Enlace Judío – No, aún no. Hoy los encuentros entre manifestantes y policías con sus caballos en Tel Aviv no llegaron a la violencia que personalmente, como funcionario itinerante de las Naciones Unidas, observé en no pocos países. Sin embargo, podrían asumir un filo inesperado si el gobierno no acierta a actuar en los próximos días con la prudencia que hoy le falta. 

Ya es absolutamente claro para la ciudadanía israelí que el primer ministro Netanyahu ha perdido la autoridad que tuvo en otros tiempos.

Algunos argumentan que su esposa Sara y su hijo Yair llenan hoy el vacío. Otros opinan que importantes miembros de su partido Likud y de la coalición gobernante controlan eficazmente los pasos del actual gobierno. Tal vez son especulaciones que carecen de fundamento alguno. 

En cualquier caso estas interrogantes colman hoy el ambiente israelí y aguardan una respuesta satisfactoria. 

Las públicas manifestaciones en Tel Aviv y en otras ciudades conocen de momento la tolerancia de los cuerpos policiales, pero es imposible anticipar si tal actitud cambiará en los próximos días en un sentido u otro. Depende del ritmo que habrá de tomar la aprobación de las reformas auspiciadas por la pareja LevinRothman

Por otro lado, la actitud hoy expectante y relativamente pasiva de líderes musulmanes en El Líbano e Irán puede mudar radicalmente. Y en tal caso la violencia interna deberá ceder al enfrentar un enemigo común. 

El lector interesado en el tema hoy se preguntará – así quiero suponer– por qué las recomendaciones del presidente Herzog merecen oídos sordos. Incluso líderes de la oposición muestran, a mi ver, una postura relativamente frágil cuando el país encara un peligro interno sin precedente en sus 75 años de existencia. Confieso: no tengo respuesta alguna. 

También me inquieta la relativa indiferencia de las diásporas como si ignorasen que un desastre en Israel afectará considerablemente la legitimidad y el bienestar relativos que hoy gozan. 

En estas horas, la bandera israelí flamea en nuestro balcón. Confío que esta conducta se multiplicará en los días venideros y los temores que hoy me abruman reflejan hoy una inquietud que carece de fundamento alguno. 

Reitero: nunca antes quise estar en el error.  


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