Zvi Tal vive sus últimos días como embajador de Israel en México y se despide con una entrevista en la que deja ver su talante conciliador, su visión humanitaria y su deseo de que ambos países sigan avanzando hacia el siguiente nivel de una larga tradición de amistad, no exenta de conflictos.  

A punto de terminar su misión diplomática en México, el embajador de Israel, Zvi Tal, concedió a Enlace Judío una entrevista final. Hay un tono amargo o, si se quiere, ambivalente, en el tono de la breve conversación. Una sonrisa sosegada por una voz que, en un afán de mesura (al fin y al cabo, quien habla es un diplomático de carrera), se niega a decir lo que en apariencia desearía pronunciar; una nostalgia anticipada por dejar un país que, en sus palabras, lleva en la piel; y el deseo de que su sucesora encuentre las vías para completar lo que él ya no pudo ver realizado.

De los duros años de su gestión, atravesados por la cruenta pandemia, enrarecidos por el deseo mexicano de que Israel extradite a dos de sus ciudadanos, y endulzados por el festejo de los 70 años de una relación diplomática compleja y, según sus palabras, fructífera, Tal elige hablar, en primer lugar de la comunidad judía de México. Se le ha pedido que exponga los que, a su juicio, son los cinco momentos determinantes de su misión.

“Sin duda son momentos de grande cercanía con esta comunidad maravillosa. Lo he dicho varias veces —y me tocó ser el jefe de Departamento de la Diáspora del ministerio—, después de haber conocido comunidades judías en Europa, como la de Francia, Bélgica, Italia, la comunidad judía mexicana es algo espectacular, muy especial.

“Entonces, eventos, ceremonias, pero también en momentos de crisis, esta cercanía, esta complicidad, esta visión conjunta de una alianza inquebrantable que tenemos como Estado judío con las comunidades alrededor del mundo, esto resume uno de los cinco componentes, para no hablar de momentos en específico más importantes de mi misión diplomática en México”.

Más que de momentos específicos, de hechos registrados por la prensa, como la evacuación de la Embajada o las tensiones derivadas, Zvi Tal elige enumerar los “componentes” de su gestión. El segundo al que se refiere es “una especie de guion en mi misión, y eso también lo he dicho en varias ocasiones: soy afortunado que en nuestro equipo tengo agregados de otros ministerios, que son el agregado del Ministerio de la Economía, el agregado del Ministerio de Defensa, que comparten conmigo esta visión, y me estoy refiriendo, para encapsular esta idea, el tikún olam, el impacto social, el mejorar en las condiciones de vida de los pueblos, de la gente.

“Y eso significa que, bueno, obviamente, para fortalecer una relación diplomática, hay herramientas y hay intereses, pero siempre es importante no perder el aspecto humano porque, al final, es lo que va a cimentar la relación, va a transformarla en algo duradero y es lo que hemos intentado hacer.

Sea a través de asistencia humanitaria durante la pandemia, sea en compartir las buenas prácticas, la experiencia que tenemos y también transferir tecnologías israelíes para desarrollar distintos temas que son prioritarios para la administración mexicana, para los líderes a todos los niveles, que están enfrentando retos que son a veces retos globales. Entonces, la clave está en la unión de las capacidades, de las experiencias”.

Fiel a su estilo, Tal aprovecha la ocasión para hablar también de lo que se quedó pendiente. Así como, en el evento inaugural de las celebraciones por los 70 años de relaciones entre ambos países, el embajador usó su elocuencia para exigirle a México (si bien, mesuradamente) reciprocidad y congruencia con la palabra “amistad”, ahora dejó entrever su “frustración” por no haber visto materializado su deseo de que ciertos asuntos fuertemente mediatizados encontraran una salida durante su mandato.

“Y es que obviamente, en toda relación entre Estado y Estado hay dimensiones políticas, y empezando mis tareas aquí en México —estoy hablando de agosto, septiembre de 2019—, encontré mucha apreciación hacia Israel. ‘Tierra Santa’, ‘Startup Nation…’ Entonces, sentí que el potencial era enorme. Y bueno, ahora que estoy resumiendo y escribiendo los reportes y haciendo los balances, no es que no hemos tenido logros, pero creo que nos falta.

“Y esa es (una) buena noticia para la nueva embajadora, que todavía tiene un campo fértil para actuar, para desarrollar. Pero nos ha faltado también por un tema político. No es un secreto de Estado (lo) que estoy divulgando, el tema de las solicitudes de extradición de los ciudadanos mexicanos, y sí, lo lamento porque sucede en las relaciones entre países amigos y se debe separar ejes que son ejes legales de un compromiso para desarrollar relaciones que está basado en siete décadas de intercambios muy fructíferos en tantos temas, tantos campos”.

El estado de las extradiciones pendientes

Es imposible dejar pasar la ocasión para preguntarle al embajador por el estatus de las dos solicitudes de extradición a las que acaba de referirse sin mencionar nombres.

“En los próximos días o en las próximas semanas, espero que sí van a salir con una información muy concreta sobre estos casos” dice Tal.

Se abstiene de opinar sobre el “mérito” de las acusaciones y es enfático al decir que se trata de asuntos legales, no políticos, sobre los que la diplomacia tiene escasa influencia, pero se muestra optimista respecto a la posibilidad de encontrar una solución.

Para ello, dice, se requiere “una actitud creativa (…). Pero ahí estamos. Es un proceso legal, es importante subrayarlo, nos toca cuidarlo para que sea legal, sin interferir con consideraciones políticas”.

Si no lo hubiéramos visto en acción, si no conociéramos su sagacidad y su inteligencia, podríamos pensar que, cuando dice riendo “bueno, me faltan dos”, el embajador está obviando la artificialidad de la pregunta que se le ha hecho, porque justamente le hemos pedido que defina su misión en cinco momentos clave, que podrían haber sido siete u once.

El cuarto “componente” al que se refiere tiene una dimensión más humana, más subjetiva que política o diplomática. Es un componente emocional que lo desnuda como el hombre que, a pesar de su demostrado profesionalismo, se niega a abandonar su dimensión de ser humano, de individuo que ha tocado el corazón de mucha gente y que se ha dejado tocar, a su vez, por la calidez del pueblo que lo acogió los últimos años.

“Cuando me preguntan sobre las impresiones, sobre lo que voy a llevar conmigo a Israel, lo que me viene en mente es la calidez humana de los mexicanos. Bueno, es cierto que soy acostumbrado a los europeos, nací en un país europeo y son diferentes, son más cerrados. Pero es algo contagiante. Y por eso lo reitero, soy enamorado de este país, soy enamorado de su gente y mi canción preferida, ya la gente lo sabe, es ‘México en la piel’, y ya tengo a México en mi piel, en mi corazón.

“Entonces, voy a seguir siendo un embajador, entre comillas, de México en Israel”.

Y me da una satisfacción enorme ver que el pueblo israelí y los israelíes están descubriendo el México maravilloso, encantador, y no… padecemos, Israel y México, de una imagen no tan positiva que se refleja a través de los medios de comunicación, pero también a veces (en) series, Netflix, etcétera. Entonces, estoy feliz que la vean por sus propios ojos y que hay un incremento significante en el volumen de los turistas”.

De vuelta al plano frío de los intercambios materiales, el embajador Tal elige, como último punto a destacar, la “ventana que se abre en nuestra relación comercial y económica, que es relacionada al nearshoring, al hecho que tenemos plataformas muy adecuadas para aprovechar de esta ventana abierta con los tratados de libre comercio, Israel-México, Israel-Estados Unidos, Israel-Canadá, pero también en otro polo geográfico, que es el Medio Oriente, en particular el Golfo Pérsico árabe”.

Se refiere, desde luego, al “tratado que ya hemos firmado con los Emiratos Árabes y ojalá muy pronto con Bahrein, y después en otra región, quizás con Marruecos. Entonces, es una visión un poco más amplia, pero que tiene su sentido y estamos empujando mucho aquí, desde la embajada de Israel en México, para que los actores económicos importantes en Israel vean y entiendan que hay una oportunidad de oro”.

La reforma judicial

El tiempo se agota. El embajador Zvi Tal deberá continuar con su agenda, rematar los asuntos pendientes, antes de volar hacia Israel y dejar tras de sí un legado gigantesco. En ese, su país, se lleva a cabo ahora mismo un conflicto del que Enlace Judío quiere conocer su opinión: la polémica reforma al Poder Judicial.

No obtendremos de él una respuesta incendiaria ni un juicio categórico, sino una muestra más de su talante conciliador, de su inteligencia diplomática y de su conocimiento político. “El camino pasa a través del diálogo, el diálogo sincero, un diálogo ponderado, moderado, porque no sirve el deslegitimar la postura del otro lado”.

Pero no se guarda, al fin, el derecho de expresar su opinión personal. “En la Suprema Corte, bajo la presidencia del juez Barak, tuvimos el llamado activismo judicial, que cambió un poco las reglas del juego, y cambió también la relación, muy sencilla, entre los tres poderes. Cabe recordar que Israel no tiene una Constitución. Entonces, todo está basado en leyes básicas, por un lado, y también (en) la tradición británica del Judge-made law como una predisposición del Poder Judicial para un activismo.

“Pero todo, al final, se encuentra en la intensidad del activismo y entonces, sí, se necesita regular o ponderar para que la relación entre los tres poderes sea nuevamente sencilla, y aunque obviamente estoy preocupado por lo que vemos en las calles y en los pronunciamientos, también en las declaraciones, etcétera, al final estoy convencido que lo vamos a superar”.

Para despedirse, Zvi Tal deja en el registro un mensaje para “los que nos escuchan y que nos vean: no pensaba que iba a ser tan difícil regresar y dejar atrás esta comunidad, este país. Pero lo es. Y ojalá nos podamos encontrar en Jerusalén”.

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