Enlace Judío – El año pasado, al inicio de la pandemia que vivimos actualmente, a falta de antivirales contra coronavirus, se empezó a probar el arsenal antiviral preexistente para malaria, influenza, SIDA y ébola contra el virus de COVID-19, SARS-CoV 2. Tal fue el caso de la Cloroquina-Hidroxicloroquina, Favipiravir, Lopinavir y Ritonavir y el Remdesivir, entre otros. 

Simultáneamente a los antivirales, las vacunas se empezaron a desarrollar a marchas forzadas y a probarse en ratones en las etapas pre-clínicas, después en las etapas clínicas unos pasos de su desarrollo se acortaron y otros se llevaron a cabo simultáneamente para poder disponer de las vacunas este año con carácter de emergencia.

Nosotros no quisimos quedarnos con los brazos cruzados, y con el Dr. Viadiu del Instituto de Inmunología del Cáncer, actualmente en Biología Estructural de la Stanford School of Medicine, solicitamos apoyo al CONACYT para diseñar vacuna para COVID-19. Nuestra idea, y la de la mayoría de los laboratorios, fue hacer una vacuna de subunidad con la Proteína S del virus.

Efectivamente la mayoría de las vacunas diseñadas para este virus –27 a principios del año- consisten en la proteína Spike –espiga- como las de Novavax, Vaxine, Sanofi Pasteur-GSK, Instituto Finlay de Vacunas, Hospital de la Universidad de Tübingen, las de tres institutos chinos, y 19 más. Lo extraño es que no he visto reportes de su uso.

Las vacunas que se están aplicando son de vector viral, paramixovirus y adenovirus modificados que incluyen el gen de la proteína S, como AstraZeneca-Universidad de Oxford, CanSino, Sputnik V y Johnson & Johnson.

Y las nuevas vacunas de RNA, el RNA mensajero del gen de la proteína S, como Moderna-NIAID, Pfizer-BioNTech-Fosum Pharma, CureVac AG, Arcturus Therapeutics, Imperial College London, y otras seis de este tipo.

No sé si todas estas se estén aplicando, pero ustedes ya saben cuáles son las ganadoras. Esta es la novedad en vacunas de última generación, pedirles a nuestras enzimas que por favor traduzcan el RNA mensajero de S para inmunizarnos con el producto de esta molécula, en vez de hacerlo con la proteína S directamente.

Por el lado terapéutico, este año cada mes se presenta un antiviral nuevo contra coronavirus. Todos tienen el suyo y todos tienen el mejor. Y claro, nosotros también queremos el nuestro.

En 1996, hace un cuarto de siglo, en el Instituto de Química de la UNAM, con el Dr. Jaime Lagunez diseñamos RNA sintético antiviral anti VIH-SIDA complementario y dirigido contra la principal enzima de este virus, la Reverso Transcriptasa RT: Patente: MXPA03008259. 

De hecho, el coctel anti-VIH que se aplica en la terapia de SIDA, incluye una molécula modificada de ese tipo.

En el caso del coronavirus de esta pandemia, aparte de usarse como antivirales moléculas estructurales de RNA como los análogos de nucleósidos y nucleótidos, para inhibir la reproducción del virus, también se utilizan RNA cortos: siRNA -RNA de interferencia- como el nuestro para VIH, de 18 a 21 nucleótidos de longitud, para inhibir la expresión de diferentes genes de SARS-CoV-2. 

No confundirse con vacunas de RNA, el RNA de las vacunas y el de los antivirales son de tamaño y secuencias diferentes.

Solo las pruebas de complementariedad y afinidad con el sitio activo de la RNA polimerasa del SARS-CoV-2, la enzima que reproduce el coronavirus, nos dirán próximamente si nuestro RNA sintético anti-VIH tiene potencial antiviral contra este virus.

 


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