(JTA) — Colin Powell será recordado en la historia como el primer Asesor de Seguridad Nacional afroamericano de EE. UU., el primer jefe del Estado Mayor Conjunto afroamericano y el primer secretario de Estado afroamericano.

Pero también fue el primer jefe de Estado Mayor en hablar ídish como segundo idioma, y ​​le encantaba sorprender a los judíos con su habilidad.

Powell, el exsecretario de Estado de EE. UU. que negoció la “hoja de ruta” para un acuerdo de paz de 2 Estados que aún conforma gran parte de la política de EE. UU. en la región, murió este lunes a los 84 años. Murió de COVID-19, dijo su familia en Facebook. Estaba completamente vacunado y, según reportes de prensa, se había sometido a tratamientos para el cáncer de sangre.

Powell hizo historia 3 veces como el primer hombre negro en un puesto de seguridad superior: como el último Asesor de Seguridad Nacional del presidente Ronald Reagan de 1987 a 1989; como presidente del Estado Mayor Conjunto de 1989 a 1993 bajo la presidencia de George H. W. Bush, quien comandó la exitosa primera guerra del Golfo; y como secretario de Estado de 2001 a 2005 bajo el hijo de Bush, el presidente George W. Bush.

Powell, hijo de inmigrantes jamaicanos que creció en el Bronx, fue un héroe en Vietnam que, a su regreso, permaneció en el Ejército y rápidamente ascendió de rango.

Desde que tenía 13 años hasta su segundo año en el City College de Nueva York, Powell trabajó para Sickser’s, una tienda de propiedad judía en el Bronx que vendía productos a nuevos padres, muchos de ellos judíos que hablaban ídish como lengua materna. También trabajó como un “goy de shabes“, encendiendo la electricidad para las familias ortodoxas en Shabat y aprendió el idioma.

Cuando se reunió con Yitzhak Shamir, el primer ministro israelí antes de la primera guerra del Golfo en 1991, le dijo men kent reden idish, “podemos hablar en ídish”, para sorpresa de Shamir. Al menos 2 veces, al participar en la conferencia anual del AIPAC, bromeó sobre sus habilidades en ídish.

Shamir y Powell compartían más que un lenguaje: en Powell, Shamir encontró al único alto funcionario de seguridad nacional que simpatizaba con la renuencia de Israel a contener el fuego ante los ataques iraquíes con misiles Scud en el país. Bush padre y Brent Scowcroft, su Asesor de Seguridad Nacional, estaban desconcertados de que Israel no quisiera depender de la protección estadounidense.

Powell, como oficial militar, comprendió la preocupación de Shamir de que quedarse fuera reduciría la disuasión de Israel, y su oído comprensivo ayudó a que Shamir cumpliera con la demanda de la administración Bush de que Israel se mantuviera con un perfil bajo durante todo el conflicto.

Powell estaba constantemente preocupado por la sensibilidad judía; encabezando una iniciativa de voluntariado bajo la presidencia de Bill Clinton, se disculpó formalmente con la comunidad judía después de que se celebró la primera cumbre de la comisión en Pésaj.

La comunidad pro-Israel, consciente de su historia, dio la bienvenida a su ascenso a secretario de Estado bajo Bush hijo, un acontecimiento que aceleró los rumores de que Powell eventualmente se postularía para presidente como republicano.

Sin embargo, hubo tensiones, ya que Powell a veces chocó con el gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharon por las acciones de Israel durante la Segunda Intifada.

Powell fue el primer funcionario de la administración Bush, de hecho el primer funcionario estadounidense, en decir, en 2001, que el resultado probable de las conversaciones de paz sería un Estado palestino.

El acontecimiento asombró a la comunidad pro-Israel, que esperaba que la segunda administración Bush se alejara de la intensa negociación de paz en Medio Oriente que había caracterizado a las administraciones Clinton y la primera Bush.

Powell tenía el oído de su jefe; para el verano de 2002, Bush hablaba de la condición de Estado palestino, y para 2003, Powell había arrastrado a un renuente Sharon a respaldar, con salvedades, la hoja de ruta, que preveía un proceso que culminaría en la condición de Estado palestino.

Sharon estaba firmando precisamente aquello por lo que había acusado a sus oponentes del partido Avodá de apresurarse apenas una década antes, cuando el proceso de Oslo, que no imaginaba explícitamente la condición de Estado palestino, fue lanzado bajo Clinton.

Powell trabajó duro para que la comunidad pro-judía de EE. UU. se uniera a la hoja de ruta, consciente de cómo la oposición entre los grupos pro-israelíes de EE. UU. había ayudado a frustrar el proceso de Oslo.

La administración Trump suspendió algunas disposiciones de la hoja de ruta, restando importancia al Estado como un resultado para los palestinos. La administración de Biden ha restablecido sus parámetros.

Powell quería un segundo mandato como secretario de Estado; siempre se arrepintió de haberse convertido en el principal promotor de la guerra de Irak antes de su lanzamiento en 2003, en particular con un discurso ante la ONU que luego se reveló que incluía distorsiones, y quería quedarse para limpiar el desastre. Powell se enfrentó al vicepresidente Dick Cheney sobre cómo se desarrolló la guerra.

Bush, sin embargo, decidió en su segundo mandato dejar ir a Powell y elevó al cargo a su Asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, convirtiéndola en la primera mujer afroamericana en ser secretaria de Estado.

Una vez más, la comunidad pro-Israel, al señalar la reputación de halcón de Rice, se regocijó. Una vez más, se sintió decepcionada cuando encabezó la presión sobre Israel para que ingresara en el proceso de paz de Annapolis en 2007.

Mientras tanto, Powell, desilusionado con el curso de la presidencia de Bush y resignado al hecho de que sus propias esperanzas presidenciales se vieron frustradas en Irak, respaldó a Barack Obama para presidente en 2008. Siguió siendo un crítico de la tendencia a la derecha de su partido, respaldando nuevamente a Obama en 2012 y Hillary Clinton en 2016, aunque no simpatizaba con ella. Donald Trump, dijo entonces, fue una “desgracia nacional”.

Tras su muerte, el primer ministro israelí Naftali Bennett expresó: “Lamentamos el fallecimiento de Colin Powell, un gran patriota estadounidense y un gran amigo de Israel. Su valiente liderazgo y un compromiso de toda la vida con la libertad y la democracia es un legado que nos inspirará por siempre. Que su recuerdo sea una bendición”.

En tanto, el canciller israelí Yair Lapid, dijo: “Por parte del Estado de Israel, deseo expresar mis condolencias a la familia y amigos del general Colin Powell. A lo largo de su distinguida carrera militar y diplomática, el general Powell fue un verdadero amigo y un socio comprometido de Israel. Que su recuerdo sea una bendición”.

De la traducción (c)Enlace Judío México
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