Observadores y analistas de la presente situación en Israel y de su entorno geopolítico coinciden en que nunca antes habría surgido un conjunto de dificultades y dilemas similar al que hoy nos abruma.

Tienen origen en la tragedia ocurrida el sombrío 7 de octubre que dio lugar a un áspero conjunto de resultados que conducen no solo a probables altibajos y deserciones en el nivel gubernamental y público. También afectan las actitudes de la comunidad internacional respecto a nuestro país.

En estas circunstancias, la unidad indispensable del pueblo conoce peligrosas lesiones como resultado de la ausencia de una amplia solidaridad por parte del gobierno de Netanyahu con las familias que desde hace 128 días sufren la ausencia de padres e hijos secuestrados por Hamás.

Y como si el peso de estos hechos fuera liviano se suman a ellos el radical declive de la economía israelí, los choques militares tanto en Gaza como en la frontera norte con Líbano y, en particular, la filosa discrepancia entre Benjamín Netanyahu y el alto mando militar en torno a la ocupación de Rafah, ubicada en el sur de la península que limita con Egipto.

Pienso que esta diferencia de posturas entre Bibi y el alto mando militar podría conducir a un vuelco internacional, en particular de Estados Unidos, contra Israel puesto que la ofensiva en Rafah multiplicará la desesperación y la resistencia de los refugiados y sus pobladores, un hecho que tanto Egipto como la opinión pública internacional no aceptarán.

A esta compleja situación se agregan los reiterados intentos de Irán de agredir a Israel mediante múltiples canales localizados en Irak, Líbano y Siria. Acciones que han obligado a miles de israelíes a abandonar sus hogares en las zonas norte y sur del país para tener último y precario refugio en estrechos cuartos de hotel.

Cabe recordar que Rafah da cabida a más de cien mil palestinos que la habitan, además de una suma igual de refugiados que hoy levantan tiendas de campaña. Para evitar el cruce de la frontera egipcia, El Cairo ha resuelto instalar tanques y cañones.

Triste panorama que explica la resistencia del alto mando israelí a invadir Rafah contrariando las intenciones de Bibi. En las últimas horas la Casa Blanca adhiere a esta postura abriendo lugar a un áspero contrapunto que puede conducir a la renuncia del comandante Halevi.

Y en este sombrío escenario es probable que Gantz y Eisenkot dejarán sus cargos en el gobierno al tiempo que crecerán las distancias entre el ministro de Defensa Gallant y Benjamín Netanyahu.

A estas inquietantes circunstancias cabe agregar la cambiante postura del presidente norteamericano. Abrumado por el cotejo electoral ya en camino, Biden exige la abreviación de este conflicto puesto que es capaz de acortar severamente las posibilidades de su reelección el próximo noviembre.

Sin duda: inquietos días nos esperan.


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