Inundaciones en Europa y el cambio climático

Más de 200 personas han muerto en Europa a causa de graves inundaciones y más de 1,000 han desaparecido en varios países, principalmente en Alemania, Bélgica y Holanda. La mayoría de los decesos y desaparecidos se han registrado en Alemania. Los estados de Renania Palatinado y Renania del Norte -Westfalia, limítrofes con Bélgica han sido los más afectados, edificios, casas y automóviles han sido arrasados por los torrenciales aguaceros.

La preocupación en Alemania se trasladó el pasado domingo al sur de ese país en la región de la Alta Baviera, donde las fuertes lluvias inundaron los sótanos e hicieron crecer ríos y arroyos. El distrito de Berchtesgadener Land en Baviera, que limita con Austria se convirtió en la última región afectada. El ministro del Interior de Alemania, Horst Seehofer, visitó algunas de las zonas más dañadas y respondió a las críticas al gobierno federal sobre la falta de prevención: “Sería completamente inconcebible que una catástrofe de este tipo se pudiera gestionar de forma centralizada, se precisa conocimiento local”.

Asimismo, la canciller Angela Merkel visitó la ciudad de Schuld, en Renania Palatinado. En este contexto, las autoridades subrayaron que la interrupción de redes de comunicación dificultaba una evaluación precisa de la situación, Merkel calificó las inundaciones como “una tragedia” y prometió que la administración federal lanzará en los próximos días un programa de ayuda de corto plazo para los municipios afectados.

En este ámbito, el gobierno de Alemania destinará alrededor de 354 millones de dólares en ayuda inmediata y miles de millones de euros para reparar casas, calles y puentes colapsados. También podría haber un pago de ayuda a corto plazo de 10,000 euros para las pequeñas empresas afectadas por el impacto de las inundaciones y el COVID-19.

La situación todavía es crítica en el oeste de Alemania ya que en el este y sur volvieron las lluvias y hay riesgo de más inundaciones. Por lo demás, muchas zonas siguen sin electricidad y agua potable.

En Bélgica el número de muertos hasta ahora ha sido de 38  y muchas personas siguen aún sin localizar las autoridades de Lieja, en el este del país han instado a todos sus residentes a evacuar la ciudad. El ejército fue enviado a 4 de las 10 provincias del país para ayudar con los rescates y evacuaciones. Los servicios ferroviarios en la mitad del sur de Bélgica han sido inundados por las precipitaciones.

El primer ministro de Bélgica Alexander De Croo declaró el 18 de julio día nacional de duelo, dijo que las inundaciones podrían ser “las más catastróficas que haya visto”.

Fuertes precipitaciones también se registraron en Suiza, Luxemburgo y Holanda. En este último país en la provincia sureña de Limburgo las aguas han destruido un gran número de casas y varias residencias de ancianos han tenido que ser evacuadas; en la ciudad de Maastricht 10,000 personas han recibido la orden de evacuación. Helicópteros de la policía y cientos de soldados han sido desplegados en diferentes regiones para ayudar a los residentes varados. Decenas de personas esperaban en los tejados de sus casas mientras eran rescatados.

Las autoridades de Holanda solo han informado de daños a la propiedad por inundaciones y no sobre personas muertas o fallecidas.

En Austria muchas áreas de la provincia de Salzburgo y provincias vecinas permanecen en alerta. Las autoridades de la provincia del Tirol occidental informaron que en algunas áreas registran niveles máximos que no se habían visto en más de 30 años.

En Suiza, parte del país permanecen en alerta de inundaciones, aunque ha disminuido la amenaza que representan algunas fuentes de riesgo como el lago Lucerna y el río Ara de Berna.

Las históricas inundaciones han avivado el debate sobre las consecuencias del calentamiento global; científicos señalan que su vínculo es inconfundible y que la urgencia de actuar contra el cambio climático es innegable. Paralelamente Finlandia atraviesa una ola de calor nunca vista antes. La Organización Meteorológica Mundial reitera la urgencia de empezar inmediatamente a tomar acciones para mitigar las consecuencias de las condiciones climáticas extremas.

Varias regiones de Suecia también tuvieron máximos históricos en junio. La activista climática Greta Thunberg denunció que esta “no puede ser la nueva normalidad; estamos al inicio de una emergencia climática y ecológica”.

Aparte de Europa varias regiones del mundo han experimentado olas de calor intensas este año. Canadá por ejemplo, está luchando contra una serie de incendios forestales en su provincia de Columbia Británica después de registrar temperaturas de hasta 49.6 grados centígrados.

Mientras tanto, las Naciones Unidas confirmaron una nueva temperatura máxima sin precedentes para el continente antártico de 18.3 grados centígrados.

Se acentúa el antisemitismo en Polonia

De acuerdo al sitio web Notes from Poland se registró una protesta el 19 de julio pasado contra vacunas del COVID-19 en Glogow Polonia, culpando a los judíos de ser responsables del inicio de la pandemia del COVID-19 en curso. Los que participaron en la protesta corearon: “los judíos están detrás de la pandemia y gobiernan el mundo”.

El partido de extrema derecha Confederación Polaca (Konfederacja) ha tenido una participación sobresaliente en muchas protestas contra las restricciones del COVID-19, y uno de sus seguidores compartió un video diciendo “que no quieren judíos en Polonia”. Grzegorz Braun, uno de los líderes de este partido, ha promovido muchas teorías de conspiración antisemita en el pasado, comparó al requisito de usar máscaras con la forma en que los judíos fueron obligados a usar brazaletes cuando eran víctimas del régimen nazi.

Por otra parte, al final de junio pasado surgió en Polonia una polémica por la ley de restitución de propiedades a los judíos, advirtiendo el gobierno “que no pagará ni un zloty (la anterior moneda del país, ni un euro, ni un dólar”).

El jefe del gabinete de Varsovia, Mateusz Morawiecki, aseguró que mientras él sea primer ministro su país no resarcirá “por los crímenes alemanes”. En este ámbito, se han registrado un intercambio de declaraciones hostiles entre los gobiernos polaco e israelí y una tensa situación diplomática. 

La ley fue aprobada en el parlamento Polaco el 24 de junio del 2021 y al día siguiente el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, la calificó de “ataque inmoral a los derechos de los supervivientes del Holocausto”, a lo que su homónimo polaco, Zbigniew Rau, replicó con acusaciones de “falta de conocimiento y mala voluntad”.

En este contexto, en Varsovia, el embajador estadounidense en funciones, Bix Aliu, escribió una carta al portavoz del Congreso polaco en la que expresaba su “profunda preocupación” sobre la ley y la posibilidad de que cause “pérdidas irreparables” a las víctimas del Holocausto a sus descendientes.

Por lo demás, se da la circunstancia de que hace pocos días aparecieron profanadas cerca de 70 tumbas judías en un cementerio de Bielsko-Biala, en el sur de Polonia. La comunidad judía de esa ciudad publicó un comunicado que calificó los hechos de “golpe a la historia de la ciudad y a toda la gente que se involucró en salvar el cementerio”, que fue establecido en 1849 y tiene la consideración de lugar histórico protegido desde 1983.

La ley polaca deja sin efecto las reclamaciones de devolución de bienes expropiados solicitados hace más de 30 años. Esta limitación eliminaría las demandas planteadas por la población judía que vivía en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial y durante el régimen comunista, lo que según el jefe de políticas estratégicas de exteriores israelí, Alon Bar, “afectará negativamente al 90% de los sobrevivientes del Holocausto y a sus descendientes”.

El cambio legislativo está motivado por la aplicación de una sentencia del Tribunal Constitucional polaco en 2015, que estableció que los procedimientos contra las decisiones y administrativas deben tener un límite temporal. El gobierno polaco decidió que este límite se situara en los últimos 30 años.

Se estima que las organizaciones judías que demandan una compensación a Polonia por las propiedades judías podrían sumar hasta 300,000 millones de dólares. En su momento el presidente del Congreso Judío Mundial expresó que la negativa del gobierno polaco a pagar las compensaciones, equivaldría a que este obtuvo un botín de guerra de las propiedades judías. Resulta inexplicable como Polonia, un país moderno miembro de la Unión Europea y con una economía dinámica, sea el único de la Unión que no ha probado leyes que regulen la compensación de bienes saqueados, que hoy en día benefician a la economía de ese país.

Independiente de la negativa del gobierno polaco del pago de compensación a los sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes por razones económicas, existe un trasfondo antisemita arraigado no solo en el gobierno, también entre una parte de los polacos, que considera que los judíos son deicidas, dieron muerte a Jesús.


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