como sus sucesores naturales. ¿Cómo lo sabemos? Porque los sabios dedujeron esto de la yuxtaposición del texto que habla de Tselofjad, y el texto que habla de la sucesión política de Moshé.

Tselofjad no tenían hijos varones. Las hijas expresaron a Moshé que ellas merecían heredar las tierras de su padre. Al final, la Torá les da la razón y las hijas de Tselofjad obtuvieron su herencia. Los Sabios indican que en ese momento Moshé pensó: “Si las hijas de Tselofjad heredan la tierra de su padre, mis hijos deberían heredar mi posición de liderazgo”.

En este punto los Sabios, con una inusual ausencia de eufemismos, reconstruyen la respuesta teórica que Dios le manifestó a Moshé: “¡Tus hijos no hicieron nada (ישבו להם) para merecer heredarte.

No asistieron a la casa de estudios y no se esforzaron para aprender Torá.” En otras palabras, la Torá, el estudio, la capacitación intelectual y espiritual, no se recibe por herencia como un pedazo de tierra. Sin el esfuerzo personal de sus hijos por medio, heredar un puesto de liderazgo, sería simplemente nepotismo.

TRÁMITE DE SUCESIÓN

Pero aquí no terminó el tema. HaShem, al final, le transmite a Moshé que quien lo sucederá será Yehoshua, el asistente personal de Moshé. Los Sabios del Midrash dicen que HaShem le transmitió su decisión a Moshé de esta manera: “Yehoshua, si bien no es ni tu hijo ni tu sobrino, [es tu discípulo] y se esforzó en todo lo que pudo.

Durante los años que te asistió, Yehoshua se levantaba muy temprano por la mañana y se presentaba en la casa de estudios (בית ועד).

Allí, antes de que llegara cualquier otra persona, Yehoshua limpiaba el piso, disponía las alfombras y arreglaba los bancos… estaba dispuesto a realizar cualquier trabajo que fuera necesario, sin importarle que ese trabajo fuera o no fuera acorde a su prestigio. etc.…. Yehoshúa se quedaba en la casa de estudio hasta altas horas de la noche, cuando ya todos se habían marchado.”

La comparación entre Yehoshúa y los hijos de Moshé no deja lugar a ambigüedades. HaShem le enseña a Moshé –y por su intermedio a todos nosotros– que los judíos una sociedad meritocrática, es decir, y que en cuanto al liderazgo creemos en “Un sistema basado en el mérito. Donde las posiciones jerarquizadas son conquistadas el base al merecimiento, en virtud del talento, la educación, la competencia y la aptitud específica del individuo para un determinado puesto de trabajo”

LA TIERRA Y EL LIDERAZGO

A diferencia de un pedazo de tierra o una gran fortuna, la Torá –o el liderazgo en el ámbito de Torá– NO se hereda automáticamente de padres a hijos. El hecho de que mi padre sea o haya sido un gran sabio, no me convierte a mí, su hijo, en un gran sabio. Y viceversa. Es posible que un gran sabio haya tenido un padre que no era un gran sabio.

En última instancia la posición que uno tiene depende del propio esfuerzo. Así le explicó el gran sabio judío Aqabiyá ben Mahalalel a su hijo. Cuando Aqabiyá estaba por morir su hijo le pidió que “lo recomendara” a sus colegas, que eran los más prominentes rabinos y líderes del pueblo judío. Su padre se negó. Su hijo le preguntó: ¿Acaso encontraste algo malo en mí? Y su padre le respondió una frase que quedó para la historia:

מעשיך יקרבוך ומעשיך ירחקוך

«[No será mi recomendación sino] tus propios actos los que te van a acercar [a ellos] o te van a alejar de ellos»

SHABBAT SHALOM


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