Enlace Judío México e Israel – Pesaj es una de las fiestas judías que mayor preparación requiere además de ser de suma importancia para el pueblo y las familias judías. Si analizamos la Hagadah, nos daremos cuenta de que ésta se encuentra plagada de preguntas. Podemos decir que la Hagadah es contada “para responder a todas esas preguntas”, incluso hay quien dice que no estamos obligados a leer la Hagadah si no surge alguna pregunta, y curiosamente surge el: ¿Por qué? ¿Por qué la necesidad de preguntar?

Aquel que se toma la molestia de hacer una pregunta es porque “está realmente interesado en obtener una respuesta”.

Si logramos despertar el interés de los niños y que ellos indaguen entre sus mayores, con sus padres y sus abuelos acerca de los orígenes de su pueblo y de su religión, lograremos que en cada generación tengamos personas que se ven a sí mismas como si hubiesen salido ellas mismas de Egipto, como si hubiesen vivido cercanas a Moshé y por lo tanto cercanas a las Leyes del Creador.

Debemos reflexionar, buscar respuestas ante las dificultades que como individuos y comunidad se nos presentan. Problemas que como pueblo y como nación nos llevan a portar la bandera de paz y responsabilidad al mundo entero.

Pasemos a los cuatro hijos que se representan en la Hagadah:

El hijo inteligente, el que quizá se quede callado, pero que sabe preguntar y su mente está llena siempre de preguntas tales como: ¿Por qué somos judíos? ¿Para qué somos judíos? ¿Cuál es nuestra misión como judíos? ¿Cuáles son las cosas que no debemos hacer como judíos? El hijo inteligente, si no encuentra quien responda sus preguntas en ese momento, siempre buscará la respuesta, pero jamás se quedará con la duda.

El hijo malo se pregunta: —¿Judío? ¿Yo? ¡Pues mi madre es judía, entonces yo debo ser judío! La verdad, no se mucho de este tema, pero todos me llaman judío, así que… ¡Qué bueno y que fácil es pertenecer al pueblo elegido!

El hijo simple se pregunta: —¿Qué es esto? Estudio en un colegio judío, mis amigos son judíos, voy al templo un par de veces al año ¡Qué más da, hago lo que me dicen! Entonces debo ser judío y hago lo que todos hacen. —Y no se preocupa más…

El hijo que no sabe preguntar: El no hace el intento por saber nada más, (o cómo diríamos hoy en día, “no sabe ni qué onda”) lo escucharemos diciendo: —estamos de maravilla, jamás hemos estado mejor. Mira a los otros pueblos y a las otras comunidades, compáralas con nosotros y podrás verás que están mucho peor que nosotros. —Lo triste es que no hace nada por mejorar esa situación.

Y la Hagadáh continúa con muchos cuestionamientos: ¿Qué es UNO? ¿Dos? ¿Tres? …

Al final no son más que preguntas que se responden para responsabilizarnos, para responsabilizar a nuestros hijos, para contar a los menores y recordar a los mayores que es un pueblo que a través de muchos cuestionamientos, lógica y estudio ha sobrevivido, se ha mantenido como tal, se ha unido y sobre todo ha mantenido la relación más importante de todas: la relación familiar.

Jag Pesaj Sameaj desde Monterrey

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