Enlace Judío – Yoseph Haddad, activista por los derechos humanos, rechaza la acusación de “apartheid” por Amnistía Internacional contra Israel, en una columna de opinión publicada en The Jerusalem Post.

Como árabe israelí que creció en Nazaret, el reciente informe de Amnistía Internacional intenta distorsionar mi identidad. El documento de 211 páginas se refiere constantemente a un “apartheid” contra los “ciudadanos palestinos de Israel”, sin diferenciar entre árabes israelíes y palestinos.

Los palestinos viven bajo el control de la Autoridad Palestina en Judea y Samaria (Cisjordania) o bajo el control del grupo terrorista Hamás en Gaza.

Árabes israelíes como yo vivimos bajo el gobierno democráticamente elegido de Israel con los mismos derechos que cualquier ciudadano judío. Cuántas veces Amnistía Internacional intente borrar mi identidad por tratar de promover su agenda política, no lo convierte en verdad.

Nací israelí y seguiré siendo israelí. Tengo los mismos derechos que cualquier ciudadano de Israel. Serví en las Fuerzas de Defensa de Israel protegiendo el norte del país, donde radica la mayor parte de la comunidad árabe-israelí, de los ataques terroristas con cohetes de Hezbolá.

También fui comandante de decenas de soldados judíos. ¿Qué clase de “apartheid” permitiría a los árabes dar órdenes a judíos? Del tipo que no existe.

Un reciente informe del Instituto de Democracia de Israel mostró que la mayoría de los árabes israelíes no se identifican como palestinos, sino como árabes o árabes israelíes. Solo el 7% de los encuestados se identificaron como palestinos. Una encuesta posterior mostró que el 81% de los árabes israelíes prefieren vivir en Israel antes que en Estados Unidos o en cualquier otro país occidental. Supongo que la vida no es tan mala bajo la “dominación israelí”, a diferencia de las mentiras que Amnistía difunde sobre nuestras vidas en la única democracia de Oriente Medio.

El informe de Amnistía incluye numerosas falsedades y selecciona incidentes que encajan en su narrativa para deslegitimar a Israel. Por ejemplo, Amnistía menciona repetidamente la segregación física entre árabes y judíos. Sus “investigadores” deberían visitar un hospital israelí en el que una mujer árabe musulmana recibe los mejores cuidados de un médico judío, o un niño judío ultraortodoxo es tratado por un médico árabe.

En nuestra comunidad árabe-israelí, la mayoría de los ciudadanos quieren vivir en paz con los judíos. Muchos quieren ser, y ya son, parte integral de la sociedad israelí. En lugar de promover la cooperación y la visión de un futuro mejor, organizaciones como Amnistía Internacional deslegitiman el único Estado democrático de Oriente Medio, tratando de calificarlo como un Estado de “apartheid”.

El apartheid se define como un sistema de discriminación u opresión basado en la raza. Así pues, hablemos de ello. Las leyes básicas de Israel declaran explícitamente que protegen contra toda discriminación y preservan el estatus del Estado de Israel como un Estado judío y democrático. No judío, ni democrático, sino judío y democrático. Eso significa que, desde su creación, este país ha protegido específicamente por ley los derechos de las minorías religiosas y étnicas.

¿Significa eso que no hay racismo en Israel? Por supuesto que no, como en cualquier otro país: Israel tiene sus problemas que hay que solucionar. En este sentido, Israel no es diferente de cualquier otra democracia occidental, como Estados Unidos, Francia y Reino Unido, que intentan cada día mejorar y solucionar las disparidades raciales, económicas y educativas.

En cuanto a los palestinos, el statu-quo de la ocupación es problemático, pero aun así, no se basa en la discriminación racial, sino en el conflicto nacional. Un conflicto que Israel ha demostrado que desea poner fin en varias ocasiones cuando ha ofrecido soluciones generosas por la paz, que los palestinos han rechazado. Si Israel tiene un problema racial con los árabes, ¿por qué entonces hicimos la paz con Marruecos, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania y Baréin? ¿Por qué entonces hay tantos árabes que forman parte del gobierno de Israel, y toman decisiones que afectan a todos los israelíes? ¿Por qué hay jueces árabes que deciden el destino de los ciudadanos israelíes en los tribunales?

Yo mismo he estado en Sudáfrica y he visto con mis propios ojos lo repugnante y desgarrador que es el crimen del Apartheid. Esta es una de las razones por las que no puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que organizaciones como Amnistía Internacional difundan estas mentiras para su propio beneficio político. La acusación de “apartheid” es grave y nunca debe utilizarse como herramienta política para demonizar a un país que no te agrada.

Amnistía Internacional, dejen de faltar al respeto a la historia y a las víctimas del verdadero régimen de apartheid de Sudáfrica, y en su lugar trabajemos juntos con árabes y judíos para resolver estos conflictos de forma pacífica, en lugar de adoptar las ideologías y mentiras que repiten los extremistas que no creen que Israel, el único Estado judío-democrático del mundo, tiene derecho a existir.

Yoseph Haddad es director ejecutivo de la ONG Together – Vouch for Each Other, cuyo objetivo es crear un mejor entendimiento y cooperación entre árabes y judíos en Israel.

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