Enlace Judío – Una nueva tecnología desarrollada en la Universidad Bar-Ilan utiliza nanopartículas para ayudar al sistema inmunitario a combatir las células cancerosas, informó The Media Line.

Una nanopartícula de 1 a 100 nanómetros puede tener diferentes propiedades físicas y químicas a las de sus homólogas de mayor tamaño. Un nanómetro equivale a la milmillonésima parte de un metro.

Con una investigación que comenzó en 2016, la profesora Mira Barda-Saad y su equipo han hecho un avance científico en la lucha contra el cáncer.

Según el reporte recogido por Ynet, el estudio publicado en la revista EMBO Molecular Medicine expuso por primera vez el uso de nanopartículas para eliminar las obstrucciones que crea el entorno del tumor, lo que dificulta la función normal de las células asesinas naturales.

Barda-Saad explica que “las células asesinas naturales son linfocitos que constituyen la primera línea de defensa inmunitaria contra las infecciones virales, el crecimiento tumoral y la propagación metastásica”.

Se sabe que las células asesinas naturales tienen un enorme potencial para tratar el cáncer mediante inmunoterapia, ya que producen una potente respuesta inmunitaria en las proximidades del tumor, dando lugar a una eliminación rápida y directa de las células cancerosas en el microambiente tumoral.

Sin embargo, la aplicación de las células asesinas en la inmunoterapia es un desafío, ya que el microambiente tumoral evade o suprime la actividad de estas células, lo que hace que las células cancerosas proliferen en los tejidos y perjudiquen al organismo.

Barda-Saad y su equipo de investigación de la Universidad Bar-Ilan han superado este desafío a través de un mecanismo para integrar las nanopartículas basadas en lípidos en las células asesinas naturales. El aprovechamiento de las células con nanotecnología “mejoró drásticamente la actividad antitumoral de las células asesinas naturales”, dice.

Los nanotransportadores están recubiertos de anticuerpos que reconocen específicamente a las células asesinas naturales activadas que se dirigen a las células cancerosas, y reducen el tumor.

Se trata de un avance importante en el campo de la medicina, ya que la nanotecnología de partículas basadas en lípidos que se usan para silenciar temporalmente la expresión de los genes podría utilizarse no solo para tratar el cáncer, sino también para otras enfermedades.

Barda-Saad señala que “al adoptar un enfoque antiviral en lugar de antitumoral, se abrió la puerta a otros usos”, como la lucha contra las infecciones virales y otras condiciones patológicas.

La nueva tecnología se someterá a pruebas preclínicas y clínicas de seguridad, un proceso que podría llevar años. Pero Barda-Saad ya tiene en mente el objetivo de que estas partículas se administren por vía oral.

La profesora Deborah T. Blumenthal, directora del Servicio de Neurooncología del Instituto de Oncología del Hospital Ijilov en Tel Aviv, explica que la creación de nanopartículas en una forma de administración oral “facilita el uso porque pacientes que viven más lejos no tendrían que acudir al hospital para recibir tratamiento y podrían tomar los medicamentos por vía oral. Sería una gran ventaja para ellos”.

La administración oral no solo sería beneficiosa, sino que el método preciso y dirigido permitiría a los pacientes optar por este tratamiento en lugar de la quimioterapia o radioterapia, que suelen tener efectos secundarios.

“Este es un concepto muy intrigante y emocionante, específicamente para el tratamiento de los cánceres cerebrales”, comenta Blumenthal.

“Estas nanopartículas evitarían los desafíos anteriores sobre el tamaño de las moléculas, que a menudo significaban que los tratamientos biológicos no podían aplicarse a cánceres cerebrales; sin embargo, un portador de nanopartículas se dirigiría con éxito al cerebro y podría dirigirse a las células cancerosas que se encuentran allí”.

Barda-Saad afirma que esta nanotecnología es una señal del futuro de los fármacos inmunoterapéuticos para mejorar la respuesta inmunitaria contra agentes patógenos que causan la enfermedad. “Creo firmemente que combinándola con las moléculas adecuadas detectadas en nuestro laboratorio podremos aprovecharla en la lucha contra el cáncer”, concluye.

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