Enlace Judío México e Israel – La guerra de Lior Zilberberg es una guerra de palabras, una guerra contra la desinformación y los prejuicios. La libra cada día desde su puesto en las FDI, como portavoz de un ejército muchas veces cuestionado, pero que cumple una función vital para la supervivencia de Israel. Conversamos con él, en exclusiva. 

Israel es un país de migrantes. Durante décadas, muchos judíos alemanes llegaron a Israel para hacer sus vidas y ayudaron a construir el actual Estado. Lo que no es tan frecuente es lo que hizo la familia paterna de Lior Zilberberg, de 21 años, alemán de nacimiento y miembro de las FDI, que conversó con Enlace Judío para hablarnos de la historia de su familia y de su función dentro del ejército.

“Del lado de mi papá, su familia vino de Polonia y poco antes del Holocausto su papá, o sea mi abuelo se mudó a Israel con su mamá. Él creció en Haifa. Allí conoció a mi abuela y justo después del Holocausto regresaron a Alemania. Poco antes salieron de Polonia, vivieron en Israel y justo entonces hicieron una elección inusual y regresaron de Haifa a Alemania.”

En la línea de fuego

La guerra que enfrenta Lior Zilberberg todos los días es una menos peligrosa, quizá, pero no menos importante. Desde su cargo en la Unidad del Portavoz de las FDI, debe combatir la desinformación y los estigmas que el ejército de Israel carga desde hace décadas.

“Desde el principio sabía que quería alistarme y hacer algo relacionado con el lenguaje. Porque sí crecí en Alemania, sí tengo familia ahí y sí hablo alemán; entonces, siempre quise hacer algo con el idioma, el alemán. Entonces hay procesos para las asignaciones y en algún momento me ofrecieron,  me ofrecieron la Unidad del Portavoz de las FDI. Me pareció muy interesante y muy emocionante. Y hablé con algunas personas que conozco. Me contaron sobre el cargo y finalmente recibí el puesto y estoy muy satisfecho y lo disfruto mucho.”

Se trata de un trabajo “dinámico y muy diferente”, nos cuenta. Tiene que reunirse con reporteros de habla germánica y mostrarles lo que hacen las FDI en el terreno. Se reúne con comandantes, toma llamadas, hace un seguimiento puntual de lo que se publica en medios en alemán y viaja constantemente por el territorio de Israel.

A sus 21 años, Zilberberg ya conoce de cerca la guerra: “En una ocasión, estaba en camino durante la Operación Guardián de los Muros, estaba con gente en el auto, en el ejército y de pronto te encuentras más cerca al área de Gaza porque te reúnes con reporteros y eso, y hay cohetes justo arriba de nosotros, y hay alarmas. También hay zonas muy cerca de la frontera en las que el cohete llega en unos segundos y te escondes en algún refugio, y sí, son situaciones peligrosas.”

La oficina del Portavoz se encuentra en Tel Aviv. Zilberberg ha tenido que acostumbrarse al sonido de las alarmas y a ver los cohetes de Hamás interceptados por la Cúpula de Hierro, de la que dice:  “gracias a Dios que existe.”

Es diferente a la hasbará

Pero su mayor reto sigue siendo transmitir los mensajes correctos, la información precisa y de primera mano, a quienes, a su vez, deben retransmitirla al mundo, a su público, para que se forme una opinión más equilibrada sobre un conflicto que suele verse de forma sumamente polarizada y, a menudo, desfavorable para Israel.

“Lo más importante es hablar, comunicar de manera genuina, decir la verdad, lo importante presentar las cosas, mostrarlas. La diferencia de lo que hacemos es que nosotros comunicamos lo que pasa en las FDI . Nosotros le enseñamos al mundo lo que pasa aquí, las amenazas, cómo actuamos. Mostramos el meollo del asunto. Es diferente a la hasbará, por ejemplo, es diferente explicar y comunicar.”

La interacción con los reporteros es fundamental para su trabajo. “Si tengo un reportero de Alemania y no conoce, y está aquí para cubrir las noticias de Oriente Medio y la región, lo primero es mostrarle. Por ejemplo, lo llevo a la frontera del norte, traigo a distintas personas, representantes del ejército para informarlo, para hablar con él. Que le muestren imágenes y vea con sus ojos. No hay como las imágenes. Cuando alguien ve con sus propios ojos es completamente diferente.

Los reporteros alemanes suelen entablar un vínculo con Zilberberg, las afinidades culturales y la lengua favorecen esa comunicación y le permiten obtener retroalimentación constante. “Recibo retroalimentación y puedo decirte que debido a que hablo el idioma alemán estoy en contacto con reporteros aquí y en Alemania. Puedo decirte que no sé lo que es pero hay un común denominador, quizás por el idioma o la cultura, porque la mayoría de los reporteros asignados aquí son de Alemania.”

Cuando el trabajo de los reporteros se publica, también está impreso ahí el trabajo de Zilberberg. “Es agradable escuchar que hiciste algo que al final se refleja en la nota que sale, en la noticia que sale, en el reportaje de la televisión. Ahí se refleja de la mejor manera y también en la comprensión del reportero. Por ejemplo, cuando un reportero tiene varias preguntas sobre un tema sobre la frontera con Gaza, lo llevo a un recorrido, le muestro, le explico, etc. y de pronto, de regreso, o unos días después, me dice que lo disfrutó, ‘me resolviste las dudas’, también es un tipo de retroalimentación.”

Zilberberg tiene claro que su futuro está en Israel

Y aunque quizás todavía no sabe qué será de su vida aquí en el futuro, “me siento conectado, me siento en casa. Soy feliz aquí, disfruto tanto en el ejército como en mi vida personal. Sí, veo mi futuro aquí.”

Fiel a la tradición de su familia, el joven sigue visitando Alemania con frecuencia. Es como si su vida y la de su familia fueran un puente entre ambas naciones. “Específicamente soy de Frankfurt, una ciudad en el centro de Alemania. En promedio, viajo dos veces al año, dependiendo del coronavirus, para visitar a familia, y tengo amigos allá. Pero no, me gustaría quedarme en Israel en el futuro.”

A diferencia de los chicos europeos, que siguen pautas de vida más o menos predeterminadas, y que pasan por el bachillerato, la universidad y un empleo, la vida de los jóvenes en Israel ofrece otras posibilidades. El ejército juega en ello un papel importante en la formación de los individuos.

“Muchas veces la gente lo dice por decirlo pero es cierto: el ejército ayuda a madurar. Puedo decirlo al 100 %. A mí me ayudó a madurar. Y son vivencias que no todos pasan por ellas. También está la responsabilidad. Es una gran responsabilidad que a los 18 años te alistas en el ejército y de pronto eres responsable de los medios de comunicación, de los medios de un país entero, o de varios países. No es algo que se da por sentado. Creo que es un privilegio desempeñar este cargo en el ejército.”

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