Enlace Judío – El 26 de mayo pasado se emitió una ley iraquí que criminaliza la normalización de los lazos y cualquier relación con Israel. La legislación fue aprobada con 275 legisladores iraquíes votando en la Asamblea de 329 escaños. La Ley fue propuesta por el importante clérigo chiita Moqtada al Sadr cuyo partido ganó más escaños en el parlamento en las elecciones de octubre pasado.

Según la Ley, todos los funcionarios iraquíes, incluidos los de la región del norte de Kurdistán, las instituciones gubernamentales, las empresas del sector privado y los medios de comunicación tienen prohibido establecer relaciones con Israel o promover la normalización de las mismas.

La legislación implica riesgos no solo para los ciudadanos iraquíes, sino también  para las empresas que trabajan en Irak y se descubre que violan la ley. La violación de la Ley se castiga con la pena de muerte o cadena perpetua.

Irak fue uno de los principales adversarios de Israel hasta el derrocamiento del régimen dictatorial de Saddam Hussein en el 2003.

Es de destacar que 18 000 tropas iraquíes representaron la fuerza más grande que lucho contra el naciente Estado judío en la guerra de Independencia de Israel en 1948. También envió importantes contingentes expedicionarios para luchar contra Israel en 1967 y 1973, perdiendo a más de 800 soldados a manos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Por otra parte, en 1991 Saddam Hussein disparó decenas de misiles scud contra Tel Aviv  y Haifa en un intento de arrasar a Israel a la Guerra del Golfo. En este contexto, el programa secreto de armas nucleares de Saddam Hussein alarmó a Israel y finalmente las FDI destruyeron el reactor iraquí de Osirak en 1981.

En septiembre de 2021 las autoridades de Irak emitieron orden de arresto contra dos de sus ciudadanos que participaron en una Conferencia que Irak hiciera para promover la paz con Israel y anunciaron que lo harían con más de 300 participantes una vez que establecieran quienes eran.

Históricamente el pueblo judío comparte una fuerte conexión con Irak de donde fueron expulsados luego de la partición de Palestina decidida por las Naciones Unidas. La mayoría de los judíos de Irak fueron desplazados. Entre 1950 y 1951, abandonaron su país cerca de 120,000 judíos iraquíes, la mayoría partió para Israel durante una operación llamada Tasquit al-Jinsiya (la pérdida de la nacionalidad) porque un prerrequisito era renunciar a la identidad iraquí  y partir sin posibilidad de retorno. Ese éxodo es relatado convencionalmente como el fin del exilio babilónico y la realización de la promesa mesiánica del retorno a Sión (Israel).

En la tradición judía, Babilonia es un lugar para la Diáspora, la condición suprema del exilio tal como lo relata la frase bíblica: “sobre las orillas de los ríos de Babilonia, estábamos sentados y llorábamos recordando a Sión”.

El título oficial elegido para el transporte aéreo de los judíos iraquíes fue Operación Esdras y Nehemías, que invoca los nombres de los profetas asociados al episodio bíblico del retorno a Jerusalén y la reconstrucción del Templo.

Sin embargo, lo que con frecuencia suele ser presentado como la “reunión de los exiliados” y el retorno de “la diáspora” a Jerusalén en realidad fue una experiencia compleja y dolorosa, y un trauma multigeneracional que engendró un sentimiento de pertenencia ambivalente para los judíos desplazados de Oriente Próximo.

De repente, los judíos iraquíes, egipcios y sirios debieron defender su judeidad asociada –por primera vez en su historia- no a su religión, sino a un nacionalismo colonial. Ese periodo dio lugar a expresiones de hostilidad generales y a numerosas medidas de discriminación en su contra.

La presión sionista destinada a desplazar a las comunidades judías y ponerle fin a la diáspora por un lado, y la equivalencia entre judaísmo y sionismo del nacionalismo árabe, por el otro, llevaron finalmente a la partida de los judíos árabes de sus países quienes enfrentaron en Israel el racismo de los israelíes europeos.

Por otra parte, existen grupos iraquíes que tienen interés en que Irak tenga relaciones con Israel. En este sentido, al final de septiembre de 2021 cientos de líderes y activistas iraquíes se reunieron en la región del Kurdistán del país Irak para pedir públicamente la normalización total con Israel. El grupo reunió a sunitas, chiitas, jóvenes activistas y líderes tribales. Ciertamente 312 hombres y mujeres iraquíes hicieron su declaración pública en Arbil, la capital del Kurdistán exigiendo que Irak se una a los recientes Acuerdos de Abram y se establezcan relaciones diplomáticas con Israel.

Varias delegaciones iraquíes de líderes locales de Irak han hecho viajes a Israel y han establecido relaciones informales con funcionarios israelíes. No obstante el Gobierno de Irak en este momento está muy lejos de reconocer a Israel. De aquí la reciente legislación que criminaliza los lazos con el mismo.


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