¿Podría el Juego del Calamar ser un mundo sin judaísmo? El juego del calamar, la serie de Netflix que ha causado tanta conmoción alrededor del mundo, ha conseguido posicionarse como la serie más exitosa en la historia de Netflix.

MARK ACHAR PARA ENLACE JUDIO – Alcanzando con una historia así como emocionante, aterradora, a más de 111 millones de espectadores en 190 países, la serie surcoreana muestra la historia de un hombre al que su desesperación lo lleva a participar en un juego turbio en el que puede competir en juegos para niños, junto con varios participantes por cientos de millones de wones.

Lo que ninguno de los participantes sabe es que las reglas del juego estipulan que solamente puede haber un ganador y que perder en el juego significa la muerte. Algo que aprenden después del primer reto.

La serie por si misma provee de una excelente historia, lo que mantiene al espectador enganchado sobre la duda sobre si el protagonista ganará o perderá la vida a mano de alguno de los personajes secundarios. Aunque, hay algo más que también hizo que los espectadores no pudieran despegar sus ojos de la pantalla, la serie televisiva, a través de la historia, reflejó muchas de las inseguridades que viven los trabajadores día con día en el mundo real.

La idea que permea en esta semejanza es la de un sistema económico que promete seguridad y tranquilidad para cada ciudadano, pero que termina convirtiendo en esclavos a todos los que participan en él, excepto a los que tienen mejores posiciones empresariales – es decir, a los más ricos.

Manifestantes en SurCorea se manifiestan vestidos de rojo con la indumentaria de Squid Game, con máscaras, tambores y banderas
Fotografía: Insider.

Este dato llevó a miles de surcoreanos a manifestarse usando los símbolos proyectados por la serie, emblemas que representan el mensaje que antes no podían poner en palabras como para unirse y exigir al gobierno una solución a la desesperación que viven día con día.

Este no es un problema nuevo, desde hace siglos varias ideologías han competido por proporcionar una solución, sin embargo, todavía estamos lejos de un sistema que vea por las personas y que mejore sus condiciones laborales, sin sucumbir a la competencia por recursos sin la presión de no alcanzar a cubrir los gastos mes con mes.

Parecería que el sistema y la calidad de vida de las personas que sirve no van a la par.

Mucho de esto se debe a que varios filósofos a lo largo de la historia e incluso hoy en día aclaman que la moral es un elemento que se aborda separado del sistema político y económico en el que vivimos. Matt Ridley, uno de los grandes filósofos de nuestros días plantea que de acuerdo a la teoría de su libro “Los Orígenes de la Virtud”, el respeto por la dignidad humana es una parte de la evolución del hombre y por lo tanto debería de ir a la par con los sistemas económicos y políticos, no obstante, la realidad argumenta lo contrario.

Foto: RFI

El judaísmo por otro lado, toma en cuenta que la dignidad humana y el respeto por la vida forman parte de todo lo que forma la vida del ser humano, desde el sistema hasta las acciones individuales de cada miembro de la sociedad.

No es sorpresa que hasta el título “El Juego del Calamar” exponga a un animal que está prohibido dentro de las reglas de Kashrut del judaísmo, justo la serie expone que pasaría si viviéramos en un mundo que nunca recibió esta lección del respeto a la vida sobre todas las cosas.

Hoy en día muchos discuten si la Torá (Viejo Testamento) sigue teniendo validez en un mundo que ya pasó por un proceso de evolución tan tormentoso y que otorgó cierto equilibrio con la creación de la Organización de las Naciones Unidas y más aún con la Declaración de Derechos Humanos.

Para responder esta incógnita están piezas de cultura como El Juego del Calamar”, una representación de la frustración de la personas en el año 2021, una época en la que el hombre tiene conocimientos que trascienden los sueños más guajiros de nuestros antepasados, hace tan solo un siglo – pero que también se destaca por la increíble irresponsabilidad con la que destruimos el planeta, la vida que contiene y la calidad de vida de las personas que mantienen a un sistema que poco se preocupa por ellos.

Mano tomando un mundo de juguete en frente a un paisaje de montañas y cielo
Fotografía: HuffPost

Del otro lado de la balanza se encuentra el judaísmo y la Torá que lo mantiene, un texto vivo que busca ayudar a las personas a convivir en este planeta. Uno de los conceptos más básicos de la Torá es el de Tikún Olam – una idea que busca ayudar al hombre a entender su papel en este mundo, a tomar su responsabilidad con su prójimo y ultimadamente a entrar en la práctica de empatía y compasión.

De acuerdo a la tradición judía, el mundo nos puede enseñar cómo perfeccionarnos para alcanzar la mejor versión de nosotros mismos, siempre y cuando combinemos nuestra experiencia con el aprendizaje que nos otorga la Torá – un texto que nos ha hecho trascender nuestras limitaciones y no depender solamente de nuestro instinto.

Muchos le echan la culpa al sistema al igual que en la serie, pero se les olvida que ellos solamente nos proporcionan una estructura. Al final, nosotros somos los que estamos jugando y así como enseña la Torá, nuestro poder es tan grande cuando nos unimos, que si nos lo proponemos hasta podemos cambiar la realidad.