Enlace Judío – En Buenos Aires están cerca de concluir las labores de construcción de la Plaza Memoria AMIA, un nuevo sitio conmemorativo para recordar a las víctimas del ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina de 1994.

El espacio se encuentra en el barrio de Belgrano, sobre el lugar donde se depositaron las ruinas de la sede de la AMIA, detonada en un atentado que causó la muerte de 85 personas y dejó un saldo de 300 heridos, de acuerdo con el periódico La Nación.

Los escombros fueron depositados sobre dicha zona en la costa del Río de la Plata, en un predio ubicado entre la Ciudad Universitaria y el Parque de la Memoria preservado en la investigación para proteger la evidencia.

En 2017 surgió la propuesta por una idea que tomó el gobierno de Buenos Aires y trasladó a la AMIA para comenzar a definir los puntos más importantes del memorial y, sobre todo, qué tipo de uso se le podía dar al lugar donde se depositaron los escombros.

El gobierno dijo que la intención del proyecto era “mejorar y poner en valor el terreno a fin de preservarlo como un nuevo espacio verde para la ciudad”.

El proyecto versó sobre el establecimiento de 85 estacas verticales de acero —la idea inicial de colocar lámparas en los extremos fue descartada— en homenaje a cada una de las víctimas, una placa con los nombres de todos los fallecidos y senderos y miradores que flotarán sobre el terreno y el Río de la Plata.

En el proyecto final fue descartado un pilar de metal de 20 metros de altura que iba a funcionar como un reloj solar.

La plaza memorial está rodeada de rejas y cercos, y la idea es quitar algunos de ellos o abrir portones para mejorar la conectividad con la zona cercana.

El próximo 18 de julio se cumplirán 29 años del ataque a la sede de la AMIA y se espera contar con el espacio ya listo para que se sume a los homenajes.

Para los referentes de la AMIA, la propuesta era importante porque en su basamento, en sus escombros, se encuentra la memoria de lo ocurrido aquella tarde de 1994, sobre todo, para llegar a aquellas personas que no tienen la memoria del hecho por una cuestión generacional.

La intención de generar memoria colectiva y social a partir de testimonios y actos simbólicos para recordar sin tener la necesidad de haber vivido el hecho fue uno de los objetivos de este trabajo.

Según AMIA, sus referentes y familiares de las víctimas, “estos procesos urbanísticos de recordación cambiaron en estas tres décadas y pasaron del monumento fijo, sin interacción con la gente, a los espacios en el territorio”.

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