“Deben de saber que nuestro gobierno es el suyo y estamos a su disposición”: Claudia Sheinbaum a la Comunidad judía

Enlace Judío México e Israel- “Las acciones inquisitoriales contra los judíos nunca más deben de existir en la faz de la tierra”, expresó José Alfonso Suárez del Real en representación de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en su discurso de clausura del ciclo de conferencias y eventos que la Fundación Hispano Judía y el CDI organizaron para conmemorar los 500 años de presencia judía en México.

Siguiendo el protocolo, el Jefe de Oficina de la Jefatura de Gobierno, Suárez del Real, se dirigió a los distinguidos miembros y representantes de la comunidad judía y diplomáticos, presentes en el Antiguo Palacio de la Inquisición, CDMX.:

“Queridos amigos y amigas de la comunidad: es para mí un gran honor y un privilegio el poder dirigirme a ustedes, a nombre de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, en una fecha tan importante como la de hoy”, expresó el funcionario, causando una agradable sorpresa entre los asistentes al iniciar su presentación en ladino (idioma típicamente judío, derivación del castellano medieval y del hebreo, que todavía sigue vigente en algunas comunidades de Europa).

Se fortalece el espíritu de solidaridad

Este 28 de noviembre – pronunció el funcionario- se cierra el interesante programa que con motivo de los 500 años de presencia judía en México, ha organizado esta comunidad “fortaleciendo con ello su ancestral espíritu de solidaridad y fraternidad, características de los habitantes de esta megalópolis, que a lo largo de las centurias se ha enriquecido con la pluralidad de la cultura de sus habitantes, y eso desde hace 500 años ha incluido a la comunidad judía de origen sefaradí”.

En su emotivo mensaje, el funcionario citó pasajes históricos, sobre todo los relativos a la persecución que sufrieron las primeras comunidades judías que se asentaron en la Nueva España. “El edicto de expulsión de sus catoliquísimas majestades, Isabel y Fernando, detonó en 1492 la salida de sus súbditos judíos de territorios reales, acto que es conocido como la diáspora, proceso que adoptó dos modalidades:

“La migración obligada hacia tierras menos intolerantes o las conversiones forzadas al catolicismo, y consecuentemente la adopción de nombres y apellidos que disolvieran cualquier vínculo con el judaísmo”.

Los primeros años en la Nueva España

En tierras mexicanas -continúo Suárez del Real- el inicio de la presencia sefaradí se ubica justo en la expedición de Cortés en la persona de Hernando Alonso, cristiano nuevo, cuyo aporte a la construcción de los bergantines que sirvieron para la toma de México Tenochtitlan y México Tlatelolco, le granjearon el respeto de los cristianos viejos que formaban el ejército invasor del extremeño”.

La sigilosa migración de los cristianos nuevos – recordó el funcionario- motivó el decreto de 1539, a través del cual se prohibió, cito textual, “a hijos y nietos de quemados o reconciliados, judío, moro o converso alguno, a viajar y peor aún a afincarse en las tierras de Nueva España”, prohibición derivada del juicio inquisitorial encausado en 1538 por el obispo Zumárraga, en contra de Nuño Méndez, condenado a la hoguera por guardar el Sabat, como lo hacen los judíos.

Casos inquisitoriales

No obstante tan extremas disposiciones – continuó el representante de la Jefa de Gobierno- la corriente migratoria se alimentó por judíos sefardíes, portugueses y “marranos”, término aplicado a los conversos españoles, tal y como lo acreditan algunos sonados casos inquisitoriales, como el de García González, quemado un 11 de octubre de 1579, o el famoso juicio en contra de los Carvajal, cuya cabeza de familia, Don Luis, rindió muchos e importantes servicios a la corona en la conquista del norte y en el descubrimiento de los reales mineros en Zacatecas; así como en la creación del nuevo reino de León, que gobernó entre 1580 y 1588. “Por tal motivo, por su fe y creencias, fue condenado a seis años de exilio de la capital de Nueva España y a cuatro del nuevo Reino de León, por su permisividad ante las prácticas de su familia, cuyos integrantes desgraciadamente sí fueron quemados en la hoguera por la Inquisición”.

La reforma juarista de libertad de cultos

Esas acciones inquisitoriales –precisó Suárez del Real- obligaron al mayor de los sigilos y secretos de una comunidad que buscó alejarse de las grandes capitales novohispanas y afincarse en regiones como el Bajío y el norte del país, lejos de sus enemigos, ejerciendo en la más completa humildad su derecho a la memoria, hasta que la reforma juarista decretó la libertad de credo, y ello permitió que algunos abiertamente pasaran por nuestra puerta con todos sus amigos, como bien recuerda una de las más bellas canciones sefaradíes de la época de la diáspora, la cual reza: “Por tu puerta yo pasé con todos mis amigos…”

La Ciudad de México es un santuario

Luego de su emotiva remembranza, el representante Suárez del Real, citó a la Jefa de Gobierno: “Queremos agradecer su participación presencia y colaboración no solo en este siglo que nos toca vivir, no solo en este espacio, lastimados muchos de los habitantes de esta colonia española, en donde muchos de nuestros héroes también cursaron en sus calabozos penas y tormentos. Ese sufrimiento -subrayó- y esa intolerancia nunca más deben de existir en la faz de la tierra”.

En nuestra ciudad –sostuvo el alto funcionario- “nos enorgullecemos en el sentido de que tanto ustedes como el resto de las migraciones que han llegado, desde 1911; a quienes llegaron a lo largo de las primeras décadas del siglo XX, a quienes pudieron llegar tras la terrible experiencia de la 2ª. Guerra Mundial, y a quienes se han visto amenazados por sus sentimientos y forma de pensar”.

La ciudad de México es un santuario – concluyó Suárez del Real- la ciudad que se honra de serlo desde tiempo inmemorial, y es por ello que vuelvo a repetir –en ladino-, con mucho respeto a su lengua: “Deben de saber que nuestro gobierno es el suyo y estamos a su disposición para lo que necesiten. Gracias y en horabuena!”.

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