Enlace Judío – La Knéset aprobó este jueves el presupuesto estatal para 2021 tras una larga sesión nocturna, marcando una victoria clave para el gobierno de Bennett-Lapid y el fin de más de tres años sin presupuesto, de acuerdo a Haaretz.

El presupuesto para este año fue aprobado con 61 votos a favor y 59 en contra. La Knéset volverá a reunirse tras unas horas de descanso a fin de aprobar el presupuesto para 2022.

Tras una larga noche en la Knéset, el primer ministro Naftali Bennett calificó la aprobación como un “día de celebración para Israel” y añadió que “es el momento más importante desde que se formó el gobierno”.

“Después de años de caos, hemos creado un gobierno, hemos superado la variante Delta [de COVID-19] y ahora, gracias a Dios, ¡hemos aprobado un presupuesto para Israel! Seguimos adelante con toda la fuerza”, escribió en Twitter.

A lo largo de la noche se celebraron decenas de votaciones sobre el presupuesto. Desde el punto de vista de la coalición, el agotador proceso transcurrió sin problemas.

El líder de la oposición, Benjamín Netanyahu, ayudó a la coalición en un momento dado, votando accidentalmente con el gobierno. El mismo error cometió el jefe del Shas, Aryeh Deri, aunque sus votos no cambiaron el resultado en ninguno de los casos.

Previo a la votación, el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, se dirigió a la Knéset y dijo que “a partir de esta noche el país ya no está en espera, vuelve al lugar apropiado, en el que se trabaja para los ciudadanos y no al revés”.

El ministro de Finanzas, Avigdor Lieberman, lamentó los años en los que no se aprobó el presupuesto y culpó a Netanyahu del retraso. “Durante tres años y medio no se debatió el presupuesto, ni se sometió a votación debido a los intereses personales de un hombre, que estaba dispuesto a sacrificar la economía de Israel”, acusó.

Por su parte, Netanyahu elogió a los manifestantes que se reunieron el martes en la Plaza Habima de Tel Aviv, diciendo que vinieron a “expulsar la oscuridad” del actual gobierno.

Arremetió contra el gobierno y el presupuesto, afirmando que “incluye impuestos contra las capas más débiles de la sociedad, el sector ultraortodoxo y la periferia”.

El plan presupuestario incluye casi 10,000 millones de dólares en cinco años para mejorar las condiciones socioeconómicas de la minoría árabe de Israel, que el partido árabe Ra’am exigió como una de las condiciones para su apoyo. También aumenta algunos impuestos que, según los partidos ultraortodoxos afectarán a sus votantes.

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