(JTA) — Más de 330 rabinos estadounidenses, incluidos algunos que ocupan puestos destacados en ciudades grandes, se comprometieron a impedir que los miembros del bloque sionista religioso del nuevo gobierno de Benjamín Netanyahu hablen en sus sinagogas y cabildearán para evitar que hablen en sus comunidades.

Una carta abierta que ahora circula dice que no invitarán a miembros del bloque “a hablar en nuestras congregaciones y organizaciones. Hablaremos en contra de su participación en otros foros en nuestras comunidades. Alentaremos a las juntas de nuestras congregaciones y organizaciones a unirse a nosotros en esta protesta como demostración de nuestro compromiso con nuestros valores judíos y democráticos”.

Netanyahu anunció el miércoles su nuevo gobierno propuesto que incluye a sionistas religiosos de los partidos Hatzionut Hadatit, Otzmá Yehudit y Noam, aunque sus detalles aún no se han finalizado.

Los ministros del gobierno israelí a veces hablan en las sinagogas estadounidenses para obtener apoyo para sus iniciativas e ideas.

No está claro si las figuras que son duramente críticas con los judíos no ortodoxos, como lo han sido los líderes sionistas religiosos, aceptarían invitaciones de sus sinagogas incluso si se las ofrecieran.

Sin embargo, el tono intransigente de la carta y la amplitud de los firmantes es una señal de una creciente crisis en las relaciones entre Israel y la comunidad judía de EE. UU. provocada por el ascenso de los extremistas, que ganaron 14 escaños en las elecciones del 1 de noviembre.

Sus signatarios provienen de los movimientos Reformista, Conservador y Reconstruccionista. No hay signatarios ortodoxos.

Entre los firmantes se encuentran miembros actuales y anteriores de las juntas de rabinos en Chicago y Los Ángeles; rabinos que lideran las congregaciones conservadoras y reformistas más grandes del área de Washington, D.C; ex líderes de los principales cuerpos de los movimientos reformistas y conservadores; el actual líder del movimiento Reconstruccionista; y el rector de la Universidad Judía Estadounidense con sede en Los Ángeles del movimiento Conservador.

La carta fue organizada por David Teutsch, un destacado rabino reconstruccionista de Filadelfia, y John Rosove, el rabino emérito del Templo de Israel en Los Ángeles.

La carta describe cinco propuestas sionistas religiosas que, según dice, “causarán un daño irreparable a la relación entre Israel y la diáspora judía”: cambiar la Ley del Retorno para excluir a los conversos no ortodoxos y sus descendientes; perjudicar los derechos LGBTQ; permitir que la Knéset anule fallos de la Corte Suprema de Justicia de Israel; anexión de Judea y Samaria (Cisjordania); y expulsar a los ciudadanos árabes que se oponen al gobierno de Israel.

Queda por ver cuánto de esa agenda llegará a implementarse. Netanyahu ha dicho que confía en que podrá limitar algunas de las figuras que planea nombrar para dirigir ministerios.

Entre ellos se encuentran Itamar Ben-Gvir, quien ha sido elegido para controlar a la policía y quien ha sido condenado por incitación por su pasado apoyo a grupos terroristas israelíes y comentarios incendiarios sobre la población árabe de Israel; Bezalel Smotrich, quien ha sido acusado por las fuerzas de seguridad israelíes en el pasado de planear ataques violentos contra los palestinos, y quien supervisará los asentamientos judíos en Judea y Samaria; y Avi Maoz, quien se ha descrito a sí mismo como un “orgulloso homófobo” y ha llamado “oscuridad” a todas las formas liberales del judaísmo, y quien tendrá autoridad sobre algunos aspectos de la educación.

Varios grupos judíos estadounidenses se pronunciaron en contra de incluir a la facción extremista en el gobierno mientras Netanyahu negociaba con el bloque, y más lo han hecho desde que anunció la formación del gobierno el miércoles.

Incluyen la ADL, los principales movimientos no ortodoxos y los grupos políticos liberales judíos del Medio Oriente Partners for Progressive Israel, J Street y Americans for Peace Now.

Abe Foxman, exdirector de la ADL y referente desde hace mucho tiempo del apoyo judío a Israel, dijo a principios de este mes que tiene la esperanza de que Netanyahu pueda contener a los extremistas, pero que “si Israel deja de ser una democracia abierta, no podré soportarlo”.

Algunas organizaciones que se pronunciaron en 2019 cuando Netanyahu consideró una coalición con extremistas guardaron silencio incluso cuando otras dieron la voz de alarma desde las elecciones, incluido el AIPAC y la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías Estadounidenses.

Una declaración de AIPAC después del anuncio de Netanyahu esta semana decía: “Una vez más, el Estado judío ha demostrado que es una democracia sólida con las libertades que los estadounidenses también aprecian”. La Conferencia de Presidentes no ha emitido una declaración.

Los grupos ortodoxos aún no se han pronunciado sobre el nuevo gobierno. La Organización Sionista de América, que respalda los asentamientos en Judea y Samaria, ha indicado que apoyará al nuevo gobierno.

El Comité Judío Estadounidense cambió ligeramente su tono antes de las elecciones, cuando se negó a hablar. En una declaración posterior al anuncio de Netanyahu, sonó una nota similar a la de Foxman, diciendo que trabajaría con Netanyahu “para ayudar a garantizar que la retórica incendiaria que han empleado algunos miembros de la coalición gobernante, retórica que no representa los valores democráticos de Israel, su papel como patria para todos los judíos, y su inquebrantable búsqueda de la paz, no definirá las políticas internas y externas del nuevo gobierno”.

La administración de Biden ha dicho que juzgará al gobierno de Israel por sus políticas, no por las personas del gabinete de Netanyahu.

De la traducción (c)Enlace Judío México
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