El pasado 3 de mayo la Reserva Federal de EUA (FED) elevó la tasa de referencia en 25 puntos base, en concordancia con las expectativas del mercado.

Así se ubicó en un rango de 5% y 5.25%, su nivel más alto desde septiembre de 2007. El alza se dió a conocer días después de que se publicó la inflación de EUA en marzo, que se ubicó en 4.2% anual, su nivel más bajo desde mayo de 2021. Mientras que la inflación subyacente se desaceleró a 4.6%, la tasa más baja en año y medio.

Asimismo, el anuncio de la FED se divulga días antes de que se conozca el estado actual de la nómina no agrícola, cuyo dato más reciente referente a marzo implicó la creación de 236,000 puestos de trabajo, se prevé la posibilidad de una pausa en el ciclo de alzas.

Por otra parte, el Comité de la FED señaló que está muy atento a los riesgos inflacionarios y comprometido a regresar la inflación a su objetivo de 2.0%.

La FED tomó la decisión del aumento de la tasa de referencia en medio de dos tendencias económicas complicadas para EUA.

Por un lado la turbulencia en el sector bancario (las autoridades de EUA tuvieron que confiscar recientemente los activos del First Republic Bank que representó el segundo desplome bancario más grande de la historia de EUA) y la pugna política por el tope de la deuda estadounidense que podrían debilitar a la economía. Si los bancos restringen el crédito y los mercados financieros se derrumban ante la posibilidad de que la nación caiga “en default”.

La inflación en EUA aunque está cediendo, sigue por encima de la meta del 2.0% anual. Esto podría ser que el Banco Central de EUA siga subiendo las tasas para inhibir más el crédito y los aumentos de precios. Ello podría acrecentar la posibilidad de una recesión.


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