(JTA) — El judío estadounidense Ian Seidenfeld sorprendió al No. 1 del mundo al ganar el oro en tenis de mesa en los Juegos Paralímpicos de Tokio el sábado.

El joven de 20 años ha seguido los pasos de su padre Mitchell, cuatro veces medallista de tenis de mesa paralímpico que ganó el oro en Barcelona en 1992.

El mayor de los Seidenfeld ahora es entrenador del equipo de tenis de mesa paralímpico de EE. UU., además de entrenar a su hijo y un compañero judío del equipo, Tahl Leibovitz.

El joven Seidenfeld derrotó al campeón defensor de la medalla de oro Peter Rosenmeier de Dinamarca, para ganar 3-0. Anteriormente había perdido ante Rosenmeier en la ronda preliminar.

Ambos Seidenfelds tienen enanismo pseudoacondroplasia, un trastorno hereditario del crecimiento óseo, y compiten en la Clase 6, “para jugadores que pueden estar de pie pero que tienen graves deficiencias en brazos y piernas”.

“Respeto a Rosenmeier más que a cualquier (jugador) de Clase 6, y a la mayoría de los jugadores de Para, así que simplemente incorporé eso al juego, sabiendo que competiría muy duro. Así que también tuve que competir muy duro”, dijo el atleta judío asiático.

“No podría haber soñado con nada mejor”, agregó.

Ian comenzó a jugar tenis de mesa a los 6 años y se clasificó para los Juegos Paralímpicos en 2019. El aplazamiento del COVID-19 del año pasado le permitió tener más tiempo entrenando con su padre en su casa en Lakeville, Minnesota.

Y aunque las restricciones de COVID-19 han prohibido a los miembros de la familia unirse a los Paralímpicos en Tokio, dado que Mitchell es el entrenador del equipo, pudo estar allí para el momento de la medalla de oro de su hijo.

“Cuando comenzó a jugar tenis de mesa, supe que le gustaría ser bueno”, dijo Mitchell después del partido. “Y ha tenido que lidiar con mucha presión porque tenía que convertirse en medallista de oro. Y es muy difícil. Así que ahora es medallista de oro. No tiene más presión. Era demasiada presión para un niño, pensar que la única forma de tener éxito es ser el mejor, pero tal vez eso fue lo que lo impulsó a convertirse en el mejor”.

De la traducción (c)Enlace Judío México
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