Enlace Judío – Uno de los pasajes más enigmáticos —y, al mismo tiempo, fascinante— del Génesis es el de la Torre de Babel. Primera gran construcción con la que el ser humano “quiso llegar hasta el cielo”, sede de la lengua primordial que fue confundida por D-os como castigo a la soberbia del hombre, es un relato que desconcierta por el entorno arcaico en el que ocurre, fuera del tiempo o de la Historia, y que se antoja más como leyenda o mito que como algo que realmente haya sucedido.

Irving Gatell nos explica cómo detrás de los rasgos extraños de este relato hay una gran cantidad de memorias históricas preservadas por el pueblo de Israel y luego registradas en la Biblia.

Por sorprendente que parezca, nuestros ancestros registraron bastante bien en sus memorias primero orales, luego escritas, la existencia de un pueblo constructor de grandes masas piramidales, que se estableció en la región que la Biblia llama Sinar y que, históricamente, fue Sumer.

Y también que allí hubo un encuentro múltiple de lenguas semíticas e indoeuropeas, y que allí fue la sede de la lengua madre de los idiomas semíticos: el acadio.

Y, sobre todo, que allí fue donde aparecieron los más antiguos clanes hebreos, los primeros en entrar en un choque abierto contra las civilizaciones esclavistas. Un maravilloso repaso que nos aclara cómo el pueblo judío trae en la sangre el inquebrantable compromiso de luchar por la libertad.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío