Enlace Judío México e Israel- “Las altísimas cifras de violencia que enfrenta México desde hace más de una década –con más de 95 mil personas desaparecidas, no localizadas o localizadas sin vida, entre 2006 y 2020; con 4,000 fosas clandestinas y con 70 mil homicidios entre 2019 y 2020- son una invitación a hacer un alto en el camino y a abrir un diálogo para entender las dimensiones de lo que estos números representan” señalan en carta abierta Clara Jusidman y alrededor de 40 firmantes, miembros de la comunidad académica y científica, activistas por los derechos humanos, escritores y periodistas.

Al hacer un resumen de las mayores cifras de criminalidad que tienen a millones de mexicanos viviendo en un drama, los firmantes piden a los dirigentes políticos de todos los partidos ofrecer respuestas y propuestas a los ciudadanos.

Clara Jusidman se ha destacado por su larga trayectoria como funcionaria de gobierno en puestos de primer nivel, en los que ha sido promotora de la participación cívica e impulsora de los valores democráticos y los derechos humanos.

Es egresada de la UNAM en la carrera de economía y entre otros puestos importantes que ha desempeñado, fue Secretaria de Desarrollo Social en el primer gobierno de la alternancia en la Ciudad de México, entre los años 1997 y 2000; previamente fue directora del Registro Federal Electoral y titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, entre muchas otras responsabilidades que asumió en el servicio público y como activista de organizaciones civiles que fundó para impulsar las causas en las que cree, como la equidad de género.

“Hacer un relato de mis experiencias y vivencias como mujer, judía y mexicana, después de poco más de cincuenta años de participar en la vida pública de México, no es una tarea sencilla”, expresó en un resumen autobiográfico.

¿Cómo hacemos para dejar de pensar que estamos condenados a esta “normalidad”?

En la misiva -firmada el 08 de noviembre del presente- que Jusidman y el mencionado grupo de mexicanos dirigieron a los líderes de los partidos políticos –Mario Delgado (Morena), Marko Cortés (PAN), Alejandro Moreno (PRI), Jesús Zambrano (PRD), Karen Castrejón (PVEM) y Clemente Castañeda (Movimiento Ciudadano)- les demandan que “ante esta realidad tan grave que nos afecta a todos, queremos pedirles hoy a ustedes que nos digan qué es lo que a su juicio pasa en México… ¿Qué rol va a jugar el Congreso en esta nueva Legislatura para ponerle fin al ciclo de violencia que padece México?”

La activista -con los firmantes de la carta- invita a los políticos a hacer un alto en el camino y abrir un diálogo, aplazado durante años, para ponerle nombre a la violencia y preguntarse: ¿Cómo hacemos para dejar de pensar que estamos condenados a esta “normalidad”?

Concluyen los firmantes en su demanda a los dirigentes partidistas, que “como ciudadanos y ciudadanas, cansados de la violencia, queremos que sean ustedes quienes empiecen por expresar y ofrecer respuestas a estas preguntas, y que abramos entre todos un debate que nos obligue a cambiar nuestra noción de normalidad”.

Clara Jusidman tiene algo más que una simple preocupación al respecto, como mexicana y como integrante de la comunidad judía. Su alta sensibilidad social fue adquirida “en el contexto de una familia de clase media con altibajos en su condición económica y con situaciones precarias constantes en la salud de mi madre, me hicieron una persona sensible a las diferencias socioeconómicas y de oportunidades creadas por la desigualdad de ingresos y riqueza y la forma en que ello impacta en las posibilidades de acceso a alternativas de salud”.

Un hecho singular de su niñez, que nunca olvida, la marcó en su futuro prolífico en logros como activista por la igualdad y la equidad, por lo cual ella se siente comprometida con lo que pasa en el país, y lo expresa con palabras muy sentidas. “Mi amor entrañable por México, por sus costumbres, sus fiestas, su artesanía, su comida, sus colores, sus sitios, se los debo a mi nana (Juanita Bravo). La convivencia cercana con ella y con su familia me hizo conocer un mundo distinto al de la comunidad judía; su relación con mi madre siempre fue de gran igualdad y cercanía”.

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