Enlace Judío México e Israel- El rabino Abraham Portaleone (1542-1612) nació en la ciudad de Mantua, Italia, en una la familia que se encontraba en una buena posición económica. Esto les permitía, entre otras cosas, brindarles a sus hijos la mejor educación posible, tanto en Torá como en estudios seculares.

RABINO YOSEF BITTON

Abraham comenzó a estudiar Torá con su padre, como era la tradición en esos tiempos. Luego este le contrató tutores privados considerados grandes luminarias de dicho tema, como los rabinos Moshé Kazés y Ya’aqob MiPano. Además, estudió en profundidad los libros e ideas de Maimónides con el rabino Yosef Sinai.

Su ordenación rabínica se le fue otorgada por su mentor, el rabino Abraham Provenzal, quien fuera también su constante fuente de inspiración (su maestro definitivo). Con él —subrayó Portaleone— “tuve el mérito de estudiar Guemará”, es decir, el Talmud.

A simple vista, esta observación parece tener no mayor importancia; sin embargo, es menester recordar que las interminables persecuciones que los judíos tuvieron que soportar en la Europa cristiana, incluían la confiscación y la quema de cada copia del Talmud que la Iglesia y sus oficiales pudieran encontrar.

En 1553, por ejemplo, los inquisidores confiscaron todos los ejemplares del Talmud. Y el 9 de septiembre de ese mismo año, en Rosh HaShanah, el Talmud y muchos otros libros judíos fueron quemados en el Campo dei Fiori.

Seis años después, por orden de Pablo IV —uno de los Papas más antisemita de todos los tiempos—, los judíos tenían que entregar su Talmud o arriesgarse a ser expulsados y que sus propiedades fueran confiscadas. De abril a mayo de ese año, la Iglesia quemó entre 10 y 12 mil volúmenes de dicha obra. Por lo tanto, durante el resto del siglo XVI, no se pudo encontrar una edición completa del Talmud en ninguna parte de Italia.

Torá y Medicina

Paralelamente a sus estudios de Torá, el joven rabino Portaleone estudió medicina. Para los rabinos sefaradíes e italianos, el ejercicio de la medicina era una profesión y una fuente de ingresos digna. La familia Portaleone ya contaba con cuatro generaciones de médicos. El propio rabino Provenzal le enseñó a Abraham los conceptos básicos: fisiología, ciencias y latín, el idioma de los estudios académicos.

Después de tres años de estudios intensivos, a la edad de 21, Portaleone recibió su título de Doctor en Medicina por parte de la Universidad de Pavía, una ciudad cercana a Milán. En su libro Shilté haGuibborim afirmó que, incluso durante esos años que se dedicó a la medicina intensivamente, nunca dejó pasar un día sin estudiar Torá; y atribuye su constancia en este estudio a la inspiración del rabino Abraham Provenzal.

Cuando tenía 24 años, recibió su licencia para ejercer la medicina de manos de 35 médicos en la ciudad de Mantua. Al principio trabajó a las órdenes de su padre en su consultorio médico, y poco a poco lo fue reemplazando, ya que su padre no gozaba de buena salud. En aquellos días, los médicos judíos tenían prohibido tratar a pacientes no judaicos, a menos que tuvieran un permiso especial.

En 1573, el Papa Gregorio XIV le concedió a Portaleone una dispensación especial para atender pacientes cristianos. También fue nombrado médico de don Guglielmo Gonzaga, duque de Mantua, y a petición suya escribió dos tratados de medicina: el más conocido es un libro sobre las propiedades curativas del oro.

A lo largo de su vida, también se desempeñó como Mohel de la comunidad y en su registró menciona la circuncisión de 360 bebés. Asimismo, fue el médico jefe de la comunidad judía y trataba sin cargo a los miembros necesitados de la comunidad.

Añorando el Bet Hamiqdash

A la edad de 62 años, el rabino Portaleone contrajo hemiplejia (parálisis de medio cuerpo). Por lo que pasó nueve meses postrado en la cama. Cuando finalmente se recuperó, comenzó a escribir su obra maestra, el libro Shilte haGuiborim”.

Este texto fue escrito como una guía de oración y estudio de la Torá para sus tres hijos (dos de ellos también fueron médicos), y la mayor parte de los 90 capítulos del escrito están dedicados al Bet haMiqdash, el Templo Sagrado de Jerusalem, ya que las oraciones que recitamos diariamente son en realidad una sustitución de los sacrificios que se ofrecían en el Templo.

En la obra, Abraham Portaleone describe la construcción y la arquitectura del Templo, los utensilios que allí se usaban y los Servicios Divinos: los sacrificios, el incienso, etc. Shilte haGuibborim es quizás el libro más completo jamás escrito sobre el Gran Templo de Yerushalayim. Es prácticamente una enciclopedia de todo lo que uno necesita saber sobre el Bet HaMiqdash.

Además, el autor enriquece nuestro conocimiento al comparar cada tema con información científica, técnica e histórica contemporánea, al mostrar que la Torá se anticipó al conocimiento de su época por siglos o milenios.

El libro describe, por ejemplo, los diferentes cánticos que entonaban los levitas y los instrumentos musicales que se empleaban en el Templo; gemología y mineralogía para identificar las piedras que solía usar el Cohen Gadol. Mi parte favorita son los once capítulos (78-88) que dedica a explorar e identificar una por una todas las plantas y especies utilizadas en el Quetoret (incienso).

Ma’amadot

En los tiempos del Bet HaMiqdash, se ofrecían diariamente sacrificios e incienso. Estas tareas eran llevadas a cabo por los Cohanim y los Leviim. Había 24 guardias de Sacerdotes que servían en el Templo por dos semanas cada año. Estas guardias de Cohanim se llamaban Mishmarot.

Mientras estos sacrificios se realizaban en el interior del Templo, en la parte exterior del mismo, y en varios pueblos de todo el territorio de Israel, un grupo selecto de voluntarios (también divididos en 24 guardias), en su mayoría israelitas, pero también Cohanim y Levitas, participaron en un Servicio Divino diferente: dedicando unas horas al día a la oración intensa, al ayuno y al estudio de la Torá: estudiando cada día de la semana un texto diferente.

Estos grupos eran conocidos como Ma’amadot. La pregunta que queda es: ¿Hay algo que podamos hacer en nuestros días para compensar por las Mishmarot y los Ma’amadot del Bet haMiqdash? Si bien los sacrificios ya no se pueden ofrecer porque el Templo ya no existe, al seguir la idea de los Rabinos, nuestras oraciones —Shajarit, Minjá, Arbit— “compensan” estas inmolaciones.

Y por el otro lado, los Ma’amadot pueden ser “recreados” a través de un programa de estudio, un curriculum de Torá, con textos que sean recitados y estudiados todos los días. El autor exhorta a sus hijos y a sus lectores a adoptar un régimen de cuatro horas de estudio de la Torá, al que apropiadamente llama: Ma’amadot. Este programa incluye: Versículos bíblicos de la Parashá de la semana con su traducción aramea; textos de los Profetas; las Escrituras (Ketubim); la Mishná; el Talmud; el Midrash, y el Zohar.

A diferencia del famoso libro Joq LeIsrael, el programa diario del rabino Portaleone se divide en tres sesiones diarias: la primera, que debe durar unas dos horas, se estudia por la mañana (Shajarit). La segunda, alrededor de treinta minutos, por la tarde (Minjá). Y la sesión nocturna, que debe durar una hora y media, cuando uno dice Arbit. Según el rabino Portaleone, estas cuatro horas —la sexta parte de nuestro día— es el tiempo mínimo que un individuo judío debe dedicar al estudio de la Torá.

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