Ucrania- Rusia: Por qué no hay diálogo en el horizonte

Composicion del presidente ruso Vladimir Putin y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky

Enlace Judío México e Israel- Ha pasado más de  un mes desde el estallido de la guerra en Ucrania y es difícil predecir como esto va a continuar. Las esperanzas del régimen de Putin de derrocar a Ucrania mediante el uso de la fuerza militar se han desvanecido, y hoy está claro que el ejército ruso no  ha podido lograr los objetivos establecidos por Putin y su comando general.

NATALIO STEINER, EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

En un mundo racional, esto habría allanado el camino para el cese de las hostilidades y una solución política entre los dos países, pero en este caso no se vislumbra el éxito de las negociaciones. Ninguno de los dos bandos parece apostar más que a un cese el fuego. Putin cree que seguir demoliendo Ucrania sin arriesgar demasiado a sus soldados, es el camino; Zelenski cree que al estirarse cada día más la guerra, la Otan entregará las armas de mayor calibre solicitadas para defender lugares tan devastados como Mariupol, sobre el mar de Azov.

El tiempo juega en contra de los dos

A medida que los planes rusos se estancaron y fracasaron en todos los frentes, la ira creció en el Kremlin y se dirigió a casi todas partes. Según  informes, el régimen no se contenta con reprimir las manifestaciones de la oposición o prohibir la publicación de las pérdidas reales de su ejército, sino que comienza a exigir a sus leales explicaciones por la falta de preparación y conducción de la campaña militar y de propaganda contra Ucrania.

La destrucción del prestigio del “poder militar” ruso es una verdadera catástrofe para el régimen de Putin. Un tirano no puede permitirse que lo vean desnudo, porque cada uno de los 30 días de lucha ha revelado más y más las notables debilidades del sistema construido en los años de su gobierno. Desde la falta de motivación de sus soldados, pasando por fallos logísticos o armamentísticos, hasta la incapacidad de predecir la firme resistencia de Ucrania hasta la falta de botas de abrigo para los pies, resulta inconcebible para una potencia mundial.

Para aceptar una solución pacífica y retirar sus desgastadas fuerzas, Putin necesita desesperadamente algo así como un logro. El pueblo de Rusia va a sufrir una crisis económica muy severa, y el número de bajas de su ejército también estará expuesto a sus ojos tarde o temprano. Putin actualmente no tiene ningún logro que pueda presentar frente al alto precio que pagará, y por lo tanto, a su juicio, no tiene más remedio que seguir luchando.

De hecho, los mismos rusos cayeron en una trampa. Después de exigir que los ucranianos reconozcan la pérdida de la península de Crimea y el este del país, será difícil para ellos confiar en menos que eso como un logro.

Los ucranianos, a pesar de las pérdidas y la destrucción de la infraestructura, no tienen motivos para aceptar las demandas rusas en las negociaciones.

El éxito militar inspira un espíritu de lucha en sus vidas. Desde que descubren que el enemigo no es tan fuerte como pensaban, entienden que es posible seguir golpeándolo. La semana pasada, el ejército ucraniano lanzó varios contraataques, repeliendo a los rusos en la región de Kyiv durante decenas de kilómetros y liberando áreas que ya habían caído en manos de los invasores.

A algo más de un mes, la situación se refleja en un hecho paradójico: hoy los ucranianos tienen más tanques que al comienzo de la guerra.  Aunque perdieron alrededor de 200 tanques, se apoderaron de muchos blindados rusos dañados pero no destruidos. A esto hay que agregar que desde la reciente cumbre de la Otan habrá un aumento en cantidad y calidad de armas a enviar por los países occidentales y  se comprenderá por qué los ucranianos están convencidos de que continuar la lucha les depara un triunfo pírrico que ya lo obtuvo en lo político pero no se plasma en los militar.

Por supuesto que están interesados ​​en detener la matanza de sus ciudadanos, pero no a costa de la rendición, y las demandas rusas no se interpretan de otro modo como una rendición. Por lo tanto, lo que fue el mes pasado también será el próximo mes.

Los ejércitos seguirán luchando y Ucrania seguirá sangrando.Y el mundo seguirá rezando para que el conflicto no se haga nuclear.

 

*Natalio Steiner es director de Comunidades Plus

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