Enlace Judío – El Gran Rabino Ashkenazí de Israel, David Lau, pidió al próximo gobierno de Benjamín Netanyahu que revoque la llamada “cláusula del nieto” de la Ley del Retorno, que otorga la ciudadanía israelí a cualquier persona que tenga al menos un abuelo judío que no practique otra religión, informó The Times of Israel.

“Durante 10 años he estado pidiendo tratar de cambiar este error de la tercera generación en la Ley del Retorno, arreglarlo, asegurar que Israel sea un Estado judío, un Estado de judíos”, dijo Lau.

Lau hizo las declaraciones en un evento anual el domingo en Nueva Jersey el domingo por la noche en honor a los emisarios de Jabad, que sirven en comunidades de todo el mundo en nombre del movimiento jasídico.

En su discurso, Lau también se jactó de su intransigencia en el tema de las conversiones al judaísmo, a medida que el gobierno anterior buscó reformar el proceso.

En un aparente acto de protesta contra esas reformas, Lau redujo drásticamente el número de conversiones que reconoce su oficina.

“He tenido el honor en el último año de ser el emisario del rabino [Menachem Mendel Schneerson, difunto líder de Jabad] y de continuar sus grandes pasos para garantizar que la conversión se realice de acuerdo con la ley judía”, dijo Laú.

A principios de este mes, el Gran Rabino Sefaradí Yitzhak Yosef instó al futuro gobierno de Netanyahu a aprobar un proyecto de ley que permita a la Knéset darle revés a fallos de la Corte Suprema de Justicia, declarando a Israel un “Estado ortodoxo”.

Yosef dijo que el llamado proyecto de ley de anulación es “una oportunidad para enmendar la ley sobre quién es judío”.

Hablando durante su sermón semanal, el rabino afirmó que Israel “es un Estado ortodoxo, no reformista”, acusando al judaísmo reformista de “causar la asimilación en el extranjero”.

“Tienen que [aprobar] la cláusula de anulación para superar estos fallos de la Corte Suprema”, dijo.

Los dos rabinos principales de Israel son funcionarios públicos cuyos salarios son pagados por el Estado y se supone que no deben intervenir en los asuntos políticos.

Después de los comentarios de Yosef, el jefe del partido de derecha secular Yisrael Beitenu, Avigdor Lieberman, pidió que lo despidieran de su cargo.

Está previsto que el futuro gobierno de Netanyahu esté compuesto por el Likud junto con los partidos ultraortodoxos Shas y Yahadut Hatorá y los partidos de extrema derecha Hatzionut Hadatit, Otzmá Yehudit y Noam.

Los cuatro partidos han indicado su deseo de aprobar la llamada cláusula de anulación, que permitiría poner frenos a la Corte Suprema frente a la Knéset que, según ellos, subvierte la voluntad del pueblo.

Se espera que dicha iniciativa sea un elemento clave de los acuerdos de coalición firmados entre los partidos.

Los partidos han indicado el deseo de cambiar la Ley de Retorno para limitar el número de personas elegibles para inmigrar a Israel que no se consideran judíos según la ley ortodoxa. Esto tendría principalmente una gran influencia en la inmigración de la antigua Unión Soviética.

Se espera que algunos políticos del Likud, que tiene una importante base de apoyo de inmigrantes de la antigua Unión Soviética, se opongan a tal cambio en la Ley del Retorno.

El jefe de Otzmá Yehudit, Itamar Ben Gvir ha dicho que también buscará poner fin al reconocimiento de las conversiones reformistas con fines de ciudadanía.

Los partidos ultraortodoxos han apoyado durante mucho tiempo que solo se reconozcan de manera oficial las conversiones ortodoxas al judaísmo.

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