Enlace Judío – El invierno siempre ha sido una de mis estaciones favoritas. Por alguna razón extraña me gusta sentir el frío y me gusta que la noche se haga más larga. Es una época especial, en todas las culturas hay formas de celebrarla. Las festividades de invierno generalmente giran en torno a la familia y a la cercanía. Es una época dónde también se remarcan los contrastes, la luz que se enciende en la oscuridad, el árbol que perdura en la nieve. Pareciera que tener la muerte cerca también nos recuerda la belleza de la vida. Y ese contraste es uno de los principales temas de Janucá, la luz que se abre camino entre la oscuridad. La vida que se muestra ante nosotros. Es en general uno de los temas judíos por excelencia.

Jai

Una de las expresiones más bellas de D-os es Jai – Vida. Todas las mañanas agradecemos regresar a la vida y al comer pan recordamos el sustento y la vida que todo ser tiene. Finalmente cuando hablamos de aquello que persevera en el tiempo, que es eterno – de Unidad – hablamos de D-os. Es una decisión constante decidir verlo y ser participe. La Torá y la observancia religiosa te lleva a buscarlo.

Constantemente decimos que más que el pueblo elegido Israel fue el pueblo que eligió. La Revelación de D-os hacia Abraham no parte en sí de un análisis racional y filosófico puro, fue un pedazo del mismo, sino de un deseo de encuentro y servicio; de salir de uno mismo para unirse al mundo que lo rodeaba. Ésa es la principal característica de la experiencia mística y religiosa; el encuentro con la Vida y la Unidad.

Frente a la oscuridad del mundo uno necesita recordar que la posibilidad a una conexión mayor existe y que siempre podemos aferrarnos a la vida. Rab Sacks definía a Israel como el pueblo de la esperanza, tanto por la respuesta que dimos a la casi desaparición de nuestra cultura durante la época romana, como en la historia del mismo nombre “Israel”.

Jacobo y la esperanza

En este ensayo rab Sacks pregunta por qué es Jacobo el patriarca del cual tomamos su nombre, por qué es él quién da nacimiento a la nación de Israel. La respuesta se encuentra en la respuesta que Jacobo dio a la adversidad. Frente al reto, el veía ángeles. Creyó perder a un hijo en vida, fue perseguido por su hermano y luchó contra extranjeros, tuvo una vida sumamente difícil. Sin embargo fue la determinación de seguir viendo la belleza lo que lo hizo levantarse una y otra vez y lo que lo convirtió en el hombre tan fuerte y grande que fue.

“Jacob soportó la rivalidad de Esaú, el resentimiento de Labán, las tensiones entre sus esposas e hijos, la temprana muerte de su amada Raquel y la pérdida -durante veintidós años- de su hijo favorito, José. Dijo al Faraón: “Pocos y malos han sido los días de mi vida” (Gén. 47:9). Sin embargo, en el camino se “encontró” con ángeles, y tanto si luchaban con él como si subían la escalera al cielo, iluminaban la noche con un aura de la trascendencia.

Intentar, caer, temer y, sin embargo, seguir adelante: eso es lo que se necesita para ser un líder. Así era Jacobo, el hombre que en los momentos más bajos de su vida tuvo sus mayores visiones del cielo.”

(Convenant and Conversation)