Enlace Judío- La Fundación Saltiel instituyó en el año 2004-2005 el Premio “Alejandro y Lili Saltiel” otorgado en colaboración con Vaad Hajinuj y la Universidad Hebraica para reconocer a los docentes destacados de la Red de Colegios Judíos de México y motivarlos en su labor para fortalecer nuestro sistema educativo.

Forma parte de una estrategia para mejorar el estatus de los educadores y promover la excelencia.

 

Para las tres instituciones ha sido una prioridad que se hable y se reconozca en todos los espacios comunitarios, la labor que llevan a cabo, día a día, con gran dedicación nuestros maestros y maestras, morim y morot.

La entrega de este año se basa en reconocer a aquellos educadores “Transformadores de Vida” en los ámbitos académico, intelectual, emocional, social y/o familiar. Es importante distinguir en esta ocasión, a los docentes que durante los ciclos 2019-2022 (últimos 3 ciclos escolares) lograron generar y adecuar estrategias para mantener una relación cercana y de impacto con sus estudiantes.

Estos son los docentes más destacados de la Red de Colegios judíos de México

1er lugar

Daniel Arakanchi del Instituto Emuna, Debbie Nedvedovich de la Escuela Yavne y José Fernando Torres del Colegio Hebreo Sefaradi

2o lugar

Bridget Paterson del Colegio Or Hajayim, Jenny Profeta del Colegio Hebreo Maguen David y Rebeca Epelstein del Colegio Cim Ort

3er lugar

Flor Palma de Kadima, Shuly Jasqui de la Escuela Yavne y Virginia Villalba del Colegio Hebreo Sefaradi.

Propósito del Premio: “Cada maestro deja una huella especial en cada estudiante”

Somos conscientes del momento histórico que estamos viviendo. El mundo actual está cambiando vertiginosamente. Sumado a esto, las consecuencias que ha traído la pandemia implicó retos importantes que modificaron muchas esferas relacionadas con el desarrollo de los alumnos, especialmente en el área socioemocional.

Si nos detenemos en este preciso momento para recordar a “ese maestro o maestra” que dejó esa huella positiva en nuestras vidas, es muy probable que lo recordemos precisamente por algún aspecto positivo en nuestra formación.

Más allá de los conocimientos o contenidos educativos que el maestro desarrolle en sus alumnos, los maestros al estar cerca de sus estudiantes detectan y son sensibles cuando algo externo al aula requiere una atención especial.

Maestros que ayudaron al alumno a superar alguna crisis, que le dieron tranquilidad, que facilitaron herramientas o diálogos, que trastocaron la vida y los corazones de ellos y sus familias en medio de esta pandemia.

Docentes que apoyaron para poder sobrellevar situaciones personales, fuera o dentro del aula; que les dieron un respiro y un espacio de escucha, un buen consejo o una intervención pertinente, que ayudaron a facilitar situaciones desde su posición particular, presencial o virtual, el docente que se muestra ante todo como ser humano cercano, empático, comprensivo y que además posee la iniciativa de tomar acción por el bienestar de sus estudiantes.

Maestras y maestros que salen de su zona habitual para apoyar de manera personal a sus alumnos en lo individual, académico, social y/o familiar.

Porque la educación debe ser la palanca que movilice la calidad de vida emocional de los estudiantes, reconocemos al docente que transforma vidas y toca corazones”.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío.