Enlace Judío.- La Comunidad de Sant’Egidio, también llamada Comunidad de San Egidio fue fundada por Andrea Riccardi en Roma en 1968, ​ a la luz del Concilio Vaticano II. Es una asociación pública de laicos que se caracteriza por promover encuentros internacionales de oración por la paz con carácter ecuménico.

EMANUELE CALÒ

Francis Rooney (ex embajador de EE.UU. ante la Santa Sede), en su libro “The Global Vatican” (EE.UU., 2013), escribe que en 1968 un grupo de jóvenes católicos fundó Sant’Egidio, que se ha convertido en una ONG “muy influyente” que cuenta con sesenta mil voluntarios en setenta y tres estados, y tiene la inusual virtud de destinar sólo el 4% de su presupuesto a tareas administrativas.

A Sant’Egidio – añade Rooney – se la conoce como “la ONU de Trastevere”; también podríamos considerarla mejor que la ONU, donde abundan y predominan los regímenes autoritarios. Para la ONU en Trastevere, la paz es un valor en sí mismo y, por tanto, no está condicionada por nada. También Rooney, citando a Andrea Riccardi, informa que la verdadera utopía, entendida como locura, es la guerra: ¿quién se atrevería a culparlo?

Por Pagine Ebraiche nos enteramos de que la Comunidad de Sant’Egidio se ha adherido a la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA). La escritura fue formalizada con firma, estampada por el jefe de relaciones internacionales Mauro Garofalo en la residencia del embajador de Israel ante la Santa Sede, Oren David (considerar que el original está en inglés).

No parece arriesgado plantear la hipótesis de que Sant’Egidio actuó sobre la base de un examen serio de cada circunstancia, porque sería irreal que un organismo con una trayectoria prestigiosa que incluye un saber hacer político y diplomático considerable no profundizara en los expedientes. Más si tenemos en cuenta que el itinerario de Sant’Egidio está plagado de sus éxitos y de una gran consideración por él incluso por parte de las superpotencias. Cómo no decir que sí, es una medida inteligente, pero no solo eso, aunque solo sea porque revela una elección que solo puede surgir de la autoconciencia, incluso moral, que demuestra cómo sus éxitos no han surgido de la simple lógica del poder sino de una autoridad indudable. En un período histórico en el que no faltan la crueldad y la ambición, la Comunidad de Sant’Egidio sabe presentarse de la mejor manera, gracias a sus raíces, que están enraizadas en la razón y la moral.

Si en un momento de perplejidad alguien nos pidiera opinión sobre la adopción de la definición de Ihra por parte de la Comunidad de Sant’Egidio, nuestra respuesta sería: “es una piedra de toque”, debido a la solidez filosófica tanto de las piedras como de las comparaciones, que abundan en las Escrituras, pero no faltan en el panorama nacional. De lo contrario.

Emanuele Calò, jurista

(27 de julio de 2021)

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío