Enlace Judío / Rab David Silverberg – El Tur (O.C. finales del 417) cita un comentario de su hermano, Rav Yehuda, que establece una correspondencia entre las tres fiestas de peregrinación y los tres patriarcas. La fiesta de Pésaj corresponde a Avraham, y Shavuot es paralela a Itzjak. La fiesta de Sucot, afirmaba Rav Yehuda, está vinculada a Yaakov. La fuente bíblica de esta correspondencia entre Sucot y Yaakov, como cita Rav Yehuda, es un verso de Parashat Vayishlach (33:17), “Yaakov viajó a Sucot; construyó para sí una casa, y para su ganado hizo cabañas [‘sukkot’]”. La construcción de “sukkot” por parte de Yaakov para su ganado alude a una cierta conexión entre él y la fiesta de Sucot.

Una explicación común de este vínculo entre Yaakov y Sucot se relaciona con el tema de la transitoriedad y la existencia temporal del ser humano en este mundo. Uno de los requisitos halájicos fundamentales de la sucá es que se construya como un dirat ara’i, una residencia temporal. Nuestra residencia en la sucá durante Sucot representa nuestra residencia en la tierra, y nos recuerda que nuestra vida aquí es temporal. La implicación práctica de esta conciencia es la necesidad de dar prioridad a nuestra adquisición de los bienes eternos de la Torá y las mitzvot por encima de la búsqueda de la riqueza material, que sólo poseemos temporalmente. Este mensaje está simbolizado por la descripción que hace la Torá de Yaakov construyendo “sukkot” para su ganado. Yaakov consignó sus posesiones terrenales en “sucot” temporales, las consideraba transitorias y efímeras. Esta descripción de Yaakov refleja uno de los temas centrales de Sucot, el concepto de transitoriedad y nuestro conocimiento de la naturaleza temporal de la vida.

Es significativo que la festividad de Sucot también se denomine “zeman simjateinu“, la fiesta de la alegría. Aunque la obligación de la simjá (alegría) se aplica a las tres fiestas de peregrinación, adquiere especial importancia y desempeña un papel especialmente destacado en la observancia de Sucot (véase Rambam, Hiljot Lulav 8:12). La conciencia de la transitoriedad de la vida no debe llevar a la persona al abatimiento, ni a una preocupación morbosa por la eventualidad de la muerte. Al contrario, vivir en la sucá debe ser una experiencia especialmente alegre. Darse cuenta de la naturaleza efímera de nuestra existencia física debería inyectar un sentido, una dirección y un propósito en nuestras vidas, permitiéndonos experimentar la alegría y la satisfacción de la realización personal. Debemos alegrarnos de la oportunidad que se nos ha dado de entrar en este mundo y vivir al servicio de nuestro Creador, y aprovechar nuestro tiempo limitado en la tierra para desarrollar todo nuestro potencial. Por lo tanto, la fiesta de Sucot no es sólo un recordatorio de la naturaleza transitoria de la vida, sino también una celebración de la naturaleza transitoria de la vida, que nos enseña a alegrarnos de las oportunidades que se nos presentan durante nuestra limitada estancia en este mundo.

Fuente: Mizrachi / Yeshivat Etzion