En su resolución 65/L.72, la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011 designó el 30 de julio como Día Internacional de la Amistad. Quisiera aprovechar la fecha para resumir mis cuatro años de misión diplomática en México, que concluye en unos días.

Uno de los eventos más simbólicos en el marco de los 70 años de relaciones diplomáticas entre nuestros países fue la instalación de la Banca de la Amistad frente a la Embajada. Esta obra del artista mexicano Noé Katz ilustra los ricos y antiguos legados culturales de ambos pueblos, subrayando su centralidad en la narrativa de las dos naciones.

El hilo conductor de las actividades de la Embajada en estos cuatro años ha sido el fortalecimiento de los lazos entre las sociedades civiles, comúnmente conocido como la relación pueblo a pueblo.

Entre lo realizado con un poco de la característica “jutzpah” (audacia) judía, trajimos un grupo de mariachis israelíes al Festival Anual de Mariachis en Guadalajara en agosto de 2022, y al margen del Congreso anual de la Organización Internacional de la Viña y el Vino en Ensenada en noviembre de 2022, al Embajador del Vino Israelí para una degustación de vinos israelíes de gran calidad.

Guiados por Tikun Olam, nuestro principio ancestral que llama a transformar el mundo en un lugar mejor, durante la pandemia ofrecimos asistencia humanitaria a comunidades agrarias, hospitales y funcionarios en nueve estados, pero también cursos de MASHAV –nuestra Agencia para la Cooperación Internacional para el Desarrollo–, y el intercambio de nuestra experiencia y mejores prácticas en materia de gestión del agua y agricultura, empoderamiento de la mujer, protección civil y seguridad pública.

Los gestos de solidaridad y amistad son un ingrediente vital en las relaciones diplomáticas. Por ello, el pueblo israelí nunca olvidará que en los años setenta del siglo pasado, México siguió proporcionándole petróleo a pesar del boicot árabe. Israel respondió a los terremotos que afectaron a la Ciudad de México en 1985 y 2017 enviando equipos de rescate y resiliencia.

El fortalecimiento de los lazos de amistad a menudo va de la mano con proyectos en áreas de interés mutuo, como la arqueología: la colaboración entre expertos de ambos países en las excavaciones de Magdala en el norte de Israel es un ejemplo.

La gastronomía, los ritmos latinos y la artesanía se han vuelto muy populares, provocando un aumento de turistas israelíes en México. Promover los medios artísticos, como la literatura, cine, artes plásticas, es otra forma de descubrir la multifacética realidad israelí.

Quiero rendir homenaje a los muchos aliados mexicanos en esta relación de amistad, reconocidos como Octavio Paz y Rosario Castellanos, dedicados como los miembros del Grupo Parlamentario de Amistad México-Israel, entusiastas como los líderes religiosos y sus congregaciones, tan agradecidos con México y tan cercanos a Israel como los miembros de la maravillosa comunidad judía de este país.

¡Viva la amistad entre Israel y México!


Publicado originalmente en El Universal