Yo, árabe y musulmán de nacimiento, cultura y educación tradicionales marroquíes, no encuentro las palabras para decir lo horrorizado que estoy por lo que los militantes de Hamás les hicieron a los judíos.

La brutalidad, cuando ataca a mujeres y niños, se vuelve bárbara y no tiene excusa ni justificación.

Estoy horrorizado porque las imágenes que vi me tocaron hasta lo más profundo de mi humanidad.
Creo que podemos resistir una ocupación, luchar contra la colonización, pero no con estos actos de gran salvajismo.

La causa palestina murió el 7 de octubre de 2023, asesinada por elementos fanatizados, sumidos en una ideología islamista del peor tipo.

Hamás es el enemigo, no sólo del pueblo israelí, sino también del pueblo palestino.

Un enemigo cruel y sin ningún sentido político, manipulado por un país donde los homosexuales son arrojados desde el 4º piso, y donde los jóvenes opositores son ahorcados por una historia de llevar un velo en la cabeza.

La toma de rehenes y el chantaje para ejecutarlos no hacen más que exacerbar la ira de todos nosotros.

Esta brutalidad viene de muy lejos. Y también la ocupación y las humillaciones que sufren los jóvenes sin futuro, rápidamente asumidos por un movimiento islamista dependiente de la buena voluntad de Irán.

Después de la masacre, cualquiera que sea el número de muertos en ambos bandos, la barbarie ha permeado nuestra imaginación y hoy resulta difícil creer que estos hombres hicieran esto para “liberar” un territorio.

La guerra se libra entre soldados.

No matando a civiles inocentes.

Una herida para toda la humanidad

No, no hay razón para buscar lo que hicieron en las casas, en los campos, dondequiera que pudieron atrapar a los jóvenes de fiesta.

El horror es humano.

Quiero decir, los animales nunca habrían hecho lo que hizo Hamás.

Un ministro del gobierno de Netanyahu [el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant] llamó “animales” a los residentes de Gaza.

No, hay hombres sin conciencia, sin moral, sin humanidad que realizaron las masacres,
Y luego está una población que sufre, que no está armada ni es bárbara.

No confundamos a Hamás con la población (2,5 millones de personas) que vive bajo ocupación y embargo.

Lo digo, pero mi voz está sola.

Yo, en mi soledad, en mi tristeza y mi vergüenza como ser humano,
en mi disgusto por esta humanidad a la que me niego a pertenecer,

Yo digo que no.
Es una lucha que no honra su causa.

No, a estos aplausos en determinadas capitales árabes.
No, a este triunfo sangriento de los inocentes. No, a la ceguera de quienes mueven los hilos de una tragedia,
Mientras que, tarde o temprano, será la población palestina la que pagará esta pesada factura.

Llevaremos esta tragedia en nuestra memoria como una herida a toda la humanidad.

Una herida, nunca cerrada, nunca olvidada.


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