Enlace Judío- Un Baruch para Spinoza, el segundo libro de Ezra Bejar, fue presentado el pasado domingo en las instalaciones del Centro Deportivo Israelita. En el contexto histórico de Ciudad de México, el protagonista intenta saber la razón de su nombre sin enloquecer en el camino.

“Un Baruch para Spinoza” es el segundo libro de Bejar

Fanny Sarfati, actríz de teatro y escritora, intercaló las presentaciones con la elocuente lectura de fragmentos del libro.

Leo Zuckermann, periodista y analista político, aseguró que la obra “le costó un trabajo endemoniado a su autor” debido a que se trata una historia muy diferente al primer libro de Bejar: “La novela comienza con el encuentro fortuito de los que serían los padres de un tal Baruch Spinoza en el Parque México, donde asombrosamente aparece Pedro Infante” .

Para Zuckermann Un Baruch para Espinoza, “es un libro ambicioso y su autor quiso y logró una novela distinta que pretende ser literatura de altos vuelos”.

“La amistad es uno de los elementos que redime a los personajes, que redime la situación, catastrófica obsesiva que tiene que ver con la trama” dijo, a su vez,  Daniel Fainstein, decano y profesor de la Universidad Hebraica, quien añadió: “Primero, llamaría a la obra una biografía acompañada, debido a que existe un gran esfuerzo de investigación de detalle de la vida de la familia del contexto de la vida de Spinoza”.

“A través de las peripecias de dos amigos y lo que va ocurriendo nos va aprendiendo acerca de ese mundo del que viene Baruch Spinoza”: un mundo de exiliados de Portugal,de ideas contradictorias”.

“De ser el “archi hereje” de la modernidad (dentro de la tradición judía), Spinoza se esta convirtiendo en un ícono cultural. Hay especialistas que le llaman “el padre de la biopolítica, el padre de las neurociencias… Es el padre del estado liberal y del judaismo secular”.

“La excomunión, para Spinoza, no fue algo negativo, le dio la oportunidad de pensar libremente”.

Para Fainstein, la novela hará que el lector reflexione acerca de la legitimidad de poner dogmas de fe en una comunidad. “El camino de Spinoza no era que el judaísmo se adapte a sus creencias, el decidió un camino como individuo, como filósofo, más allá de los ámbitos comunitarios. En la novela, se tocan temas centrales de la vida de todos los seres humanos: la amistad, el amor, la familia, las tradiciones”.

El autor replantea el lugar de Spinoza

“¿Dónde ponemos a Spinoza?, ¿Dónde ponemos la energía? En cambiar lo que no tiene sentido cambiar, o ponemos la energía en lugares diferentes con valores diferentes y creencias diferentes. Creo que allí está el foco del judaismo contemporáneo” finalizó Fainstein.

Ezra Bejar fue durante varios años fue profesor de la UNAM. También fue funcionario público y actualmente ocupa una silla en la junta de gobierno de la Comunidad Sefaradí.

Para Ezra Bejar, “uno no escoge el tema, el tema lo escoge a uno”. Bejar explicó cómo una confluencia de circunstancias lo llevó a escribir la novela.

“Hace algunos años, contemplé el mural que esta aquí abajo en el salón (dentro del CDI). Narra la historia del pueblo judio, en él aparecen Einstein y Spinoza, a lado de los patriarcas”

Tiempo después, Bejar fue a una serie de conferencias sobre Spinoza.

Más adelante, en las canchas de tenis del CDI se encontró con su amigo, Guillermo Espinoza, quien  le platicó acerca de uno sus hijos, de nombre Baruch.

Allí estaban los ingredientes para una novela. “Me puse a investigar” continua el escritor quien también tomó clases de Cábala. “Ya verán ustedes si todo esto se cocinó muy bien. No fue nada fácil meterse en la psique de una persona del siglo XVII, así como en la de un mexicano del siglo XX”.

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