Enlace Judío – El primer ministro Naftali Bennett advirtió este domingo durante la reunión del gabinete que Israel está “entrando en el ojo de la tormenta y a días más complejos del actual brote de contagios” por Ómicron, informó Haaretz.

“La variante Ómicron ha llegado a casi todos los hogares, y muchos de nosotros, incluidos los ministros del gobierno, han dado positivo”, subrayó.

Según los informes, varios ministros y viceministros han dado positivo a COVID-19 en la última semana, entre ellos el canciller, Yair Lapid, el ministro de Seguridad Pública, Omer Bar Lev, y el ministro de Finanzas, Avigdor Lieberman.

“Nos aseguramos de que los que están en cuarentena no paguen el precio económico de su aislamiento y velamos por los directamente afectados por la situación”, agregó el mandatario.

“Sé que son tiempos difíciles, los superaremos juntos, exactamente como superamos la variante Delta, esto no durará para siempre”, apuntó.

Bennett anunció que un envío adicional de la píldora antiviral de Pfizer llegará a Israel a finales de esta semana.

Mientras tanto, varios hospitales han suspendido tratamientos no urgentes ante la escasez de personal debido a que ha dado positivo a COVID-19 o entrado en contacto con portadores del virus.

El Ministerio de Salud de Israel reportó hoy 387 pacientes graves por complicaciones de COVID-19 en hospitales de todo el país, 80 más que el día anterior. Aunque esta cifra sigue siendo muy inferior al récord de 1,200 casos graves en olas anteriores de la pandemia, ahora se une a un aumento de los casos de gripe y a un creciente número de miembros del personal obligados a permanecer aislados.

De 7,000 miembros del personal en cuarentena, alrededor de 1,000 son médicos y unos 1,800 enfermeros.

Aunque no se ha tomado ninguna decisión a nivel nacional, algunos hospitales comenzaron a reducir sus operaciones. El Centro Médico Assuta de Ashdod anunció que ha desviado ambulancias a otros hospitales, debido a una “escasez crítica de equipos médicos”. El Hospital Rambam de Haifa, anunció que podría aplazar cirugías no urgentes.

Asimismo, varias voces del sistema escolar, incluido el Ministerio de Educación, han pedido flexibilizar las directrices de aislamiento, mientras el número de alumnos en cuarentena supera los 100,000 en todo el país, una cifra significativamente mayor que en olas anteriores.

Aunque el sistema educativo funciona como de costumbre, muchas escuelas registran ausencias de más de la mitad de los alumnos.

En la educación preescolar, donde la gran mayoría de los niños no pueden ser vacunados, el contacto con un portador del coronavirus provoca el cierre total de la escuela. El Ministerio de Educación no dispone de cifras concretas sobre el número de jardines de niños cerrados, pero se calcula que son cientos en todo el país.

La dependencia pretende restablecer el llamado programa Aula Verde, que permite continuar los estudios tras el contacto con un portador del virus, siempre que la prueba de antígeno sea negativa.

La ministra de Educación, Yifat Shasha-Biton, reiteró su llamado para “limitar inmediatamente la cuarentena a niños sanos”. Junto con la ministra y varios jefes de ayuntamientos, unos 250 directores de escuela firmaron una carta en la que destacan el daño psicológico por las interrupciones del aprendizaje presencial, y apelan a que los niños no vacunados queden exentos de la política de cuarentena.

Sin embargo, fuentes del Ministerio de Educación afirman que los planes para suavizar las normas de cuarentena enfrentan la oposición del Ministerio de Salud.

En medio de la confusión, algunas escuelas del centro del país han decidido retornar a la enseñanza a distancia, y el municipio de Bat Yam ha anunciado que los alumnos de secundaria y preparatoria estudiarán en línea durante los próximos dos días, tras el aumento de las cuarentenas de los alumnos.

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