Enlace Judío – No pocos soldados y familiares indignados tenían razón en su respuesta a los comentarios hechos después de la muerte del sargento Barel Shmueli, que recibiera 2 balazos en la cabeza por parte de un terrorista del Hamás disfrazado de civil ya hace un mes.

Sin embargo, el enfado, y especialmente el sentimiento de humillación por la caída del joven de 21 años no provino de la claridad de las instrucciones, sino de la cuestión de si son correctas, adecuadas o intencionadas para la seguridad de los soldados israelíes que a veces parecen enfrentar al terrorismo islamista con las manos atadas.

Estos sentimientos difíciles, y aún más agudos, existen hacia la política de seguridad de Israel en su conjunto con respecto a Hamás y la Yihad Islámica en Gaza. Y hay que decir que esta política ha fracasado durante años. Se trata de una política laxa, de extrema moderación que ha envalentonado a los terroristas. No es una política disuasoria, decidida, y mucho menos decisiva. Está claro que no se ajusta a lo que se requiere para la seguridad de Israel y su situación estratégica. Y menos de los soldados que deben hacer frente a este tipo de enfrentamientos asimétricos.

Hay que decir la verdad aunque duela: Hamás y la Yihad Islámica no temen en absoluto a Israel ni a sus fuerzas de defensa. Saben que estos ataques israelíes son menores y que los soldados están más  atentos a no disparar a matar, Dios no lo quiera, a ninguno de sus hombres ni a otros terroristas.  Esto no nació con la errónea política de este gobierno. Es un fenómeno que se agravó con los años desde que Hamás tomó Gaza en 2006.

No es de extrañar, entonces, que los terrorista disparen y se permitan dictar a las fuerzas israelíes qué, cuándo, cómo y  dónde tendrán lugar los enfrentamientos en los límites de Gaza. Basta de disparos a soldados y civiles; basta de globos incendiarios, basta de chantaje por dinero qatarí que va a manos del Hamás.

Israel debe cambiar urgente su estrategia y optar por un criterio disuasivo y a la vez punitivo. De no hacerlo, Israel enfrentará un estado absurdo de erosión de la disuasión y un enfrentamiento agotador cuyo final no se ve a la vez que pueden aumentar los casos como el que le costo la vida al joven de 21 años. Es cierto que Israel y sus fuerzas armadas no tienen limitaciones y restricciones fáciles pero hay que decir “basta” y terminar de ser el pez atrapado en un anzuelo.

 

*El autor es director de Comunidades Plus y corresponsal en Argentina de Enlace Judío


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.