Enlace Judío – Una nueva novela del reconocido autor israelí Yishai Sarid explora el efecto psicológico del servicio militar en Israel, cómo el ejército convierte a los jóvenes en soldados y cómo salen de esa experiencia.

“Victorious” (“Victoriosa”) relata la historia de Abigail, psicóloga militar que al finalizar su servicio, el ejército la llama de nuevo para ayudar ante una posible guerra a gran escala, justo cuando su único hijo se alista en la Brigada de Paracaidistas.

La idea del libro surgió en parte de “la idea de un soldado de combate que ante la posibilidad de una guerra al día siguiente se aleja de su hogar y le dice a su madre, ‘Mira, no puedo hacerlo, estoy muy asustado, por favor escóndeme en algún lugar, ayúdame'”, explica Sarid en una entrevista a The Times of Israel.

“Pero ese escenario es imaginario, eso no ocurre. Nunca he escuchado algo así, y me hizo pensar ¿por qué? ¿Por qué no ocurre?”, se preguntó.

La novela, traducida al inglés por Yardenne Greenspan, explora la función de Abigail: entrenar a jóvenes soldados para que se dirijan sin miedo a la batalla, y protegerlos del daño psicológico de la guerra.

“Los seres humanos son tiernos de corazón”, dice Abigail a cadetes durante el curso de comandantes de batallón. “La mayoría de ellos se estremecen ante la idea de matar, excepto los pocos que han nacido para hacerlo, para quienes matar es algo natural. El propósito del ejército es enseñar a la mayoría blanda a matar”.

Es fácil leer la novela como una condena de la guerra y de la cultura militar, e incluso del ejército. Pero Sarid, quien sirvió en las FDI durante seis años y en la reserva hasta los 45 años, rechaza cualquier condena.

“Es parte de nuestras vidas, compartimos la carga”, dijo.

Yishai Sarid
El autor Yishai Sarid (Cortesía)

“Siempre que hay alguna operación militar o una guerra en Gaza… siento que soy parte de ella, aunque no esté físicamente allí”, señaló Sarid, y agregó que cuando no participa, siente cierta culpa “por no estar allí, porque esos chicos están allí por mí”. Como israelí que radica en Tel Aviv, “para bien o para mal, participo en [esas guerras], no puedo evadir mi responsabilidad”, dijo.

Sarid afirma que, independientemente de sus opiniones políticas, el hecho de ser israelí y veterano de las FDI se refleja en su escritura.

“Escribo sobre cosas dolorosas, sobre cosas que me hieren, que me causan dolor, pero no lo hago desde fuera. No soy de la ONU ni de Europa, escribo desde dentro. Así que aunque me oponga y piense que es una tontería, viviendo aquí en Israel, soy parte de ello y asumo mi responsabilidad”, expresó.

Con un diálogo sutil pero agudo, Sarid escribe escenas destinadas a provocar reacciones que revelan más sobre el lector que sobre el autor.

En una escena, una joven piloto de las FDI le dice a Abigail que no puede dejar de pensar en el niño de 7 años que mató accidentalmente durante un ataque aéreo dirigido a un terrorista de alto rango.

“No sabías que había un niño allí”, le dice Abigail. “Hiciste lo correcto. Probablemente salvaste vidas de civiles. No es tu culpa que no mantengan a sus hijos a salvo, y los involucren en las guerras. No eres en absoluto culpable de nada”.

La joven piloto responde que no puede deshacerse del sentimiento de culpa, y Abigail le dice: “A nadie le importa más que a ti. El chico ya está muerto y no sintió nada. Supéralo Noga. Esos pensamientos te vuelven disfuncional. Se acabó, sigue adelante. Hablemos de cosas bonitas”.

Victorious, novela de Yishai Sarid
Las portadas en inglés y hebreo de la novela “Victorious” de Yishai Sarid. (cortesía)

“Victorious” (“Victoriosa”) es la sexta novela de Sarid, abogado e hijo del difunto político de Meretz, Yossi Sarid. Su última obra, “El monstruo de la memoria”, fue una novela muy aclamada que adopta la forma de una carta escrita por un guía turístico de un campo de concentración al presidente de Yad Vashem.

En muchos sentidos, dice Sarid, el trauma de la continua violencia y la guerra, similar al trauma del Holocausto, afecta a la sociedad israelí en su conjunto.

“Vivir sobre la espada y ante un conflicto tan largo, no solo militar sino también frente al terrorismo, todo eso que vivimos, por supuesto que tiene una enorme influencia en nuestra vida. Es una sociedad que convive con la violencia todos los días”.

Con tantos israelíes que sirven en el ejército, “la psicología nos dice que nadie puede salir de él como entra. Siempre hay influencia y daño – puede ser menor y puede ser muy severo y [podría ser a lo largo de] todo el espectro. Pero, por supuesto, tiene una influencia directa sobre miles de israelíes y sus familias“.

Como protagonista, Abigail es bastante fácil de disgustar. Se involucra en relaciones complejas, cruza los límites y justifica todo tipo de comportamientos cuestionables, una acusación que irrita un poco a Sarid.

“Abigail como personaje suscitó opiniones opuestas en los lectores, a algunos les gusta y otros pensaban que es un monstruo. A mí, por cierto, me gusta, creo que hace su labor. No hay que culparla por la guerra, intenta hacer su trabajo lo mejor posible y cumplir su misión”, comentó.

Sarid se identifica con Abigail, como protagonista principal del libro y narradora en primera persona.

Abigail no es fanática, no creo que quiera la guerra, no es políticamente fanática. Pero esa es su profesión, y la realidad que vive. Hace lo que puede para que ganemos nosotros y no el enemigo. Yo soy igual”, dijo.

Sarid, que al igual que su padre está vinculado con la política de izquierda en Israel, señaló: “por supuesto que prefiero que no haya guerras; creo que la guerra es un crimen y una tragedia, etc., pero si ocurre, prefiero que nuestros chicos maten al enemigo y no que el enemigo mate a los nuestros”.

“Victorious” (“Victoriosa”), publicada en hebreo en 2020, tocó la fibra sensible de muchos israelíes, que sirven en las FDI, envían a sus hijos al ejército y confían en sus soldados. Pero Sarid cree que los recientes acontecimientos mundiales han dado al libro más resonancia incluso en el extranjero.

“Cuando se mira desde fuera, a los lectores del mundo occidental les parece a veces una cosa exótica, extraña o rara que la gente siga luchando de esa manera. Pero creo que con la guerra en Ucrania, la percepción de que en el mundo occidental o en Europa esa guerra ha terminado… la gente comprende que la guerra aún no ha terminado”, señaló.

“Más allá de eso, la cuestión de cómo enseñamos a jóvenes normales a matar es universal: puede ocurrir en cualquier parte”, concluyó.

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