Enlace Judío.- Llegó a Netflix una nueva serie de esas a las que la plataforma nos ha venido acostumbrando, donde se mezcla un poco de ficción y “realidad” basado en otro desprendimiento del largo conflicto entre palestinos e israelíes y sus muchas complejidades.

Bortført en noruego o como fue traducido para los otros países “La chica de Oslo”, presenta la historia de Pía, una turista noruega que junto a dos israelíes (Nadav y Noa Solomon) son secuestrados por una célula de DAESH mientras se fugaron unos días de vacaciones al Sinaí; pese al riesgo que esto significa para ciudadanos israelíes en muchas ocasiones.

Una producción israelí – noruega creada por Kyrre Holm Johannessen y Ronit Weiss-Berkowitz en un intento por traer algo interesante a Netflix, así como ya hay otras producciones de ese país que han generado mucha atracción en el mundo del entretenimiento por Internet.

La trama de la historia convierte el secuestro en un asunto de Estados ante la negativa del gobierno noruego de aceptar las condiciones de los terroristas para tener de vuelta a su ciudadana, mientras que los israelíes comienzan a tomar decisiones al respecto, en ocasiones con un alto costo y riesgos tanto políticos como de la seguridad y hasta personales.

La serie cuenta hasta este momento en su temporada uno con 10 capítulos de poco más de media hora por episodio, y tal parece que tendrá una temporada adicional; o así lo dejan entender como generalmente ocurre con estas producciones de la plataforma, aunque en reiteradas oportunidades las segundas partes no son tan cautivantes como las primeras y puede que terminen trillando el tema o gastando los argumentos muy pronto.

En sí el guion está un tanto forzado para que la historia tenga un carácter de cercanía con respecto a los actores principales que se involucrarán de lleno en intentar resolver el tema del secuestro. Hay un uso innecesario de algunos elementos que lo hacen ver un tanto “novelescos”; al estilo de algunos dramas de televisión latinoamericana, para lo que en verdad no había necesidad de llevarlo a esa posición para crear una historia interesante ya que por sí mismo la mezcla “terrorismo + secuestro” podrían haber generado muchísimas emociones.

Cabe mencionar que se explota poco la participación de actores del conflicto que son interesantes; los casos de Hamas y DAESH. Se menciona durante la serie al gobierno egipcio, pero no se les ve teniendo participación tan relevante, sino que son un actor ausente que pudo tener más dinamismo dada su política contra las células ligadas a las agrupaciones islamistas. Las locaciones sí fueron atractivas movilizándose constantemente entre el Sinaí egipcio, Jerusalem, la Franja de Gaza y Oslo en Noruega, son de esos aspectos altamente atractivos a la hora de desarrollar la trama.

Otro aspecto que se desperdicia es la calidad de los actores, algunos conocidos por otras producciones como Fauda que sí tuvo un gran éxito en esta misma plataforma, pero de la mano de Lior Raz y Avi Issacharoff, quizás podrían repensar el guion y darle otro dinamismo si desean darle una segunda oportunidad a esta historia; para esto el título en noruego tiene más sentido que su traducción al español, la verdad.

Bortført lo intenta, pero no lo logra, no termina de carburar las emociones y cuando parece que puede generar un poco de vértigo en sus escenas, pasa algo que le baja de plano la adrenalina y termina disipándose en cuestión de segundos. De nuevo, es el problema con no llevar al límite la trama o querer forzar el “final feliz” para todas las partes involucradas, circunstancia que logran cambiar en ocasiones con la suerte de los secuestrados o de los terroristas, pero que queda muy superficial y poco atractivo para el fondo de la trama.

Algunos detalles adicionales que se pudieron explotar un poco más. En primer lugar, las circunstancias mencionadas insistentemente en algunos tramos de la serie relacionadas con los Acuerdos de Oslo de 1993 que se mencionan varias veces durante la serie y se habla de fracasos, negociaciones, intransigencias, etc. pero no se ahonda demasiado en el tema para poder comprender cuáles eran las motivaciones de cada actor para ese momento y por lo que al final no todos vieron en esto una “victoria” y también por qué finalmente este aspecto sería un “agravante” para las negociaciones actuales en el contexto del secuestro, concentran demasiado las negociaciones de Oslo con la vida personal de algunos de los personajes romantizándolo en exceso.

Se debió explotar más dos elementos sumamente interesantes que no se conocen sobre el conflicto y que ni siquiera se discute mucho internamente entre las poblaciones israelíes y palestinas, la coordinación entre las autoridades para garantizar algunas “facilidades” y “colaboraciones” en temas puntuales que ayuda a preservar el statu quo de las zonas. Este elemento se menciona en algún tramo de la serie cuando están en las negociaciones y se plantea a DAESH como un mal mayor en comparación al Hamas en Gaza (no ahondaré para no hacer de “spoiler”).

De lo anterior, también hace falta usar más ese factor de la lucha entre facciones políticas palestinas que generan la necesidad de tener a unos en mejor posición que a otros. De hecho, también hizo falta incorporar o mencionar como actor a Fatah del cual no se hace referencia y que tiene en el contexto histórico de Oslo un rol determinante y al no ser tomado en consideración la trama queda un tanto “renca” en comprender esos papeles políticos de todas las facciones que se enfrentan por el poder palestino, incluso trascendiendo los territorios palestinos.

La serie en sí tiene elementos interesantes, sí se queda; desde una apreciación personal, muy corta en cuanto al desarrollo de la trama y sería bueno que los productores y escritores hicieran un poquito más la tarea si pretenden darle una secuela a esta primera temporada para que lo que venga sea un tanto más emocionante y quizás hasta “educativo” sobre un conflicto que es mucho más complejo que el modo casi ingenuo con el cual se presentan algunos aspectos, aunque en ocasiones intentan ir más allá, pero algo les hace retrotraerse cuando toman el impulso.

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