Todos conocemos el significado de esta fiesta, sabemos la importancia que tiene en la historia y en la vida del pueblo de Israel. Entendemos sus símbolos y la intención de estos de lo que fue la vida en Jerusalén durante la época en la que el Templo existía.

Me he preguntado qué podría significar todo eso el día de hoy. La respuesta ha dado muchas vueltas en mi cabeza pero de repente me vi cara a cara con una realidad que vivimos en las comunidades judías pequeñas de la Golá y los problemas que afrontamos al tener distintas formas de pensar y de actuar.

Intentaré que el texto sea preciso y de fácil lectura.

¿Qué se acostumbraba llevar al Templo en Shavuot?

Se dice que el higo es como la Torá; no tiene desperdicio, ni una letra ni un signo de más. El fruto de la higuera se come completo, su cáscara, su carne, sus semillas además de la sombra y la madera que proporciona. ¿Qué quiere decir con esto?

En una comunidad pequeña cada miembro es valioso, todos somos importantes, el trabajo comunitario funciona con la voluntad y la constancia de todos. No se puede dejar ir a nadie, cada uno debe tener un espacio, un lugar en el que pueda desarrollar y compartir sus intereses.

La granada, otro de los simanim, nos recuerda Rosh Hashaná. Todos asociamos esa fecha con el Sheheyanu que recitamos en la primera cena, sin embargo, el significado es aún más profundo. Sus semillas se encuentran todas juntas formando una unidad, tan cerca una de la que no es posible distinguirlas. Es así como debemos ser los miembros de una comunidad pequeña; Una unidad que nos haga fuertes, que convierta nuestra forma de vida en un motor que amplíe las posibilidades para seguir adelante con un objetivo, con una meta común.

Las ramas del olivo, las aceitunas… Tal vez es el símbolo más conocido y universalmente utilizado. Brindaba el aceite para alumbrar el Templo además de sugerir la importancia de la paz en la vida de los seres humanos.
¿Más claro que eso? La paz entre los miembros de la comunidad es esencial y así, uniendo fuerzas, se producirá el aceite que dará luz a las necesidades que esta tenga además de alumbrar un camino hacia un futuro común.

Las uvas son un símbolo de abundancia que se ha usado a lo largo de la historia desde la parábola en la que se cuenta la aventura de los espías que Moisés envió a la Tierra Prometida.

Las uvas necesitan gran cantidad de agua y de sol para madurar. Una comunidad, al igual que las uvas, necesita nutrirse por las ideas y el trabajo de todos los que forman parte de esta y que deben intensificarse con nuevas formas de pensar y diferentes perspectivas.

Otra de las frutas que menciona el Tanaj son los dátiles. La palmera nos otorga los siguientes beneficios; sus frutos que son dulces como la miel, las ramas se usan para tejer los techos; las fibras se usan para tejer cuerdas y no podemos dejar a un lado la sombra que provee a los que se encuentran cerca.

Todo se aprovecha, nada queda atrás. Debo pensar que así somos los seres humanos. Todos tenemos algo que puede ser útil a los otros, entonces ¿Por qué no ponernos a disposición de los otros?

El trigo y la cebada son los granos que se llevaban al Templo y son mencionados en el Tanaj como parte de los Bikurim. No hay mucho que decir acerca de estos, son granos, o más bien, hay mucho que decir ya que representan el alimento de todos los humanos.

La comunidad necesita alimento y el alimento llega de todos, hombres, mujeres, niños, viejos, gente que ha trabajado allí desde siempre y conoce los problemas y otros, que aunque nuevos o diferentes, intentan entender como funcionan las comunidades.

Las comunidades chicas, repito, necesitan más que nunca a todos y cada uno de sus miembros. Las críticas son parte de un todo y son bienvenidas siempre y cuando se trate de construir, no podemos alejarnos por no estar de acuerdo con una u otra cosa, esto repercutirá en la vida de todos, no tenemos espacio, no podemos darnos ese lujo.

Es muy difícil, nadie más que los que estamos allí lo sabemos. Lo anterior puede parecer una utopía, pero pensemos: La fiesta de Shavuot habla de la vida de los humanos, es decir, de nuestra vida en la tierra regresando al campo, a lo básico desde el momento cúscipide del pueblo judío, la Entrega de la Torá.

En fin, espero que esta reflexión nos lleve a plantearnos lo que sucede y asistamos a todo lo que se nos ofrece para luego poder actuar de alguna manera buscando el camino para los “si se puede tener lo que realmente nos interesa”.

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