El líder de la oposición, Yair Lapid, reaccionó al anuncio del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu sobre la suspensión temporal del proceso legislativo de la reforma judicial, informó The Times of Israel.

“Si el proceso legislativo se detiene, de manera real y absoluta, estamos dispuestos a iniciar un diálogo genuino en la Residencia del Presidente“, afirmó Lapid.

“No necesitamos poner una venda sobre las heridas, sino tratarlas adecuadamente. Debemos sentarnos juntos y redactar una Constitución para Israel en base a los valores de la Declaración de Independencia. Debemos dejar que el presidente determine un mecanismo para el diálogo y confiar en él como un mediador justo”.

Aseguró que eso es todo lo que la oposición ha exigido en los últimos dos meses. “Negociaciones reales, constructivas, de un liderazgo que esté dispuesto a tomar responsabilidad”.

Y advirtió: “Hemos tenido malas experiencias en el pasado, así que primero nos aseguraremos de que aquí no haya trucos ni farsas. Ayer escuchamos con preocupación los informes de que Netanyahu dijo a sus asociados que en realidad no detendrá la reforma y solo intenta calmar la situación”.

“Si intenta algo, se encontrará con cientos de miles de israelíes patriotas comprometidos a luchar por nuestra democracia frente a él, comprometidos a ser la fortificación que proteja al país y su democracia”.

“Por otro lado, si el gobierno entabla un diálogo real y justo, podemos salir de este momento de crisis más fuertes y unidos, y podemos convertirlo en un momento decisivo de nuestra capacidad para vivir juntos”, señaló.

Por su parte, el presidente del partido Hamajané Hamamlajtí, Benny Gantz celebró la suspensión del proceso legislativo de la reforma judicial y aseguró que iniciará las negociaciones en la Residencia del Presidente “con el corazón abierto, no para vencer, sino para llegar a un acuerdo”.

Gantz prometió escuchar las preocupaciones de los partidarios de la reforma y afirmó que su objetivo es “mejorar la gobernabilidad, los pesos y contrapesos” sin comprometer los fundamentos democráticos básicos ni una amplia Ley Básica casi constitucional que establezca autoridades y límites claros a la legislación.

Arremetió contra los políticos que intentan incitar a la violencia entre las distintas partes de la sociedad diciendo: “No a la guerra civil, no a las divisiones, sí al acuerdo y al diálogo”.

Dirigiéndose a los partidarios de la reforma judicial dijo: “Ustedes son mis hermanos. Actuaré como un líder que ve a todos”.

“No teníamos que llegar a este momento. Me opongo a este gobierno y continuaré, pero en materia de seguridad nacional apoyaré de todo corazón cada movimiento correcto”, aclaró.

La líder de Avodá, Merav Mijaeli y el presidente del partido Israel Beitenu, Avigdor Lieberman, acusaron a Netanyahu de intentar debilitar el movimiento de protesta antes de reanudar el proceso legislativo de la reforma.

“Hemos dicho todo el tiempo que solo aceptaremos una eliminación total de los peligrosos proyectos de ley golpistas. Netanyahu no los está retirando, está ganando tiempo a costa de nuestra democracia”, dijo Mijaeli.

Los grupos de protesta aseguraron que las manifestaciones contra la reforma continuarán a pesar del anuncio de Netanyahu.

Netanyahu no es digno de confianza. Nos ha demostrado que no se puede confiar en él. Por lo tanto, mientras solo hable y no actúe, las protestas continuarán. Las manifestaciones cesarán cuando la reforma sea archivada”, dijeron en un comunicado.

Shikma Bressler, una de las principales líderes del movimiento de protesta, afirmó que Netanyahu y sus socios de la coalición están claramente decididos a avanzar con sus “leyes dictatoriales” en la próxima sesión de la Knéset, dentro de un mes.

“Las declaraciones del primer ministro y sus socios extremistas son una admisión de su intención de volver a poner sobre la mesa las leyes de la dictadura en la próxima sesión parlamentaria, perjudicando la economía y la seguridad del país. Mientras continúe el proceso legislativo y no sea archivado, estaremos en las calles”, apuntó.

Bressler calificó el anuncio como “mero intento de callar las protestas para promulgar la dictadura de Netanyahu”.

“Ahora no es el momento de bajar la presión, sino de aumentarla”, puntualizó.

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