Enlace Judío México e Israel – Si para algunas mujeres el lujo es seductor, para otras lo es la religiosidad, la bondad y el deseo de formar una familia judía. De eso se aprovechó Zvi Feldman para defraudar a Rina hasta dejarla sin nada. Conversamos con ella para conocer la historia a detalle.

Simon Leviev usaba una plataforma de ligue para seducir mediante la exhibición de un lujo desmedido. Era, a todas luces, un millonario adicto a la buena vida, cartera irrefrenable, sonrisa perfecta. Salvo porque todo aquello era falso.

La ostentación de Zvi Feldman era radicalmente distinta: se mostraba al mundo como un hombre de fe, un judío religioso que promovía causas caritativas al tiempo que buscaba una buena esposa ortodoxa para formar un hogar sagrado. Al igual que Leviev, nada era verdadero en él.

“Es un hombre muy carismático e inteligente que se aprovecha de la gente para tener lo que quiere”, dice Rina, una mujer ortodoxa que vive en Israel y que hace años desenmascaró a Feldman y lo mostró como lo que realmente es: un estafador profesional.

Si “El estafador de Tinder” hizo célebre a Leviev, también hizo al mundo mirar hacia un fenómeno bastante cotidiano: el uso de plataformas tecnológicas para seducir y posteriormente defraudar a mujeres en cualquier parte del planeta.

La historia de Feldman

Antes de que la película de Netflix cobrara notoriedad, Enlace Judío mostró la historia de Feldman. Un hombre que defraudó a muchísimas personas apelando a su buen corazón. En México, pidió dinero de la comunidad judía para financiar las lápidas de niños muertos en Polonia durante el Holocausto. Al mismo tiempo, sedujo a mujeres bajo la promesa de casarse con ellas, con el fin de drenar sus cuentas bancarias.

Rina es una de sus víctimas y ahora, ante la notoriedad de “El estafador de Tinder”, Enlace Judío la buscó para que, por primera vez, relatara su historia completa. Una que que dejó en ella cicatrices físicas y emocionales permanentes.

“Pertenece a una familia rabínica y usa eso como fachada”, narra desde Israel la víctima más célebre de “el estafador de JWed”, un sitio de citas para judíos religiosos que buscan formar familias consagradas por las leyes hebreas.

A través de dicho sitio, Rina y Zvi entablaron una relación virtual. Se conocieron cuatro meses más tarde. “Salimos unas cuatro veces y el resto del tiempo él solo venía a sacarme dinero”, recuerda ella.

Ortodoxa y vulnerable

“Yo era muy vulnerable en ese entonces. Me había divorciado y tenía algo de dinero del juicio de divorcio. Él debe de haber sabido eso. De alguna manera, uso su encanto para hacerme sentir enamorada de él y que estaba dispuesto a casarse conmigo.”

Rina recuerda cómo Feldman le “lavó el cerebro” para hacerle creer que invertía en su futuro mutuo el dinero que ella le daba. “Su táctica era, al principio, mostrarme lo mucho que me amaba, lo feliz que era de haber encontrado a una persona tan buena y cómo quería pasar su vida conmigo.”

También se mostraba como un empresario exitoso que, sin embargo, a menudo tenía problemas para disponer de alguna de sus tarjetas de crédito o para contar con efectivo en un país extranjero.

“Fue muy inteligente porque, primero, se ganó mi confianza pidiéndome pequeñas cantidades prestadas y devolviéndomelas. Pero entonces, cuando ya no me pagó, me lavó el cerebro porque yo era ortodoxa y me decía que el dinero que yo le daba se destinaría a Mitzvot.”

Pero un día, Rina comenzó a sospechar. “Me dijo que él era mashguiaj, afirmaba haber nacido en México y me llamó para decirme que había ido al rastro a supervisar el sacrificio de una vaca (…), y me dijo que se había lastimado la mano y me mandó fotos.”

Ella no estaba convencida. “Dijo que le habían puesto ciento noventa y seis puntadas en el brazo, después me di cuenta de que eso ni siquiera era posible”, recuerda con una risa amarga. Narra que le pidió que le enviara fotos para ver la herida. Él lo hizo. Las imágenes mostraban su mano envuelta en una toalla supuestamente ensangrentada.

“Entonces me pidió más dinero y yo me di cuenta (del tipo) y dije ‘no’. Por primera vez dije ‘no’. Y a partir de entonces, todo lo solía decirme cambió totalmente. 360 grados. Que cómo podía decir que no, que yo iba a ser su esposa. Que me aplastaría como a una cucaracha.”

En este momento, la voz de Rina se entrecorta y el llanto aflora como si estuviera reviviendo los peores momentos de aquella pesadilla. “Me dijo que él tenía amigos y familia en Sudamérica que eran realmente malos y que vendrían por mí, pues conocía mi dirección, y todo lo que creía, ya sabes, que me amaba, era una total mentira.”

Rina recupera la compostura para narrar que, eventualmente, reunió el valor que necesitaba para enfrentarse al estafador. Contrató a un investigador privado que logró arrinconar a Feldman en un cuarto. Ella escuchaba la conversación desde otra habitación.

Él admitió que había tomado el dinero y prometió pagarlo todo y dio una fecha en la que lo haría. Ellos fueron muy, muy rudos con él”, recuerda sin especificar quienes eran “ellos.” Las personas a quienes contrató lograron que el sujeto confesara y se comprometiera a pagar.

“Cada día me mandaba un mensaje para decir que el dinero estaba por llegar, estaba por llegar, estaba por llegar. Y entonces, un día desapareció. Se fue a Estados Unidos y después me enteré de que estuvo en la cárcel unos pocos años por fraude o robo.”

Ahora, con la popularidad de The Tinder Swindler, Rina pensó que era un buen momento para hablar de nuevo. Para cumplir su deber. “Sentí que era importante que todos, la comunidad ortodoxa, la comunidad judía sepan que este es un hombre que hace creer que es una buena persona cuando en realidad es un tipo realmente malo.”

Zvi Feldman

Un sitio de citas para judíos

Al recapitular la historia, Rina recuerda que, en Jwed, Feldman se describía a sí mismo como un hombre divorciado, que tenía  hijos y que vivía en Israel. Decía que buscaba una buena mujer para construir un hogar judío a su lado.

“Me sonaba bien”, recuerda. “Yo buscaba lo mismo. Solía mandarme toda una serie de fragmentos de la Torá (…). Luego descubrí que los había copiado de internet y que todo lo que hacía era una mentira.”

Pero antes de descubrir la verdad, para Rina, que había atravesado por un divorcio muy difícil, “era lindo escuchar que le gustaba a alguien.”

¿Hubo algún momento en que sospecharas de él, antes del asunto del dinero?, se le pregunta.

“Creo que en el fondo… hubo ciertas veces en que me escribía lo mucho que me extrañaba y lo mucho que me amaba y yo me decía a mí misma ‘apenas y conozco al tipo. ¿Cómo me puede amar?

Pero no fue sino hasta que descubrió que todo se trataba de dinero que dejó que esas sospechas iniciales se materializaran en una abierta desconfianza. Luego vinieron las amenazas, su denuncia pública y el tortuoso proceso de recuperación.

“Seis cifras”, responde cuando se le pregunta cuánto dinero le robó Zvi o Steve o Steven o Israel Feldman. Eso, sin contar los gastos de su abogado, que logró llevar el caso a la corte. “Claro, él nunca se presentó, así que gané”.

“Pero ya no quedaba dinero. Se lo había gastado todo.”

Zvi Feldman

Impune

Al igual que “el estafador de Tinder”, a Feldman le gustaba usar el dinero en aviones, hoteles de lujo, placeres…. Rina logró que la policía lo capturara y lo detuviera por una noche. Hubo un careo entre ambos y él lo negó todo. “El dijo que yo me debería de sentir mal por él porque había tenido un infarto. Y ese fue el final.”

Ante la justicia israelí, Feldman quedó impune. “No lo puedo entender. No lo sé. Ellos saben quiénes son (los estafadores). La policía sabe quién es esa gente. No sé por qué (no hace nada). No tengo una respuesta. Es muy, muy doloroso. No lo entiendo.”

Después de los acontecimientos que narra en entrevista remota, a Rina le diagnosticaron una enfermedad autoinmune, cuya manifestación ella relaciona con las secuelas emocionales que sufrió a partir de su encuentro con Zvi Feldman.

Haber sido la víctima de un estafador la hacía sentir avergonzada, así que no hablaba mucho del asunto. Pero recuerda haber buscado a un rabino para contarle la historia. “Especialmente a un rabino que lo conocía. Y le pregunté que, si sabía que clase de hombre era, por qué no le advertía a la gente sobre él.”

Rina apeló a la Torá: si sabes que alguien corre peligro, tu deber es advertírselo. La respuesta del rabino la hirió profundamente: “Bueno, me imagino que la basura se junta con basura.”

“Soy una persona fuerte”, dice la entrevistada, luego de admitir que, en algún momento, pensó en suicidarse. “Me lastimaba mucho que que alguien no solo se hubiera ido con todo mi dinero sino con la confianza que siempre había tenido en la gente.”

Y aunque Rina decidió, en algún momento, que debía seguir adelante, que debía dejar atrás la historia, las secuelas emocionales que sufrió le impiden confiar en los otros hasta el día de hoy.

Amor que ciega

El Estafador de Tinder removió las entrañas de Rina. La hizo recordar aquellos momentos terribles y sentirse identificada con las víctimas de Leviev. Aunque ahora se siente feliz, “me entristece que sea una persona judía la que actúe de esa manera. Tú sabes, se supone que seamos una luz para el mundo. Pero es importante que la gente sepa que en cada sociedad hay personas malas.”

Piensa que cualquier mujer puede ser víctima de sujetos como Feldman o Leviev, independientemente de su educación. “Nunca podremos entender qué pasa en su cabeza, incluso si pensamos en ello, no hay forma de entrar en esa loca mente, la gente normal no piensa así. No importa qué tan educada seas, la gente normal confía en los otros. Nunca creerías que alguien ta haría algo así a ti.”

Rina está de acuerdo con que una mujer enamorada ve solo aquello que quiere ver. “Estás ciega. Cuando sales de una relación dolorosa y alguien te dice que eres lo mejor que le ha pasado y que te ama y que quiere pasar su vida contigo, harás lo que sea necesario para seguir escuchando eso. Pienso que es una necesidad humana para una mujer saber que es amada.”

Al tiempo que se recupera de las heridas, Rina ha convertido en una misión personal advertirle al mundo sobre el peligro que entraña su defraudador para otras personas.

“No seguí investigando porque me duele y mi salud es más importante para mí. Pero cada cierto tiempo checo y he visto que (Feldman) salió de prisión y, como es mu carismático y my encantador, va mucho de Israel a Sudamérica, donde conoce rabinos y toda clase de gente. Es muy importante que todo mundo sepa quién es y que se alejen de él.”

Las señales

Pero Feldman y Leviev son solo dos estafadores que van por el mundo defraudando la confianza de mujeres y personas vulnerables. Por eso, Rina quiere dejar en claro las señales a las que toda mujer debería de poner atención cuando conoce a un hombre.

“Ningún hombre debería de pedirle dinero a una mujer. En el instante que te pidan dinero, es tiempo de salir corriendo. Y si un hombre no quiere que le digas a nadie sobre su relación, ese es un mal signo. Aléjate de él.”

También recomienda hablar con alguien sobre lo que está pasando. “Compártelo con una amiga. Compártelo con alguien. Porque cuando estás en ello, no siempre ves, estás ciega. No siempre ves por lo que estás pasando porque estás teniendo otras emociones (…). Necesitas que alguien desde afuera te muestre, ya sabes, la realidad.”

Si sabes algo de este individuo, contáctanos al +52 5555060855.

La entrevista que Enlace Judío realizó a Feldman en México. Así nos encontró Rina.

 


Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío. Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.