Cuatro viajes a Israel, cuatro miradas, una conferencia. Así se publicitó el evento auspiciado por la Comunidad Ashkenazi, que tuvo lugar el 31 de febrero en el auditorio de la Yavne, en el que cuatro mexicanos ofrecieron sus testimonios sobre la situación en el Estado judío, cuando están por cumplirse cuatro meses desde el inicio de la guerra contra Hamás. 

 

 

Viajar a Israel fue, para ellos, una experiencia intensa y gratificante. Según sus testimonios, encontraron una sociedad unida y solidaria, un pueblo conmovido por el apoyo de las comunidades judías del mundo, y un país que se mantiene a flote pese a las tremendas tensiones psicológicas, emocionales y económicas que trajo consigo el conflicto bélico.

“Yo sabía que los yehudim que viven es Israel son muy resilientes (…) pero no sabía a qué punto”, dijo Java Sauer, voluntaria de la organización Momentum, que tan pronto como en los primeros días de noviembre viajó a Israel para encontrarse con madres de soldados de las FDI.

Sauer narró como la ciudad de Sderot, una de las más afectadas por el atentado de Hamás, se quedó vacía, como suspendida en el tiempo. Ahí conoció la historia de algunos sobrevivientes que debieron encerrarse en la bodega de una tienda de conveniencia mientras los terroristas de Hamás disparaban desde afuera.

Una de ellos, la madre de tres niños, tuvo que contener el dolor que le producía pensar que iba a morir, para darle ánimos a un chico que yacía herido, desangrándose a su lado. “¡Cómo puedes estar en los momentos más extremos de dificultad y pensar en el otro! Eso es amor. Eso es más allá del amor. No sé cómo explicarlo. Y así, historia tras historia tras historia”, dijo la activista.

“En Israel (lo que se vive) es una emuná shlemá, una confianza total en la misión judía: ser una luz para las naciones a costa de todo (…) y esto solamente se puede si estamos juntos. Si estamos unidos, vamos a poder. Sí, nos va a doler, va a ser difícil pero vamos a lograrlo”, concluyó.

En contraste Denny Michan, quien viajó en un grupo organizado por Keren Kayemet Le’Israel, consideró que ese país ha caído en la trampa de sus enemigos y se encuentra fisurado, puesto que una parte apoya la guerra contra Hamás sin importarle las consecuencias, mientras que la otra pide el retorno de los rehenes como única prioridad.

“Nos tocó la protesta de los 100 días en Tel Aviv, para liberar a los rehenes, y en verdad, cuando estás entre la gente, ya se empieza a sentir una vibra diferente. Y esto, para nosotros fue muy shockeante, porque en la mañana estuvimos en una base militar al lado de Gaza, viendo a soldados que entraban a Gaza en ese momento, despidiéndonos de ellos; todos ellos, agradecidísimos; soldados que están dando su vida, que están rifándosela, y que muchos de ellos probablemente ya no regresaron”.

Mientras que esos soldados, a decir de Michan, están convencidos de que solo necesitan tiempo para completar su misión y terminar con Hamás, los manifestantes en Tel Aviv quieren que el gobierno de Israel tramite la liberación de los rehenes a cualquier precio, incluso si eso implica la retirada de las tropas y permitir que Hamás siga gobernando la franja.

Michan narró su encuentro con una joven sobreviviente de la masacre del 7 de octubre, y recalcó lo extraño que resulta hablar de sobrevivientes judíos en pleno 2024. “Esta chava sobrevivió. Fue con cinco amigos a la fiesta, le dieron cuatro balazos, (estuvo) escondida en un bote de basura y sobrevivió por suerte que el que le disparó no fue un terrorista de Hamás: fue un civil de Gaza que tenía un arma y que no fue lo suficientemente preciso”.

Por su parte Isaac Shteremberg, quien viajó en un grupo pequeño organizado por el empresario y activista Isaac Assa, compartió su experiencia en el sur de Israel, donde se ha instalado una especie de campamento de restauración para los soldados que van hacia Gaza o que regresan de ahí. En ese lugar, los soldados reciben comida, baños y hasta masajes de relajación “para apapacharlos un poquito”.

Shteremberg, quien estudió Ciencia Política en Israel, se entrevistó con esos soldados y descubrió que ninguno de ellos quería hablar sobre política. “Los que aman más a Israel no quieren arriesgar de ninguna manera esta  unión que se logró, que es la que le está dando a Israel la fuerza en este momento”.

También dijo que “se ve un contraste muy fuerte entre Jerusalén y Tel Aviv en cuanto a los pósters que ves en todos lados. En Jerusalén todo es ‘B’yajad Nenatzeaj’ (‘juntos venceremos’), y en Tel Aviv todo es ‘Bring them Home’ (…). Todas las ONG que estaban organizando las protestas (contra Netanyahu) son las mismas que están organizando la campaña en favor de la liberación de los rehenes”.

Si bien admitió que su experiencia personal no puede considerarse representativa, Shteremberg compartió con el público su impresión respecto a una sociedad israelí que, en general, se opone a la visión de que hay que liberar a los rehenes a cualquier costo, y dijo que incluso sus amigos de izquierda se han “corrido” ligeramente hacia la derecha del espectro político tras el atentado del 7 de octubre.

Pero ese no fue el único efecto: la gente, en su percepción, también se está volviendo más religiosa en Israel, y puso como ejemplo el hecho de que personas de la sociedad secular empiezan a emplear frases como “al final, estamos en manos de Dios”.

Salomón Galante, quien viajó como voluntario de Olamí, dijo que se había sorprendido al encontrar un Israel muy diferente al que había visto en sus dos visitas previas. “Yo lo que vi fue un Israel como un poco en la controversia. A lo que me refiero es que, por un lado, la gente está muy ansiosa, muy metida en lo que está pasando, en las noticias (…), y por el otro lado, la gente está como muy sensible y muy dispuesta a ayudar”.

Según Galante, en Israel no hay nadie que no esté involucrado en el conflicto de alguna manera más o menos directa. Todos conocen a alguien que sobrevivió al atentado o que murió ahí; todos tienen familiares o amigos sirviendo en Gaza. “Todo mundo está sufriéndola y lo está viviendo en carne propia y en un círculo muy cercano”.

Finalmente, Java Sauer, quien convivió con mujeres que viven fuera de Israel pero son madres de soldados que se encuentran ahora mismo en Gaza, hizo notar la diferencia en que distintas comunidades judías del mundo han afrontado la situación. Dijo que en países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra o Australia, los judíos se han mostrado más abiertos y participativos en protestas y manifestaciones de apoyo a Israel.

En contraste, lamentó que en México “la gente se asustó muchísimo y se metió en la madriguera (…)”. Mencionó que en Chile, país en el que vivió, hay un gran antisemitismo (ahí vive la población palestina más grande del mundo fuera de Palestina), y que incluso tuvo que pedirle a sus hijos que dejaran de usar la kipá en público, y celebró que en México la situación sea totalmente distinta.

“Entonces sí creo que, de alguna forma, hay que tener confianza (…). El que nada debe nada teme. Debemos de sacar la cara y realmente… Valentía. Eso es lo que se está viviendo en Israel: valentía.  Ellos están dando su vida por nosotros, literal. Su vida, sus hijos, sus esposos… Su economía, su todo. Están dando su todo y más. ¿Cómo podemos apoyarlos nosotros a ellos?

“Si queremos ser parte de, algo de incomodidad debemos de tener. Ese es el crecimiento, no nos podemos quedar en nuestra zona de confort y menos en nuestra zona de pánico. Creo que tenemos que empaparnos de esa valentía, inspirarnos y poner la cara. Ellos nos necesitan”.

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

 

 

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