Enlace Judío- A nadie se le escapa. La llegada del presidente Joe Biden a Israel es un necesario tránsito hacia su verdadero objetivo: Arabia Saudita.

Ciertamente, será recibido con un amplio despliegue en el aeropuerto de Lod, y por apremios del covid los personajes que allí estarán apenas abrirán una sonrisa al mandatario y al amplio cortejo que le acompaña. Los abrazos se verán así contenidos.

La ciudadanía israelí deberá tolerar durante dos días el cierre de importantes rutas que conducen a Jerusalén. Y amplios recursos policiales – amén de reservadas fuerzas de seguridad- son hoy movilizados con el fin de asegurar la vida y el breve itinerario de un personaje que, a sus 79 años, apenas revela signos de vertical presencia.

Dorada oportunidad para el flamante Primer ministro Yair Lapid quien junto con el presidente Itzhak Herzog lo recibirán en el aeropuerto con el amplio despliegue de fuerzas militares y policiales. Será la primera vez que el joven Lapid podrá platicar con el visitante durante 90 minutos sobre los problemas cardinales del país y las posibilidades de perfeccionar los nexos políticos y militares con Washington.

En llamativo contraste, Benjamín Netanyahu sostendrá sólo una breve plática con el líder norteamericano. Un reflejo de las fuerzas que en el presente dominan en el país y que tal vez cambiarán considerablemente como resultado del venidero torneo electoral.

Ciertamente, Biden más tarde se encontrará en Beith Lejem con el envejecido Abu Mazen. Su propósito es asegurarle que el consulado norteamericano en Jerusalén oriental continuará sirviendo a la población árabe y ésta habrá de merecer una amplia ayuda económica con el fin de mejorar los servicios de salud.

¿Qué busca Biden?

Transitar hacia Araba Saudita con el propósito de negociar el amplio flujo de petróleo en favor de los países que en las presentes circunstancias apoyan de diferentes modos la resistencia ucrania contra Moscú.

Ciertamente, esta breve visita puede engendrar un sustantivo viraje en el Medio Oriente.

Se trata de la probable suscripción de acuerdos- tanto públicos como discretos – entre países de la Península árabe – incluyendo a Riad- dirigidos a obtener el amplio flujo de petróleo, además del tránsito de turistas y mercancías.

Y a nadie se le escapa su principal objetivo: levantar y coordinar con la activa participación de Israel un frente común contra las intensiones agresivas de Irán.

Al término de la visita presidencial, Yair Lapid probablemente conocerá una ampliación relativa de la posibilidad de obtener un triunfo electoral en noviembre.

Escenario que inquieta no sólo a los partidarios de Bibi ya abrumados con las declaraciones Hadas Klein antes los jueces que juzgan la conducta de la familia del primero. En él gravitan considerablemente los celosos partidarios de Ben Gvir y Betzalel Smotrich quienes pretenden trastornar el rumbo del país en el caso de integrar la futura coalición gubernamental.

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