Enlace Judío – Tras 9 meses de disputa y en el último día del período de sesiones de invierno de la Knéset, los partidos de derecha de la oposición israelí se unieron este jueves a la coalición de gobierno para renovar la aprobación de la controversial “ley de ciudadanía”, que tiene como objetivo endurecer los controles de inmigración y dificultar que los palestinos que se casan con árabes israelíes reciban la ciudadanía, informó The Jerusalem Post.

Oficialmente llamada Ley de Ciudadanía y Entrada, entró en vigor en 2003 durante la segunda intifada y se renovó anualmente por el gobierno desde entonces en Israel hasta mediados del año pasado.

Ya bajo el gobierno de Naftali Bennett, se trató de renovarla en julio de 2021, pero esto se estancó debido a una rebelión de último minuto del diputado Amichai Chikli, de Yamina. La ministra del Interior, Ayelet Shaked, intentó aprobarla desde entonces.

La nueva ley, patrocinada por Simcha Rothman del partido de extrema derecha Hatzionut Hadatit, se aplica a los israelíes de cualquier nacionalidad que se casen con cualquier residente extranjero. Ese cónyuge no recibirá la ciudadanía automáticamente.

Los partidarios de la “ley de ciudadanía” ven necesaria a esta legislación para la seguridad de Israel, porque un porcentaje significativo de los ataques terroristas realizados por ciudadanos israelíes fueron realizados por hombres que recibieron la ciudadanía al casarse con israelíes.

“Esta es una ley sionista para nuestra seguridad nacional que no debería haber sido abandonada por políticas estrechas”, dijo Shaked, quien en Twitter celebró la aprobación con el siguiente mensaje: “Estado judío y democrático – 1, Estado de todos sus ciudadanos – 0”.

Los diputados de Avodá y Meretz se ausentaron de la votación para protestar por el hecho de que la ley no cuenta con suficientes excepciones humanitarias. Los diputados de Ra’am votaron en contra.

El líder parlamentario de Ra’am, Waleed Taha, llamó racistas a los partidarios de la “ley de ciudadanía” y amenazó con echar abajo al gobierno.

Pero una reunión de ministros sobre un plan de 5 mil millones de shekels para ayudar al sector árabe antes de aprobar el plan la próxima semana hizo muy poco probable que Taha lleve a cabo su amenaza.

El líder de Hatzionut Hadatit, Bezalel Smotrich, consideró intentar torpedear la “ley de ciudadanía” para protestar por la financiación en el sector árabe que ha dado el gobierno. Pero decidió no hacerlo después de que quedó claro que la ley se aprobaría sin los votos de su partido.

La “ley de ciudadanía” concluyó una semana difícil para la coalición, que se vio obligada a renunciar a aprobar sus proyectos de ley emblemáticos sobre conversión al judaísmo y límites de mandato para los primeros ministros.

La semana pasada no fue mejor, ya que la coalición no logró aprobar una iniciativa que cambia la composición del cuerpo que elegirá a los próximos Grandes Rabinos.

El líder parlamentario de Avodá, Ram Shefa, restó importancia a los problemas de la coalición y le dijo a su partido que durante el período de invierno de la coalición logró aprobar al menos 50 iniciativas de ley y al menos 100 en su primera lectura.

Pero funcionarios de Avodá vieron la cooperación de Shaked con los partidos de oposición de derecha y expresaron su preocupación de que podría ser un presagio de una mayor cooperación oficial en el futuro.

La “ley de ciudadanía” es una de las políticas más controvertidas de Israel: los defensores la llaman necesaria para garantizar la seguridad israelí y una mayoría judía, mientras que los opositores dicen que empobrece la vida de los palestinos y los árabes israelíes.

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