Una de las figuras más importantes de la historia de la época de oro del judaísmo lituano fue un conde llamado Valentin Pototsky, quien luego de su conversión al judaísmo cambio su nombre por el de Abraham ben Abraham.

Esta es su historia.

Un joven polaco de nombre Valentín, junto a su amigo Zarembo, viajaron desde Polonia hacia Paris para estudiar en un seminario cristiano. Una vez instalados en aquella ciudad, ambos jóvenes entraron a una vinatería y atisbaron a un judío sentado en un rincón estudiando detenidamente algunos libros. Su nombre era Menahem Ben Arie Leib.

Los visitantes entablaron relaciones con Menahem. Los jóvenes habían quedado muy impresionados ante tanta sabiduría, por lo que le pidieron al judío que los instruyera en lo que él estaba estudiando.

De esa manera, en seis meses adquirieron el dominio de la lengua bíblica y una fuerte atracción hacia el judaísmo.

Pero cuando la Iglesia en Paris comenzaba a sospechar de los jóvenes católicos con inclinaciones judías, estos decidieron ir a ver al Rabino Itzjak Pereira, quien era en ese entonces el rabino de la ciudad de Paris. El rabino les aconsejó mudarse a Ámsterdam ya que, en ese momento, aquel país era uno de los pocos lugares en Europa en el que un cristiano podía abrazar abiertamente el judaísmo.

Cementerio donde yace Abraham Ben Abraham
Cementerio donde yace Abraham Ben Abraham

Tribulaciones

Una vez en Holanda, los jóvenes se dirigieron a la Yeshivá del rabino Arie Leib Loewenstam, donde permanecieron estudiando durante un año, para luego convertirse al judaísmo. Asumiendo Valentin Pototsky el nombre de Abraham ben Abraham (es el nombre que acostumbran a utilizar los convertidos al judaísmo) y Zarembo el nombre de Baruj ben Abraham.

Sin embargo, en Polonia los padres del joven Pototsky se enteraron de que su hijo había abandonado el seminario en París, mientras llegaban ciertos rumores que se había convertido al judaísmo, por lo que comenzó una intensa búsqueda por parte de los padres y de la policía polaca.

Pasados unos años, Abraham ben Abraham regresó a Vilna para ser aconsejado por el famoso Gaón Eliahu de Vilna. Una vez allí, se ocultó en una sinagoga en aquella ciudad. Pero cuando el Gaón de Vilna se enteró que Pototsky, ahora “Abraham ben Abraham” estaba en la ciudad, le aconsejó que no permaneciera allí, ya que era muy peligroso para él- y que se fuera al pequeño pueblo vecino de Iliye, cercano a Vilna.

Valentín siguió las instrucciones del Gaón y se trasladó a Iliye. En aquel pueblo había sastre judío llamado Lemke Knepl, que cosía uniformes para el ejército polaco. Lemke había oído hablar a algunos clientes del nuevo y extraño estudiante que se la pasaba día y noche absorto en el Talmud. Sospechó que el desconocido en la sinagoga podría tratarse de la persona buscada por el gobierno polaco tras haberse convertido al judaísmo.

En cierta ocasión, el hijo del sastre, quien se divertía molestando a los hombres que se dedicaban a estudiar en la sinagoga, fue fuertemente reprendido por Abraham ben Abraham. El niño corrió a acusarlo con su padre, quien inmediatamente y sin escrúpulos, lo delató ante el obispo de Vilna, revelando que el tan buscado Conde Valentín Pototsky se escondía en la sinagoga del pueblo de Iliye.

Abraham ben Abraham fue detenido y llevado a la cárcel. Una vez informados acerca de la detención, los padres de Valentín viajaron a verlo a su celda, para rogarle que renunciara a su judaísmo públicamente, con la promesa de que le iban a construir un castillo, donde podría practicar la religión secretamente.

Condenado

Si embargo, Valentín se negó rotundamente y expresó a su madre: “Mamá, yo te quiero mucho, pero me encanta la verdad aún más”. Después de un largo proceso de juicio por herejía, el conde Valentín Pototsky, fue condenado a ser quemado vivo en la hoguera.

Una vez sentenciado, el Gaón de Vilna le envió un mensaje a través de un alumno, proponiéndole rescatarlo utilizando los poderes de la Cabalá, pero Valentín se negó a ser rescatado, alegando que el prefería morir santificando el nombre de DI-s. A su vez, Abraham ben Abraham le mando a preguntar al Gaón de Vilna cuál era la bendición que se debía recitar antes de santificar su cuerpo al “Kidush Hashem”. El Gaón le respondió que esta era: “BARUJ ATA…… MEKADESH ET SHIMJÁ BARABBIM” (que santifica Su nombre en público).

Los inquisidores, al ver la intransigencia y el apego al judaísmo de Valentin Pototsky, le dijeron: “En este mundo, nosotros estamos vengándonos de ti; pero en el otro mundo, acaso tu podrás vengarte de nosotros?”

La respuesta

Abraham, sonriente y tranquilo les replicó a sus verdugos sedientos de sangre: “Les quiero relatar algo que me sucedió en mi infancia. Yo me encontraba jugando junto a unos niños en un terreno perteneciente a mi padre, donde hacíamos figuras de soldados de barro, cuando de repente aparecieron otros niños y con maldad pisaron mis estatuillas; ellos redujeron a polvo todo lo que tanto me había costado hacer. Por lo que, llorando me dirigí a mi padre para contarle aquella “horrible tragedia” que acababa de ocurrir, pidiéndole que castigara severamente a mis compañeros. Mi padre, en lugar de conceder mi pedido, me reprendió diciéndome que, si yo era más inteligente que ellos, no tenía por qué enfurecerme por tonterías como esas. Entonces pensé que en ese momento no tenía modo de tomar venganza contra ellos, pero cuando creciera, podría vengarme”.

“¿Ustedes creen que después, cuando el tiempo fue transcurriendo, se me ocurrió alguna vez llevar a cabo esa venganza que dejé pendiente? ¿Qué me hicieron esos pequeños quienes que no tenían entendimiento? ¡Sólo pisaron mis simples estatuillas de barro!”

“¿Acaso ustedes creen que, en el mundo de la verdad, cuando esté todo tan claro, voy a pensar en el momento en que ustedes dentro de su necedad quemaron mi carne y despedazaron mis huesos que no son sino como el polvo de la tierra?”.

Las palabras de Abraham ben Abraham dejaron sorprendidos a los inquisidores, pero mucho más aún, fue lo que siguió saliendo de sus labios cuando se refirió a su delator: “Si a la vida que me espera podría llevarme un mínimo Zejut (mérito) que me permitiera pedirle algo a Di-s, no dejaría de pedir por el bien de quién me delató, para que pueda acceder al Olam Habá (mundo venidero), pues fue gracias a él que yo tuve el privilegio de llegar a una situación como ésta, de poder entregar mi vida para santificar el Sagrado Nombre de DI-s”.

De esa manera llego el día de la ejecución y Pototsky fue llevado encadenado hacia la hoguera que le habían preparado. Sin embargo, él iba caminando con orgullo al sitio de la ejecución, mientras entonaba una melodía que luego fue cantada en la famosa Yeshivá de Volozhin, y también fue entonada por el Rabino Isser Zalman Meltzer más adelante en Yom Kipur.

Auto de fe de Abraham Ben Abraham
Auto de fe de Abraham Ben Abraham

El mártir

Valentin Pototsky, el famoso Guer Tzedek Abraham ben Abraham, fue quemado vivo el segundo día de la fiesta de Shavuot, 7 de Sivan 5509, un 23 de mayo de 1749.

Poco tiempo después, también detuvieron a Menahem Ben Arie Leib, quien había sido su primer maestro en Paris, y quien también fue ejecutado en Vilna, el 3 de julio 1749, a la edad de setenta años.

Por orden de la iglesia, no se les estaba permitido a los judíos presenciar la quema. Sin embargo, un judío llamado Leiser Zhiskes, se hizo pasar por cristiano entre la multitud y tras sobornar a algunos guardias, pudo obtener las cenizas de Abraham ben Abraham, que más tarde fueron enterradas en el antiguo cementerio judío.

Se cuenta que, también el rabino Alexander Ziskind, autor del libro Yesod VeShoresh HaAvodah, estuvo oculto cerca de Pototsky en el momento que este entregaba su alma al creador y pudo contestar “Amén” a la bendición que pronuncio Abraham ben Abraham antes de morir.

Luego de haber ejecutado la sentencia, las autoridades no permitieron a los judíos erigir una Matzevá (lapida) sobre sus cenizas, sin embargo, más adelante, un extraño y fantasmagórico árbol que parecía abrazar su tumba creció en el lugar, y los que trataron de cortar el árbol resultaron heridos misteriosamente.

Tras la destrucción del antiguo cementerio de Vilna por los nazis durante la Segunda Guerra mundial, un nuevo cementerio fue construido, y los restos del Gaón de Vilna junto con las cenizas de Abraham ben Abraham fueron inhumadas y vueltos a enterrar en el nuevo cementerio judío de Vilna.

Allí les fue colocado a ambos una Matzevá (lápida), que hasta el día de hoy se puede ir a visitar.

Tumba del Gaón de Vilna junto a la de Abraham Ben Abraham
Tumba del Gaón de Vilna junto a la de Abraham Ben Abraham

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