Enlace Judío- El número de judíos en América Latina hizo un pico en los años 60’, y desde entonces la tendencia es que cada vez hay menos. Han emigrado a lo largo del mundo por la alta formación académica que tienen, señaló Alberto Senderey, experto internacional y gerente de Organizaciones no Gubernamentales (ONG). 

Durante el día inaugural del HaMifgash, realizado en Cancún, el experto en ONG’s indicó que los judíos se han concentrado en Israel y en los EE.UU (85 por ciento de la comunidad mundial). Y el resto se ha movido a lo largo del mundo, como Europa, Canadá, Australia y América Latina.

Sin embargo, en América Latina se ve una baja en los números de judíos desde 1960, dado que que emigran  a otras partes del mundo, ya que la comunidad latinoamericana está mayormente “educada y formada”.

“El judío latinoamericano tiene un alto nivel. Sus abuelos vinieron de Europa y sus bisnietos van a vivir fuera de este continente”, dijo Senderey. “Pero a mí no me importa si la comunidad de cierto lugar desaparece, si los judíos de ahí en realidad tienen hijos y nietos en otro lado. Los judíos no van a desaparecer. Había judíos en otros lugares, pero el asunto es que sobrevivieron y se movieron para otro lado”.

De acuerdo con el artículo ¿Cuántos somos hoy? Investigación y narrativa sobre población judía en América Latina, desde que llegaron los judíos al continente se ha visto una serie de alzas y bajas en cuanto a la cifra de la población judía en América Latina. Pero desde 1960 este número ha decrecido en diversos países.  Algunos de estos casos son las poblaciones de Argentina, Brasil y Uruguay, donde se concentraba la mayor población judaica en los años 60′.

En Argentina, informó el estudio,  los censos estimaron que en 1967 la población judía era de 450 mil personas, lo que disminuyó a 182 mil en 2009. Por otro lado en Brasil, en el mismo periodo, pasó de tener 140 mil a alrededor de 96 mil. Asimismo, Uruguay pasó de tener 50 mil judíos a solo 17 mil 600, entre los años señalados.

Aunque México fue uno de los países de América Latina donde la población creció, ya que, según el mismo estudio, en 1967 tenía 30 mil judíos, y de acuerdo con el censo del 2020 del Inegi, actualmente hay alrededor de 58 mil personas que pertenecen a la comunidad.

“Somos el contenido, no las paredes”

“El judaísmo sobrevivió porque se adapta y nunca pierde su esencia”, dijo Alberto Senderey.

El evento de HaMifgash reúne a líderes judíos, entre los cuales se encuentran Zvi Tal, embajador de Israel en México; Dr. Nachman Shai, ministro de asuntos de la Diáspora del Gobierno del Estado de Israel, y Gael Grunewald, vicepresidente y titular del Departamento de Educación de la Organización Sionista Mundial, entre otros.

En este evento abrieron las conversaciones con temas relacionados al futuro, los desafíos y la educación de la comunidad judía del mundo en la época actual. Y en la plática “¿Hacia dónde va el Mundo?”, Senderey comentó que los retos a enfrentar el día de hoy son los mismos que se tenían hace 200 años, al buscar una reinvención para la supervivencia de la “esencia judía”.

“No es contra los judíos, es contra la esencia judía. Los judíos cambiamos todo el tiempo. Por eso sobrevivimos 3 mil 500 años“, indicó el experto. “Los judíos tratamos de entender el mundo en el que vivimos y nos reorganizamos. No traicionamos, sino tratamos de mantener lo que es importante“.

Por otro lado, señaló que “el judaísmo es el software, no el hardware”, con referencia a que a pesar de que se destruyeron las propiedades de judíos durante los pogromos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial (SGM), y en las cruzadas, el judío sobrevivió “no porque los ladrillos fueran judíos, sino porque los judíos eran quienes estaban sobre ellos”.

“Eso es lo que permitió sobrevivir al judaísmo… Somos el contenido, no las paredes. Y si sacrificamos los muros, esto no afecta al judío, (porque) el asunto se trata de no sacrificar la esencia”, expresó Senderey. “(El judaísmo) choca contra varias culturas: egipcios, los de Babilonia, griegos, el mundo musulmán, el cristiano; (pero) en cada época el judaísmo no se opone a ninguno de ellos, sino que se adapta, y nunca pierde su esencia… Y crea las instituciones para sobrevivir a esa época”.

Una nueva era

Escena en Ucrania
Una mujer en una ciudad ucraniana destruida por las tropas rusas.

Entretanto, Senderey explicó que los esfuerzos se deben concentrar en la generación judía de hoy en día. Esto tras los sucesos que acontecen hoy en día, como el desarrollo tecnlógico y la guerra en Ucrania; eventos que marcarán una nueva era en la sociedad.

“Vamos a un cambio de era, no solo por las tecnologías de producción, sino cómo se va organizando la sociedad. El desafío de estas generaciones, es el mismo que tuvieron nuestros abuelos: ¿Cómo vamos a recrear la comunidad judía, sus vidas, sus organizaciones, sus escuelas? Todo lo que puedan llegar a pensar fue creado hace poco, pero mucho de eso va a tener que cambiar; ya no va a servir. Hay mucho que crear”, aseveró el líder judío.

Por otro lado, agregó que hoy en día la atención a la comunidad judía es importante, ya que “la juventud ya no participa tanto; los padres tampoco. Hay una conversión masiva de judíos que dicen: “no estoy afiliado, no voy a la comunidad, no estoy en ningún lado, pero tampoco se convierten”.

Asimismo, lamentó que la era también se vea transformada por las guerras, como hoy sucede con la invasión de Rusia en Ucrania. Ya que, explicó, con ella acabaron los 70 años de paz después de la SGM y la forma de resolver los conflictos con negociaciones hayan terminado.

La guerra es horror, no es una película de Hollywood en la que el soldado siempre está vestido con una ropa recién planchada y limpia, que no viola, no tortura, que bombardea el puente, pero no la propiedad privada. Eso no es la guerra“, dijo.

Y agregó, “(por ello) en este puente (de eras) vamos a tener un trabajo muy difícil de pelearnos con nosotros mismos. Nuestro instinto es que fuimos seleccionados para dirigir esta comunidad, mantenerla, hacerla sobrevivir y pasarla a la siguiente generación”, concluyó. “Fuimos electos para transmitir el judaísmo, no para transmitir edificios. Y eso es lo más importante”.

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