Enlace Judío México e Israel – La vida judía es una especie de juego de la silla, que comienza en una punta de la mesa de Pésaj y con el tiempo nos movemos hacia la cabecera.

RABINO GUIDO COHEN

Comenzamos en una alejada esquina, como bisnietos, mirando con curiosidad el Seder de Pésaj, absorbiendo aromas y melodías, haciendo preguntas, oyendo respuestas, haciendo travesuras, sintiendo como los grandes pellizcan nuestros cachetes, y celebrando cuánto crecimos.

Pasan los años….y entonces los lugares en la mesa comienzan a girar.

Algunos ya no están físicamente con nosotros, y su ausencia se siente en estos días más que nunca. Otros llegaron para hacer la mesa más hermosa, y ocupar esa esquina que alguna vez nos perteneció.

Llegan primos jóvenes, se suman esposas y cuñados, los patriarcas y matriarcas ya son nuestros padres, no nuestros abuelos.

Un día, ya no es mí hermana la que levanta la bandeja sino una hija o sobrina, y no es el abuelo el que dice el Kiddush sino mí padre.

Y en el rincón están nuestros hijos y sobrinos, ocupando los lugares que antes estaban reservados para nosotros, haciendo las preguntas y esperando nuestras respuestas, y cantando “Ma Nishtana” con la misma melodía que alguna vez aprendimos a cantar nosotros.

Poco a poco vamos acercándonos a la cabecera, comprendiendo que no somos más el niño al que le narraban la historia, sino el padre que ahora tiene la responsabilidad de transmitirla.

Mientras más nos acercamos a la cabecera más grande es el deber de conocer esa historia para poder transmitirla.

Ese aroma tan increíble de un hogar que se prepara para Pésaj, ya no solo emana de las ollas de nuestras madres y abuelas, sino que HOY comienza a percibirse en nuestros hogares.

Pésaj no es el recuerdo de una generación que ya no esta, sino una generación que esta por nacer.

Es nuestra responsabilidad trasmitir esa Emuna y crear en nuestros hijos memorias inolvidables, como aquellas que nuestros padres y abuelos inspiraron en nosotros.

Los hijos pequeños de ayer somos los padres de hoy y los abuelos de mañana. Sólo el tiempo dirá si nuestros abuelos tuvieron el éxito, al vernos hoy.

La única forma para que esa Emuna en Hashem, y los valores y tradiciones del pasado sean recibidas y honradas por quienes hereden el futuro, es que nosotros las celebremos y vivamos con ellas en el presente, asi como decimos en la Hagada de Pesaj: “JAIAB ADAM LIROT ET ATZMO KEHILU YATZANU MI MITZRAIM”.

No hay futuro para que el Yahadut (Judaismo) de ayer exista mañana, si no lo vivimos y sentimos como algo relevante hoy.

Somos parte de la larga cadena de nuestro pueblo.

El desafío de volver a narrar la misma historia año tras año, es la tarea Kedosha de transformar lo milenario en eterno, al repetir esta antigua historia y sus costumbres para darle sentido y trascender.

Jag Sameaj.

 


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