A partir de 1943 las órdenes de Hitler eran cada vez más despiadadas y sobre todo más descabelladas. Adolfo Hitler no mostraba el más mínimo interés por sus soldados, y los oficiales nazis comenzaban a notarlo.

Enlace Judío México e Israel- La Segunda Guerra Mundial se peleó por varios frentes, en distintos escenarios y en climas diferentes. En 1941, mientras la Wehrmacht, enviada a la Unión Soviética, luchaba por sobrevivir al insoportable invierno, los África Korps alemanes, comandados por el mariscal Erwin Rommel, combatían por mantener sus posiciones en África del Norte.

El mapa era más que complejo: Marruecos y Nigeria eran colonias francesas, Egipto era dirigido por los británicos y Libia era territorio controlado por los italianos.

Tanto alemanes como los ejércitos aliados luchaban por controlar la región, pues ésta ofrecía ricos pozos petroleros y el valioso Canal de Suez que definía el transporte marítimo de una guerra en la que nadie estaba dispuesto a retroceder.

En su mejor momento, los tanques del Eje llegaron a penetrar en territorio egipcio, pero en octubre y noviembre de 1942, en la segunda batalla de El Alamein, los África Korps alemanes comenzaron a retroceder, hasta que, unos meses después, fueron expulsados del norte de África .

La orden de Hitler: morir en batalla

El Mariscal Rommel aceptó su derrota y consideró que lo mejor era retirar y salvar a lo que quedaba de sus tropas, pero las órdenes de Adolfo Hitler fueron muy diferentes. El Führer ordenaba morir en batalla.

A partir de 1943 las órdenes de Hitler eran cada vez más despiadadas y sobre todo más descabelladas. Adolfo Hitler no mostraba el más mínimo interés por sus soldados, y los oficiales nazis comenzaban a notarlo.

Era definitivo: Hitler había perdido gran posición territorial, pero lo más importante es que ya no tenía la confianza de quienes algún día le juraron la más absoluta lealtad.

Era cuestión de tiempo para la derrota final.

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