Sean sus nombres por siempre recordados y sus memorias estén siempre vivas en nuestra conciencia

Albert Aboud Attie ● Emmanuel Attie ● Jorge Luis Ávila ● Martín Bim ● Salomón Chocrón ● Edmundo Delgado ● Omar Jean Francois ● Rani Gabay ● Joseph Gershon ● José Antonio González ● Isaac Harrouche ● Mauricio Harrouche ● Freddy Moadeb ● Vincent Pantalio ● Moshe Pardo ● Lizzie de Phillips ● Jaica Rascovsky de Yaker ● Saúl Schwartz ● James Ward Cain ● Miguel Zubieta ●

RAMY ATTIE

Un día como hoy hace veintiocho años vivimos un suceso sin precedentes en nuestra historia. Un martes 19 de julio de 1994 el vuelo 901 de Alas Chiricanas que unía a las ciudades de Colón y Panamá se desvaneció de los radares a tan solo 15 minutos de haber iniciado su trayecto desde el aeropuerto Enrique A. Jiménez, itinerario que tenía como destino final el entonces aeropuerto Marcos A. Gelabert de Punta Paitilla, en nuestra ciudad capital.

Tras los llamados de emergencia, el avión, un turbohélice Bandeirante modelo EMB 10, que llevaba consigo a dieciocho pasajeros y a tres tripulantes, fue ubicado destrozado en las montañas de Santa Isabel. No hubo sobrevivientes.

Una vez que las pesquisas empezaron a tomar forma surgieron las primeras hipótesis señalando que estábamos ante un atentado terrorista ejecutado mediante la introducción de un explosivo a la nave por parte de uno de los pasajeros que se suicidó llevándose consigo las vidas de veinte maravillosos seres humanos, padres, hijos, sobrinos, abuelos, hermanos, tíos, primos, vecinos, amigos.

Perdimos a alguien a quien conocíamos y aun amamos, seres insustituibles para nosotros con los que crecimos y soñamos momentos de eternidad, a quienes añoramos y lloraremos hasta que el Creador nos dé vida.

Se elevaron diversas hipótesis sobre el motivo que llevó a los autores intelectuales y materiales a planificar el atentado. Al haber sido asesinados ciudadanos de Panamá, Colombia, Estados Unidos e Israel, la investigación involucró a diversas agencias internacionales, incluso, a las argentinas ya que desde un principio se trabajó en la pista que relacionaba al atentado en Panamá con el perpetrado un día antes en contra de la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA, en Buenos Aires, hipótesis elevada por el fiscal argentino Alberto Nisman, fallecido en circunstancias aun no muy claras en vísperas de presentar la conclusión de sus investigaciones ante el congreso de su país.

No solo Nisman, sino años más tarde las más altas autoridades nacionales de Panamá e Israel, establecieron que la mano del grupo terrorista libanés Hezbolá estaba presente en la planificación y ejecución del atentado.

Y repito las preguntas que me atormentan desde hace ya años: ¿no es acaso tiempo para que las autoridades competentes de Panamá inicien las gestiones para identificar, solicitar la extradición, juzgar y condenar a los autores intelectuales y materiales del atentado? ¿Hasta cuándo más vamos a tener que esperar los familiares y amigos para recibir justicia? ¿Por qué motivo se demora tanto el hallazgo de la verdad? ¿O será más bien que se le teme a la verdad? ¿Quién o quiénes se benefician con todo este silencio?

Cierto que por espacio de muchos años nos quedamos en silencio sin saber exactamente cómo reaccionar ante la tragedia. Mas, sin embargo, esto no impidió que un grupo de familiares y voluntarios hayan decidido dar un paso hacia delante y provistos de firmeza, profundo respeto a la memoria de las víctimas, ansias de justicia, tolerancia y respeto hacia la vida humana, sacamos el atentado del olvido en que estaba por ser condenado y organizamos la noche del 18 de julio del 2019, en al Parlatino, la conmemoración con motivo a los 25 años del atentado en contra del vuelo 901 de Alas, acto solemne al cual asistieron junto al presidente de la nación, Sr. Laurentino Cortizo Cohen, autoridades de los Poderes Legislativo y Judicial, así como embajadores acreditados en el país, representantes de las diversas confesiones religiosas que hacen vida en Panamá, familiares, medios de comunicación y público en general que colmó las instalaciones del citado parlamento regional.

Aquella memorable noche nació también una iniciativa que tiene como propósito perpetuar la memoria de los veinte inocentes asesinados mediante la construcción de un monumento recordatorio que, bajo el nombre de “CONCIENCIA VIVA”, será erigido en el Mirador Pacífico de la Cinta Costera de nuestra capital.

Este espacio será un lugar de reflexión para que las nuevas generaciones de panameños y extranjeros tomen conciencia sobre las repercusiones que el terrorismo, la violencia, la discriminación y la intolerancia tienen para nuestra sociedad y la importancia de defender y promover la Libertad, la Democracia y los Derechos Humanos.

Tras veintiocho años debemos seguir enarbolando el optimismo, un sentimiento que se lo debemos a quienes se nos adelantaron en la partida, se lo debemos a todos los que hoy nos rodean, a nuestras familias, a los amigos y a los ciudadanos con quienes tenemos la responsabilidad de formar conciencia para que, junto a las generaciones futuras, sigamos haciendo de Panamá un país de paz, tolerancia y justicia.

*Ramy Attie es empresario panameño. Hermano y tío de Emmanuel Attie Z”L y Alberto Aboud Attie Z”L, respectivamente, dos de los 20 ocupantes asesinados en el vuelo 901 de Alas Chiricanas.


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: @EnlaceJudio